Ley de Estacionamientos: Lo bueno, lo malo y el lobby

La nueva ley de estacionamientos ni siquiera se acerca a su espíritu original. Con una marcada tendencia hacia el perjuicio de los usuarios, el lobby parece haber ganado una nueva batalla. A continuación los pros y contras después de la entrada en vigencia de esta nueva normativa.

La nueva ley de estacionamientos ni siquiera se acerca a su espíritu original. Con una marcada tendencia hacia el perjuicio de los usuarios, el lobby parece haber ganado una nueva batalla. A continuación los pros y contras después de la entrada en vigencia de esta nueva normativa.

En Chile hay muchas cosas que funcionan al revés. Tener que pagarle a un local por ir a comprarle parece ser una de ellas. El negocio de los estacionamientos vivía un auge significativo y ya eran decenas de centros comerciales, centros de salud, supermercados y otros los que aprovechaban las bondades del mercado para facturar unos pesos extras. Eso hasta que algunos diputados repararon en el absurdo y decidieron tomar cartas en el asunto.

El antes y el después

La primera media hora gratis, las dos horas siguientes sin cobro a contra boleta y el pago por minutos y no por tramos para garantizar la justicia del cobro eran los altisonantes anuncios con que Fuad Chaín (DC), Marcelo Chávez (DC) y una camada de parlamentarios anunciaban el proyecto de ley. “Es tiempo de la ciudadanía”, se les escuchaba decir.

La derecha congresista alcanzó a poner el grito en el cielo y ahí comenzó la pugna. Que el proyecto contrariaba la libre competencia, que “afectaba de manera abusiva a quienes habían invertido en este negocio”, planteaba Iván Moreira, mientras que Juan Antonio Coloma decía que “la norma original era un anti-emprendimiento”.

Después de que la Cámara aprobara los 30 primeros minutos gratis y de que el Senado rechazara dicha moción, la ley entró a comisión mixta, instancia que reúne a integrantes de ambos espacios. El proyecto original indicaba lo siguiente: “La primera media hora de uso en dichos estacionamientos será gratuita, y no podrá condicionarse de forma alguna el ejercicio de este derecho establecido en la presente ley”. La comisión de ambas cámaras se inclinó en contra de la gratuidad argumentando que “exageraba a la hora de proteger a los consumidores, puesto que atentaba contra la libertad de emprendimiento legítimo“, según indica el sitio web del Senado.

La ley que salió del horno -y que vivió 27 meses de intensa tramitación- reza lo siguiente: Los primeros 29 minutos se cobrarán por minuto y, cumplida la media hora, las concesionarias podrán establecer cobro por minuto o por tramos de 10 minutos. La tarifa queda a arbitrio de cada empresa. Además, no se podrá cobrar por ticket perdido, se prohíbe redondear la tarifa hacia arriba y las concesionarias deben hacerse responsables de pérdidas, hurtos o daños que ocurran a autos dentro de sus dependencias. Esta última línea, que pareciera posicionarse del lado de los débiles, no es oro puro. La ley explicita que la empresa debe asumir la responsabilidad sólo en caso de no contar con las suficientes medidas de seguridad.

Todo indica que la máquina del lobby habría pasado una vez más la aplanadora por las dependencias del Congreso Nacional.

“Es un proyecto de ley que significa un avance en el derecho de los consumidores que evita que a los consumidores estén 10 minutos y se les cobre la primera media hora. Ahora solamente se le puede cobrar por lo que consumió”, celebró el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes cuando en septiembre del año pasado se aprobaba la nueva ley de estacionamientos.

Pecando de inocencia, el titular de Economía, no alcanzó a vislumbrar que las empresas que administran los estacionamientos podían llegar a manipular la nueva regla y orientarla a su favor. Hoy son varios los aparcamientos que han subido sus precios producto de la nueva ley, lo que consolida el autogol de la legislación vigente.

El muñequeo del lobby

“Acá el lobby nos ganó por goleada. Pocas veces me ha tocado ver tanto lobby”, sostiene Hernán Calderón, presidente de la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios (Conadecus). “Los administradores de estacionamientos son un cartel. En el traspaso de tramos a minutos hubo un paso que no se tenía previsto: que las empresas iban a generar un alza abusiva y descarada de todos sus servicios. Aprovecharse de un cambio de ley para subirle el precio al minuto del estacionamiento es una sinvergüenzura de marca mayor. La gran mayoría subió cerca de un 50% sus tarifas”, señaló.

En el escenario de la gestión de una ley que los perjudicaba, y acusando el ataque, el gremio de los estacionamientos se organizó y se dispuso a dar la pelea por lo que consideraban una medida completamente injusta. En medio de la discusión parlamentaria se creó la Asociación Chilena de Propietarios, Operadores y Concesionarios de Estacionamientos, presidida por Fernando Allende. La asociación gremial contrató la asesoría de la agencia de comunicaciones Extend. Uno de los históricos socios de dicha agencia era Juan Antonio Guzmán, director de la cuestionada SQM y administrador de edificios de decenas de miles de estacionamientos. Intereses para defenderse había de sobra.

Otro fuerte frente que opuso resistencia al avance de la nueva ley fue la Cámara Chilena de Centros Comerciales. Manuel Melero, su presidente, es socio director de Tironi Asociados, la consultora de comunicaciones del exMAPU Eugenio Tironi, famosa en el mundo del cabildeo. A la lucha, además, se sumaron lobbystas del sector del reatil y de las clínicas, entre otros.

¿Y ahora?

Ante el balazo en los pies, el diputado Chahín salió a dar la cara. “Queremos reponer la propuesta original”, manifestó públicamente a menos de una semana de su entrada en vigencia.

“Esta es una ley que hoy celebran las grandes empresas y sufren los consumidores. Para mí que mis compañeros de coalición hayan votado a favor es una vergüenza. Se pusieron de rodillas ante los empresarios. Es mejor no tener ley que esta mala ley. Perdimos todo lo sustantivo del proyecto original”, declaró en conversación con radio y diario Universidad de Chile.

-Después del estrepitoso fracaso, ¿qué le hace pensar que una reforma vaya a ser apoyada por los parlamentarios?

– Espero que los ciudadanos estén alerta y hagan presión. Ojalá este año electoral los parlamentarios estén menos sensibles al lobby y que los senadores de la comisión de Economía tengan un poco de pudor antes de volver a castigar de esta manera a los consumidores de Chile.

Lo único que se logró salvar de la idea original es la eliminación de la multa por ticket perdido y la gratuidad en caso de asistir a un centro de salud en atenciones de urgencia.

La ciudadanía presentó un problema y la solución fue peor. ¿Será mejor guardarse las quejas?





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