Diario y Radio Universidad Chile

Escritorio

De Schubert a Kanye West: las coordenadas musicales de Twelfth Day

El dúo escocés tocará este domingo en el festival Womad Chile, en el que mostrarán su nuevo disco y algunas de las versiones que han hecho, en arpa y violín, de artistas como el rapero estadounidense. En esta entrevista adelantan detalles del concierto, hablan de viajes por Asia y América y dicen que las barreras entre música clásica y popular son solo un invento.

Rodrigo Alarcón

  Miércoles 15 de febrero 2017 10:51 hrs. 
Twelfth-Day-1170x650

Compartir en

Las Orcadas -Orkney, en inglés- son un archipiélago al norte de Gran Bretaña. Entre las casi 70 islas que lo conforman, una veintena están deshabitadas. Y en sus ventosos paisajes viven apenas 20 mil habitantes. En esos remotos paisajes creció la violinista Catriona Price, quien junto a la arpista Esther Swift estará este domingo en un paisaje muy diferente: la Plaza de la Paz de Recoleta, en el marco del festival Womad Chile.

Ambas formaron el dúo Twelfth Day cuando aún estudiaban en el Royal Northern College of Music, en Manchester, y desde entonces han editado cinco discos. El más reciente, Cracks in the room, contiene once nuevas canciones que acaban de grabar y que se publicarán oficialmente en abril de este año. Santiago, por lo tanto, será uno de los primeros lugares donde las tocarán: “Acabamos de hacer nuestro primer concierto con el nuevo material en un festival de acá de Glasgow, Celtic Connections, y salió bien. Es bonito tocar nueva música, así que en Chile también vamos a tocar el nuevo disco”, adelanta Catriona Price desde la hoy fría Edimburgo.

“En el escenario solo vamos a ser Esther y yo, con nuestro violín y nuestra arpa, y las dos cantando. Tenemos como una hora para tocar, así que también vamos a tocar algunas de las viejas canciones y quizás uno o dos covers, eso lo tenemos que decidir”, añade.

La mención a los covers no es casual. Twelfth Day es un grupo que llama la atención por su formación de arpa y violín, por las sugerentes melodías que construyen con esos sonidos, pero también porque han llevado a su formato algunas canciones de música pop. Han hecho versiones de Morrissey, de Blondie y de ¡Kanye West! “También tocamos algo de Franz Schubert, el compositor alemán, que es como una canción folclórica. La gente ve a Schubert como un compositor ‘clásico’, pero en realidad, si escuchas su melodía, es una melodía tradicional, así que la arreglamos de esa forma”, explica la violinista.

837deffef78e25e932c4cda35440629f1cf8954e

Catriona Price.

Si la libertad para las versiones es llamativa, también pueden serlo sus pasaportes. En los últimos años, el dúo ha desarrollado un proyecto llamado Routes to Roots (Rutas a las Raíces), financiado por el Deutsche Bank, que les ha permitido viajar a Brasil, Mongolia, Canadá y Malaui, para colaborar con músicos de cada uno de esos países.

¿Cómo nació esa idea? “Fue una noche en que habíamos bebido vino y decíamos ‘podemos hacer esto’, ‘podemos hacer esto otro’. Nunca pensamos que pasaría realmente”, responde Catriona Price entre risas.

“Tomamos la idea de una organización que trabajaba en algo parecido y soñábamos con hacerlo algún día. Queríamos encontrarnos con músicos de otras tradiciones musicales, ver qué hacían, ver qué teníamos en común y qué era diferente, para aprender unos de otros. Luego apareció un financiamiento de la universidad donde hacía mi posgrado, postulamos y lo obtuvimos. La idea es no solo ir por una semana y leer algunos libros, sino que queremos aprender realmente de una manera orgánica, tratar de entender a los músicos y por qué hacen la música que hacen, en una forma más personal que académica”, relata.

“El próximo paso es que queremos traer músicos de cada uno de los lugares al Reino Unido, para colaborar todos juntos. Ojalá esto pueda ser el comienzo de una red global de artistas, donde se puedan hacer colaboraciones de intercambio cultural”, añade.

¿Por qué eligieron esos a países específicamente?

Bueno, por razones prácticas. Por ejemplo, en Malawi y Québec teníamos contactos y eso facilitaba todo, porque somos solo las dos gestionando todo y eso siempre es un desafío, ser capaces de organizar todo y al mismo tiempo enfocarnos en la música. También queríamos ir a Sudamérica y elegimos Brasil porque es un lugar donde hay muchas músicas diferentes. Cuando piensas en música brasileña, hay muchas cosas: el choro, el samba, la música indígena, el capoeira y más y más cosas. Era interesante conocer una tradición tan múltiple, tantas cosas distintas. ¿Cómo empezamos? Creo que por un amigo allá y él nos dio un montón de contactos. Después como que escribíamos por Facebook: “hola, estamos aquí” (risas) y la gente fue muy amable. Luego, quisimos ir a Mongolia porque escuchamos música mongoliana en un concierto acá, en el Festival Internacional de Edimburgo, y era muy única, muy distinta a cualquier otra cosa que hayamos escuchado, así que de nuevo fuimos a Facebook y contactamos gente (risas otra vez).

¿Esos viajes influenciaron el nuevo disco?

Es una pregunta interesante, porque nunca fuimos con esa intención, nos gusta hacer lo nuestro. No es como que dijéramos “oh, podemos usar esto que escuchamos en Malawi”. También pasa que no quieres hacer algo incorrecto, no quieres que una persona de Malawi te escuche tocando eso y diga “come on, guys” jajaja. Tiene que haber influencias inconscientes, me gusta pensar que es así. En realidad, ¿cómo podría no haberlas, si pasas tanto tiempo escuchando esa música y con esas personas?

¿Puedes contarme una buena historia sobre estos viajes? Me imagino que hay muchas.

Oh sí, muchas, ¡no sé si haya alguna apropiada!.

Puede ser solo sobre la música.

Bueno, en Malawi trabajamos con un coro de niños durante la primera semana. Nos quedamos en esa zona porque queríamos conocer músicos que no tenían ninguna relación con la cultura moderna. Incluso en los niños notamos que un montón querían tocar la guitarra y cantarnos sus canciones y eso era genial. Estábamos en un área muy remota, la mayoría de la gente no tenía electricidad, y con la posibilidad de conocer gente muy vieja y que ni siquiera en sus vidas habían escuchado radio o visto televisión, que no tenían influencia de la música pop norteamericana, básicamente. Ahí nos encontramos con un grupo que eran músicos por naturaleza, completamente de raíz. En realidad, la mayoría solo cantaban, porque no muchos podían comprarse un instrumento y cosas así, la mayoría de los instrumentos eran fabricados por ellos mismos, percusiones y cosas así. Ellos decían “empecemos en esta notaaaa” (imita el canto) y empezaban a cantar así no más, era una locura. La sola idea de organizarse para hacer música les parecía rara. No se organizaban, solo tocaban.

Volvamos a la música de Twelfth Day. Algo interesante es que hay elementos de música clásica, pero también hacen covers de música pop. ¿No les importan estas barreras convencionales entre música clásica y popular?

No, no nos importa. Los géneros están mal, básicamente son inventos sociales, porque antes del siglo XX, por decir algo, la música clásica era la música popular también. Antes del jazz, la música clásica lo era. Obviamente, esto es una generalización, porque depende del lugar del mundo, pero, por ejemplo, yo encuentro raro cuando una banda de rock desprecia la música clásica, porque las estructuras de acordes que hacen básicamente vienen de Mozart. Al final, son nombres para vender en las estanterías de las tiendas.

Nosotras fuimos afortunadas de crecer en ambientes en los que escuchamos mucha música diferente y eso influyó la forma en que hacemos música desde el comienzo. Nunca lo decidimos, nunca dijimos “vamos a hacer esto” o “vamos a hacer esto otro”, ambas cosas están bien. Música clásica o folclórica, hacemos las dos. Es muy entretenido tener un grupo donde puedes hacer lo que quieres. Alguien me dijo eso hace poco, que es bonito ver a gente que hace lo que quiere en el escenario y pensaba que así es como deberia ser, eso debería ser lo normal.

Es lo mismo que al escuchar, ¿no? A veces quieres escuchar música clásica y otras veces quieres escuchar música popular.

Claro, me gusta escuchar mucha música diferente. Escucho mucha radio, cuando estoy trabajando a veces pongo la radio de música clásica, después la cambio por otra música y después pongo la radio de noticias, donde no hay música. En realidad, creo que es una responsabilidad como músico: si quieres tener una mirada abierta tienes que escuchar de todo, así puedes encontrar nuevas ideas y seguir desarrollándote.

Síguenos en