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Año XVI, 25 de abril de 2024


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Director del Centro Sismológico Nacional

Sismólogo Sergio Barrientos: “Conocemos más del espacio que de nuestros océanos”

El experto cree que Chile ha mejorado mucho a la hora de abordar situaciones sísmicas, sin embargo, asegura que falta mucha investigación, sobre todo respecto del fondo marino, que podría ayudar a preparar al país para futuros movimientos telúricos. A pesar de eso, es de los que piensan que los mecanismos de predicción prácticamente no existen.

Martín Espinoza

  Martes 25 de abril 2017 13:08 hrs. 
FOTO SERGIO BARRIENTOS

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El académico y director del Centro Nacional de Sismología de la Universidad de Chile, Dr. Sergio Barrientos, se refirió a los movimientos telúricos que han sucedido en las últimas jornadas. El experto explicó la relación de los temblores con el fondo marino y reconoció que faltan investigaciones sobre océanos, datos que permitirían ayudar a prevenir maremotos.

¿Por qué se genera este movimiento en las placas?

La tierra es una máquina de calor. La temperatura del núcleo interno de la Tierra está a unos 5.000° y ese calor tiende a salir. La manera más eficiente de hacerlo es a través de convección, eso significa que se mueve material al interior del manto, al igual que la tetera con el agua hirviendo. Cuando se calienta la parte de abajo de una tetera, el agua se calienta, pierde densidad, se hace más liviana y sube. Después baja por los lados y eso genera lo que se llama una “celda de convección”. Esto significa que el agua se está moviendo continuamente, calendándose desde el punto en el que está el fuego, subiendo y bajando por los costados de la tetera y llegando nuevamente al fondo. Así vuelve a calentarse y sigue girando. Eso es lo que sucede en la Tierra. Este movimiento arrastra a las placas que están en la superficie. Las placas son una especie de costra, pero como hay convección se empieza a mover una placa respecto a otra. Las placas se mueven porque hay calor que está tratando de liberarse del interior de la tierra para establecer un equilibrio isotermal -de la misma temperatura- para que la tierra tenga la misma temperatura que el espacio. Dependiendo de la configuración de las placas -hay algunas que son más pesadas que otras-, las placas más pesadas se hunden bajo las que son más livianas.

¿Cómo se relaciona esto con las montañas que existen en el fondo marino?

Hay una cierta topografía en el fondo marino. Esa topografía se genera cuando la placa se produce. Si te imaginas un mapa de topografía del fondo marino te das cuenta que hay cordilleras en el fondo oceánico. Esas cordilleras es por donde sale material, que se adosa a las placas y las placas empiezan a moverse. Algunas veces hay mayor emisión de material y se forman montañas. Esas montañas, al entrar en contacto con otra placa, traban el movimiento con la placa que está por arriba. Esas montañas, entonces, actúan como asperezas geométricas. Es ahí donde se cree que traban el movimiento y, cuando ya no soportan más, se desplazan y aparecen los terremotos.

¿Es cierto que tenemos pocos estudios respecto a la realidad de nuestro fondo marino?

Es cierto, acá en Chile y en el mundo entero. Conocemos más del espacio que de nuestros propios océanos, sobre todo con lo que ocurre en nuestro fondo marino. La investigación en el fondo del mar es bastante cara, por eso ha costado mucho conocer algunos procesos. Recientemente se han hecho algunos esfuerzos importantes para conocer lo que está sucediendo en estas cordilleras mesodorsales. Podría haber mucha más investigación pero los costos son muy altos porque se requieren barcos y sistemas de observación que, en general, son bastante caros.

¿En qué podría ayudarnos el profundizar estos estudios?

Nosotros creemos que el fondo oceánico se está deformando. Podemos ver cómo el continente se está deformando y queremos ver cómo, para prepararnos para los futuros terremotos. La implicancia que tiene es determinar la probabilidad de que el próximo terremoto genere maremoto o no. Nosotros podríamos tener algunas luces, o intentar conocer algunas hipótesis, el tipo de deformación que se está produciendo en el fondo oceánico, por ejemplo. En este momento no lo podemos hacer porque no existen sistemas de observación. Japón lo está iniciando.

¿No hay nada que se pueda hacer, a través de la profundización de la investigación, para aumentar el grado de predictibilidad de este tipo de sucesos?

No. Japón tiene una cantidad de instrumentos impresionante y aun así no se ha podido lograr elaborar una hipótesis que permita establecer con credibilidad la predicción de un terremoto. Hay gente que opina que el problema de los terremotos no se sabe si se puede predecir. No se sabe si en el futuro va a haber las condiciones para predecir terremotos. Es un problema tan no-lineal que depende mucho de las condiciones iniciales. Esas condiciones iniciales de tensiones no las conocemos, no las podemos medir. Será muy difícil establecer algún mecanismo de predicción.

El modelo para enfrentar este tipo de situaciones en el país, ¿va por buen camino?

Hemos mejorado muchísimo con respecto a lo que teníamos cinco años atrás. Los avances han sido tremendos, tanto en los sistemas de observación como en la respuesta de la población. Hemos visto cómo hemos respondido ante esta situación sísmica con evacuaciones ordenadas, cosa que no era visto con anterioridad, por ejemplo antes de 2010.

El terremoto de 2010 fue una enseñanza importante…

Claro que sí.

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