El texto busca acabar con el bicameralismo puro, instalado al salir de la Segunda Guerra Mundial para evitar la emergencia de un nuevo poder central fuerte. Este sistema ha sin embargo provocado cierto inmovilismo legislativo y una inestabilidad política crónica: en casi 70 años de vigencia de esta Constitución, los gobiernos han durado en promedio un año en Italia.
A pesar de la energía derrochada por Renzi en la campaña, los últimos sondeos vaticinaban una victoria del No con un avance de entre cinco y ocho puntos.
Desencantados de los políticos tradicionales, muchos jóvenes piensan votar No el domingo. “Estoy decidido a votar No; la reforma no me gusta por quienes la han redactado. Son incomparables con los padres de la Constitución de 1948 en términos de cultura jurídica y humanista”, cuenta Federico. Beatrice, por su parte, dice estar “desencantada. No veo personalidades políticas que se interesen realmente en las demandas de la población. Ni en el Partido Demócrata, que se dice de izquierda, ni del lado del Movimiento 5 Estrellas. Y a la derecha, no la considero”.
Un rechazo al gobierno de Renzi del que se nutre el populista Movimiento 5 Estrellas, del humorista Beppe Grillo. Dicho partido, que atrae a cada lado del espectro político por su discurso anticorrupción y euroescéptico, ya tiene más de cien parlamentarios y gobierna en unas treinta ciudades, entre ellas Roma y Turín. Sería favorito en caso de elecciones anticipadas si Matteo Renzi renuncia, una hipótesis que ha esgrimido si pierde el referendo.
Aunque no se convoquen nuevas elecciones, la incertidumbre política que resultaría de una victoria del No preocupa a los mercados. Podría tener consecuencias económicas importantes para Italia y para la zona euro.