Reconstrucción incompleta: a 7 años del terremoto, 2.500 familias esperan sus viviendas

La autoridad a cargo explicó que los retrasos se deben factores como incumplimientos de los contratos por parte de las empresas inicialmente seleccionadas para la tarea. En tanto, desde el mundo del urbanismo sostienen que la envergadura de la destrucción supone un trabajo de, al menos, 10 años.

La autoridad a cargo explicó que los retrasos se deben factores como incumplimientos de los contratos por parte de las empresas inicialmente seleccionadas para la tarea. En tanto, desde el mundo del urbanismo sostienen que la envergadura de la destrucción supone un trabajo de, al menos, 10 años.

Este lunes se cumplen 7 años del terremoto que en 2010 azotó a la zona centro sur del país: dos gobiernos, dos planes de reconstrucción y aún quedan 2 mil 500 familias sin recibir sus viviendas definitivas pese a todas las promesas políticas de por medio.

Las cifras revelan una preocupante realidad, más cuando la misma zona volvió a ser afectada por una catástrofe de dimensiones mundiales: Hoy incendio y terremoto, pasado, presente y sus damnificados se funden para exigir respuestas.

En total, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, entidad encargada del proceso de reconstrucción post terremoto, ha invertido 52 mil 568 millones de dólares, dinero divido en subsidios, bonos y viviendas que tenían que alcanzar al total de los dos millones de damnificados. Sin embargo, y según se detalla en el último informe elaborado por la repartición del gobierno, a la fecha se han entregado un total de 222.604, 2 mil quinientas menos que las necesarias. De las pendientes, 11 no han iniciado obras, las otras estarían en construcción.

El rol de los privados y las disculpas del Estado

El encargado de reconstrucción del Minvu, Dante Parcari, explicó el retraso argumentando que los principales problemas para finalizar el proceso de reconstrucción son la extensión y dispersión geográfica como a la escacez de empresas constructoras locales.

Así, detalló que hay familias con subsidio, pero sin empresa que construya; otros afectados tuvieron que solucionar problemas de dominio de suelo, lo que también retrasó el proceso; “En muchas comunas no existía mano de obra calificada ni materiales deconstrucción accesibles. Hubo otras firmas que abandonaron las obras y detectamos varias que tenían mal desempeño, por lo que tuvimos que terminar contratos e incorporar nuevas”.

Ejemplos de estas falencias son los que se viven, por ejemplo, en la población Mirador Altos de Bellavista de San Antonio, donde se debió demoler las 156 casas reconstruídas porque presentaban serios defectos de edificación, faenas que deberían terminar en noviembre de 2017.

Las zonas de rezago se repiten en Concepción, Tucapel y Parral. Sin embargo, en todas las regiones afectadas aún hay viviendas sin entregar.

No solo viviendas

La deuda no es solo en materia habitacional: puentes, pasos, hospitales, reparación de edificios patrimoniales, bordes costeros, plazas e iglesias son parte de la lista de obras que tampoo se encuentra cumplida en su totalidad.

A juicio de Iván Poduje, experto en la materia, “no se podía pretender que el proceso estuviera terminado en 4 años”, ese no era un plazo razonable. Para el urbanista, lo apropiado hubiese sido trabajar con tiempos de diez o doce años, lo que realmente toma un proceso de reconstrucción de esta envergadura.





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