Maite Alberdi (33) es de aquellas mujeres que tiene claro a dónde quiere llegar y lo que quiere hacer: viaja con sus películas, las promociona, escarba hasta encontrar historias, produce, va y viene entre festivales.
“No tengo mucho tiempo en realidad, no tengo mucha vida”, admite la realizadora que a principios de 2016 llegó a Madrid para competir en los Premios Goya con su documental La Once.
Hace unas semanas la documentalista fue distinguida con el Premio a la Mejor Dirección en el Festival Internacional de Cine de Ámsterdam por Los Niños, película que aborda el quehacer de un grupo de adultos con síndrome de Down y que será estrenada durante el primer semestre de 2017 en Chile.
El trabajo de Maite Alberdi despegó en 2011 cuando dio a conocer el documental El Salvavidas, cinta que cuenta la historia de un particular salvavidas que le teme al agua. Posteriormente, se consolidó con La Once (2014) y Yo no soy de aquí (2016). Todo esto, al alero del crecimiento de su empresa Micromundo Producciones.
Dentro de su agenda ya existen varios planes. Uno de ellos es El agente topo, telefilme que cuenta la historia de dos detectives privados que investigan en una casa de reposo los maltratos a adultos mayores. Este proyecto fue premiado por un fondo del CNTV por un monto cercano a los 95 millones de pesos.
Sin embargo, pese a todos sus trabajos en paralelo, Maite Alberdi reconoce que por estos días su única preocupación es Los Niños.
¿Cómo recibiste también el Premio a la Mejor Dirección en el Festival de Cine de Ámsterdam?
Fue bien emocionante, porque era la tercera vez que daban este premio y nosotros ya lo habíamos recibido en 2014 con La once. Entonces, fue un honor volver a recibirlo. Había muchas películas en competencia y yo admiro mucho a las otras directoras que estaban nominadas, entonces fue realmente un honor ser reconocida en esa categoría.
Entre tu productora, la promoción de las películas y su realización, ¿cómo organizas tu tiempo?
No tengo mucho tiempo en realidad, no tengo mucha vida. El cine independiente requiere muchas horas de trabajo y en realidad hago mucho malabarismo y trato de tener los trabajos en distintas etapas y trabajar en varias cosas al mismo tiempo, pero en general la distribución quita mucho tiempo y es importante ponerle esfuerzo para poder promocionar la película y que llegue a más gente, no sólo en Chile sino que afuera también.
¿No se vuelve un poco caótico en la práctica?
No, porque uno va aprendiendo cómo hacerlo, va aprendiendo a saber cuáles son las prioridades en la distribución y también en los procesos de producción y, por supuesto, que hay etapas que son incompatibles, por ejemplo, yo no podría estar en un rodaje y haciendo promoción o distribución. Entonces uno también se organiza para saber cómo va abordando las distintas etapas.
En tu caso, ¿cómo es el proceso de creación?
Yo creo que todas las películas son distintas. Hay cosas que parten desde el personaje que uno conoce o situaciones cercanas y familiares y otras que surgen a partir de un tema, lo que pasa en la mayoría de los casos. Entonces yo digo: esto me interesa, lo empiezo a investigar teóricamente y a partir de ese tema salgo a buscar personajes y entrevisto a mucha gente hasta que encuentro al personaje que yo me había imaginado. En el fondo parte de algo abstracto hasta encontrar a ese personaje perfecto que es como el ideal para contar la historia. A veces uno no lo encuentra y descarta los temas y descarta las historias. Uno no tiene tanta suerte en la vida como para ir conociendo todo el tiempo historias increíbles, como que hay que definitivamente salir a buscarlas.
¿Eso es algo que pasó con El salvavidas, donde entrevistaste a más de 100 personas para llegar a la historia?
Si, siempre entrevisto a mucha gente. Ahí partí del tema, como de la gente que pone normas en el verano y a partir de eso salí a buscar al salvavidas.
¿Cuáles son los personajes o los temas que te llaman la atención?
Creo que soy bastante abierta con los temas y los personajes. Tiene que ver con que tengan una buena historia que contar, pero no sólo la historia, sino que también que nos permitan hablar sobre un tema interesante de la sociedad. A mí me gusta en este momento contar historias en tiempo presente, cosa que yo realmente pueda seguir a mis personajes en su realidad para no sólo hablar del pasado. Me interesa lo que le está pasando al personaje ahora y si, varío bastante en mis gustos, no es como que esté cerrada a un tema, pero por su puesto la tercera edad siempre me ha llamado la atención y me va a seguir interesando, creo que es como mi foco, pero si voy cambiando.
Y en Los Niños, ¿cómo llegaste a abordar el tema del síndrome de Down?
Llegué porque tengo una tía con síndrome de Down que aparece en La Once. Siempre mi abuela tuvo la preocupación sobre qué iba a pasar con mi tía cuando ella se muriera. Así partió todo, porque ¿qué pasa los adultos con síndrome de Down que llegan a la adultez? Ahora la expectativa de vida aumentó y nadie los crio para ser adultos y la sociedad no está preparada. No hay legislación para adultos con síndrome de Down y otras capacidades, entonces como que a partir de ahí inicié la búsqueda de grupos de adultos con síndrome de Down que estuvieran enfrentando esa misma situación. Busqué en varios lugares hasta que me quedé con mis protagonistas.
Es compleja la realidad que ustedes abordan en Los Niños, porque como bien dices no existe una legislación laboral para ellos…
La situación en Chile es bien complicada y es muy distinta a otros países. Hace unas semanas se votó en el Congreso y no se aprobó la ley que anula el Artículo número 16 de la legislación laboral que dice que las personas con discapacidad intelectual se les puede pagar menos del sueldo mínimo, por lo tanto, es imposible pensar en una independencia para ellos. Está bien, no todos pueden trabajar, pero si hay muchos que si pueden hacer trabajos como cualquier otro, pero siempre van a ganar menos del sueldo mínimo, entonces es imposible que ellos conquisten una adultez. Esa es la base para mí de la desigualdad en este momento. Esto es lo mínimo, porque hoy no existe ningún tipo de incentivo laboral y, al mismo tiempo, las personas con síndrome de Down pueden estar en los colegios públicos hasta los 25 años. Entonces, ellos no pueden trabajar y no tienen un espacio para desarrollarse, lo que hace muy complejo esto, porque finalmente terminan quedándose en las casas sin hacer nada.
Pensando en un futuro Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, ¿hacia dónde debería ir orientada la discusión respecto de la promoción de la industria audiovisual?
Creo que las dificultades hoy en Chile no tienen que ver con hacer las películas, sino con distribuirlas y con llegar al público. Hoy se hacen muchas películas y se trabajan varios años en ellas, pero siempre el número de espectadores es reducido. Otros países tienen una ley de cuotas en las salas de cine, como lo que pasó con las radios para programar música chilena. En el cine creo que debería existir los mismo, o sea, una protección mínima al cine chileno en las salas que no se está haciendo, porque al final uno compite con superproducciones hollywoodenses lo que es impensado porque uno nunca va a lograr distribuir como ellos. Y, al mismo tiempo, creo que hay que trabajar en la generación de audiencias en colegios para que los niños que se acostumbren a ver otro tipo de contenidos.
Pero en el último tiempo si ha crecido la audiencia relativa a documentales…
Si, sin duda. Hoy existen iniciativas como MiraDoc y distribuidoras que se la están jugando como Market Chile, pero digo como en general, como en el audiovisual, más allá de que el panorama para el documental ha mejorado, creo que la gran barrera ha sido la audiencia.
¿Algún documentalista favorito?
Hay tantos. Me gusta mucho Philibert, que es un documentalista francés, por su capacidad de observar. En general admiro a muchos documentalistas como por sus formas de trabajar. Creo que en cada estilo tengo un favorito.
¿Te gustaría incursionar en otro género que no sea el documental?
A mí me encanta hacer documentales. Creo que a los directores del ficción como que nunca les preguntan si van a hacer un documental y es interesante que a los documentalistas nos pregunten si vamos a incursionar en otro género. Quizás sí, quizás no. En este momento me interesa trabajar con la realidad y creo que todo lo que pueda encontrar de la vida es mucho más interesante que lo que pueda llegar a inventar. El desafío es encontrar buenas historias y buenos personajes.