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Grínor Rojo: “A la literatura le cuesta hacerse cargo de la tortura”

En conversación con Juan Pablo Cárdenas, el crítico y ensayista se refirió a su libro “Las novelas de la dictadura y la postdictadura”. " La literatura y la crueldad en ese nivel no se llevan bien", dijo el académico.

Diario Uchile

  Jueves 24 de noviembre 2016 8:54 hrs. 
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¿Cuántas novelas se han escrito en relación con el golpe de Estado de 1973 en Chile? ¿Quiénes han sido los autores nacionales que desde el exilio han narrado la persecución política que existió a partir del bombardeo a La Moneda?

Hace algunos años el crítico, ensayista y académico de la Universidad de Chile, Grínor Rojo, comenzó una investigación sobre las obras chilenas que han relatado sucesos sobre la dictadura cívico- militar.

Así nació Las novelas de la dictadura y la postdictadura chilena (Lom Ediciones), libro que abarca 179 novelas escritas por autores nacionales y que refleja cómo la literatura se expresó a partir del 11 de septiembre de 1973.

En conversación con el periodista Juan Pablo Cárdenas, Grínor Rojo sostuvo que varios de los autores incluidos en la publicación experimentaron la tortura y persecución política.

Por ello, de una u otra forma, los textos dan cuenta de la realidad que se vivió en Chile a partir del golpe de Estado. “Esto no es testimonio, no es documentación, no es ciencias sociales, es literatura. Ahora, todas son ficción. Puede ser una ficción que está más menos cerca de la realidad y, en ese sentido, hay novelas que uno puede catalogar dentro de la tradición realista, pero hay otras que no tienen un ápice de contacto directo con la realidad, que no reproducen la realidad y que, sin embargo, están hablando de la dictadura”.

El escritor también indicó que algunos textos seleccionados representan grandes obras de la literatura latinoamericana, entre ellas, Casa de campo de José Donoso y No pasó nada de Antonio Skármeta.

Asimismo, explicó que gran parte de esta selección se hacen cargo de la tortura que existió en el país, pero otras “tratan de evitar por sobre todo el tratamiento ventajoso, espectacular, sensacionalista o amarillo, como dirían los periodistas, de la tortura, es decir, tratan de mostrar este flagelo como lo que él es”.

“La literatura y la tortura, la literatura y la crueldad en ese nivel no se llevan bien, porque a la escritura literaria le cuesta hacerse cargo de ese papel. Incluso alguien decía que era imposible que se hiciera cargo de esa naturaleza”, añadió.

Del mismo modo, Grínor Rojo manifestó que luego del golpe de Estado, la primera reacción de los escritores que fueron exiliados fue recuperar la novela histórica.“Es decir, que recomponen la historia de Chile tratando de pesquisar en el interior de su historia los factores de la barbarie “.

“Luego vienen las que tienen que ver con la instalación en el país del exilio y, en ese sentido, son novelas tremendamente problemáticas”, agregó.

Por último, el académico comentó que un ejemplo de este tipo de escritura de postdictadura se encuentra en las experiencias de Alejandra Costamagna, Alejandro Zambra y Álvaro Bisama: “Ahora hay un ciclo de novelas que son las de Los niños que yo digo en el libro y que son aquellos que quieren contar esa experiencia que es una experiencia distinta a sus padres que fueron a la cárcel, que sufrieron el Golpe”.

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