La ciudad de Córdoba en Argentina ha jugado un papel muy importante en nuestro continente en relación al movimiento de los trabajadores y de los estudiantes. Uno de los episodios más recordados es el llamado “Cordobazo”, el cual fue determinante para lo que posteriormente ocurrió en la dictadura de Juan Carlos Onganía y en las dictaduras de América Latina en general.
En entrevista con Juan Pablo Cárdenas, el médico Jorge Las Heras Bonetto conversó sobre su nuevo libro “El Cordobazo”.
En el dicho texto, su autor entrega los antecedentes sobre lo que le tocó vivir en la ciudad argentina, durante mayo de 1969, semanas antes cursar una beca en Santiago.
¿Qué se entiende por el Cordobazo?
Estamos hablando de una historia que sucedió hace casi 50 años en un momento de América Latina donde estábamos rodeados de dictaduras militares. En Argentina había ocurrido hace muy poco tiempo un golpe contra el último presidente democrático, que era Arturo Illia, un político radical, médico, un hombre muy ponderado y serio, que finalmente murió en la pobreza.
Llegó una dictadura dirigida por Onganía que estaba apoyada por un clericalismo fundamentalista en Argentina, donde había grupos como el Opus Dei, que buscaban instalar en el país un sistema corporativo y terminar con la democracia. Este proceso afectó primeramente a las universidades, porque, desde siempre, éstas han estado muy vinculadas con movimientos democráticos.
La primera reacción que tuvo Onganía fue en la universidad de Buenos Aires. Él la intervino y esto significó la llamaba noche de los sables largos y la migración de cientos de académicos, muchos de los cuales llegaron a Chile en ese momento.
Este proceso continuó y fue madurando. Al principio hubo mucha represión, pero después la gente se fue acomodando a esta dictadura y se fueron produciendo fenómenos económicos y sindicales que de alguna manera contribuyeron a agudizar la situación contra Onganía.
Córdoba es una ciudad histórica, desde el punto de vista de sus movimientos universitarios. Ahí es donde ocurrió la reforma del año 18 y, curiosamente, su universidad siempre ha sido un centro muy importante al proyectar movimientos para toda América Latina. Esa es la razón por la que partió.
Se produce un enorme estallido estudiantil y sindical que lleva a la dictadura de Onganía a mandar fuerzas armadas e intervenir esta ciudad. Entre algunas de las cosas muy aleccionadoras de este libro está la conjunción entre los trabajadores y los estudiantes. Ahí se marca una férrea relación entre los obreros y el movimiento estudiantil, cuestión que acá no ha sucedido hasta el día de hoy ¿Cómo se produce en Argentina esta conjunción?
Yo creo que todos los que hemos sido dirigentes estudiantiles, hemos soñado con esta alianza. Estamos conscientes de que los procesos revolucionarios en el mundo nunca se han dado solamente por los estudiantes, porque no tienen suficiente fuerza, no son económicamente productivos.
En Córdoba los sindicatos tenían mucho poder porque era una ciudad industrial, que tenía bastante energía desde el punto de vista de sus sindicalistas y, curiosamente, algunos de estos no partidarios de Perón, es decir, no pertenecían a la tradición y a la historia del peronismo, que tenía sindicatos muy corruptos y manipulados por el ex presidente en su momento.
En esta ciudad había un sindicato que se llamaba Luz y fuerza y estaba dirigido por una persona muy especial, yo digo que era como un paradigma de un hombre político. Me refiero a Agustín Tosco, un hombre de izquierda, que no era ni peronista ni anti peronista. En un momento fue muy vinculado con el Partido Comunista, pero después se salió.
Este hombre fue la cabeza detrás de la cual se sumaron los estudiantes. Esto es distinto a lo que ocurrió en mayo del 68 en París porque en este caso los estudiantes que nos sumamos tuvimos un rol secundario respecto de lo que hacían los obreros. Eran que ellos quienes salieron de las fábricas, ocuparon las calles y enfrentaron a la policía y hasta al Ejército.
De alguna forma el Cordobazo tiene repercusiones en un peronismo que está bastante disgregado, porque logra cambiar en algo la ruta de los militares. Después de este episodio ya no fue lo mismo en Argentina y las explosiones sociales se empezaron a reproducir, pese los costos. Tal como aparece en el libro, hay héroes, pero también muchas víctimas…
Córdoba siempre ha sido una ciudad muy anti peronista. El golpe militar contra Perón el año 55 tuvo su origen y su centro allí. La universidad tampoco ha sido territorio del peronismo, particularmente en Córdoba.
Lo que ocurre en esta ciudad es que los sindicatos, que eran de gente con bastantes recursos, empezaron a perder beneficios y eso los movilizó. El famoso sábado inglés que era un beneficio que tenían todos los obreros se los quitó Onganía, además de otros elementos que los trabajadores habían obtenido gracias a la lucha sindical.
Esto que movilizó a los obreros, permitió sumar a los estudiantes. En el fondo, fue un movimiento en el que salimos juntos, fue muy notable. Era mano con mano. Yo tengo fotos en el libro donde se ve a Tosco a la cabeza, rodeado de estudiantes y obreros.
Veo que le asigna mucho valor al gringo Tosco…
Yo tuve el privilegio de conocerlo. Compartimos algunas noches de bohemia porque cuando nosotros salíamos de reuniones de estudiantes nos íbamos a comer a un lugar en el barrio Clínicas. Nos juntábamos ahí y llegaba Tosco con otros dirigentes sindicales y nos decía que los estudiantes solos nunca harían una revolución. Era un hombre extremadamente honesto, que nunca dejó de trabajar siendo dirigente. Siempre cumplió su jornada laboral a pesar de que podría haberlo evitado. Marchaba con su overol y estaba siempre a la cabeza de los procesos, en los debates, en las discusiones y en las luchas. Era realmente un paradigma de dirigente sindical.
Además, era un hombre joven, no comparable con Clotario Blest.
Clotario era distinto porque era más místico, casi un profeta. En cambio, Tosco era un político con una habilidad teórica tremenda: él podía discutir cualquier tema en profundidad. Eso le dio mucho liderazgo al movimiento.
Uno concluye que este libro se debe también a la situación privilegiada que tuvo el autor de vivir estas circunstancias.
Fueron mis últimas semanas en Córdoba antes de venir hacer una beca a Chile, en el año 69. Yo me recibí de médico justo cuando se produjo todo este proceso. Vino el Cordobazo y dos semanas después me vine a Santiago.
¿Por qué el interés de hacer este libro después de 50 años?
Yo no soy escritor, ni historiador, ni sociólogo: soy médico y académico principalmente. Sin embargo, me gusta escribir. Ya había escrito un libro sobre mayo del 68 y otro sobre la reforma universitaria. Creo que uno debe escribir lo que ha vivido.
En el libro yo no cuento crónicas personales, sino que trato de hacer una descripción lo más acercada posible a la realidad que se vivía en todos los ámbitos: político, sindical, religioso y militar. Me demoré como cuatro años en escribir este libro. Es una experiencia muy linda contar algo que uno siente que tuvo impacto en nuestra vida como estudiantes y latinoamericanos.
Este libro me parece muy interesante para descubrir nuestras situaciones comunes, pero también nuestras diferencias. De paso, diré algo que puede ser políticamente incorrecto, pero yo veo que los argentinos demuestran, al menos en este episodio, un coraje que acá no se ha conocido.
Yo creo que los pueblos son resultado de circunstancias y en Chile han vivido episodios muy difíciles. Estuve acá el año del golpe militar y sin duda que se vivieron momentos muy críticos.
En Córdoba se dieron condiciones especiales porque teníamos este barrio universitario, el barrio Clínica, que se transformaba en un fortín siempre que había un movimiento estudiantil. Era impenetrable, la policía no podía entrar al barrio. Estaba llena de pensiones estudiantiles y desde los techos se arrojaban todo tipo de cosas a la policía. Eso facilitó mucho la tarea.
En Argentina se han vivido revoluciones de muchos tipos. Lo que yo valoro de este episodio, sin ser ni historiador ni sociólogo, es que a partir de este momento crecieron los movimientos guerrilleros en el país, yo diría que este fue como el primer movimiento de guerrilla urbana en Argentina.
Muchos de los que fueron después dirigentes del ERP (Ejército Revolucionario del Peublo) y de los Montoneros, estuvieron en una trinchera al lado mío. Muchos fueron mis amigos, que desaparecieron muy poco tiempo después cuando llego el gobierno de Jorge Videla, que fue el que estableció la represión completa. Hubo una historia que partió con esto y que de alguna manera radicalizó lo que fue posteriormente el movimiento estudiantil y obrero.