Encuestas quitan fuerza a tesis del camino propio de la Democracia Cristiana

Llevan años en un descenso electoral progresivo, por lo que buscan revertir la situación endureciendo sus posturas frente a los otros partidos de la Nueva Mayoría. Pero en la realidad política, el escenario no es favorable, principalmente porque la apuesta presidencial de Carolina Goic no logra despegar.

Llevan años en un descenso electoral progresivo, por lo que buscan revertir la situación endureciendo sus posturas frente a los otros partidos de la Nueva Mayoría. Pero en la realidad política, el escenario no es favorable, principalmente porque la apuesta presidencial de Carolina Goic no logra despegar.

La cuota de tensión en la Nueva Mayoría hoy la pone la Democracia Cristiana. Luego de que la colectividad decidiera que Carolina Goic no participaría en primarias e iría directo a competir en la primera vuelta presidencial, la dinámica interna de la coalición de gobierno tiene a la Nueva Mayoría a punto de un colapso presidencial.

El partido no ha tomado sus posiciones por impulso. Dentro de las cúpulas existe una inquietud respecto del rol que juega la DC en la política nacional. Algunos ven que han cedido mucho terreno a la izquierda dentro del histórico pacto que tienen con el Partido Socialista, el PPD, entre otros. Por esto es que hoy domina un deseo de recuperar el poder perdido, lo que actualmente guía las decisiones, según han señalado fuentes de la colectividad a nuestro medio.

Pese a esto, más allá de instalar la tensión con sus pares de conglomerado, no se aprecia un mayor impacto político que coincida con lo que pretende instalar la Democracia Cristiana. Una candidatura presidencial que se mantiene estancada por meses es una de las muestras de que, probablemente, la Falange no acierta del todo en el foco con su actual posición.

La progresiva crisis falangista

El retroceso demócrata cristiano se evidencia en las urnas. Si bien el partido sigue influyendo e incluso condicionando muchos de los proyectos legislativos en nuestro país, (como es el caso del aborto o la reforma laboral durante la actual gestión de Michelle Bachelet), han perdido votos.

Desde la elección municipal de 2004 hasta la última realizada en 2016, en candidaturas de concejales, la DC ha vivido un descenso progresivo en la cantidad de votos. En 2004 ocuparon un 18,14% de las preferencias de electorado, mientras que en la versión recién pasada bajaron al 12,75%.

Situación más crítica a la que han experimentado los otros partidos que vienen de la Concertación. Por ejemplo, la otra colectividad apéndice del pacto, el Partido Socialista, no ha sufrido una variación importante, puesto que desde la elección de concejales en 2004 hasta la de 2016, disminuyó de 10,90% a un 10,71%. Un descenso más leve ha afectado al PPD, quien en los mencionados comicios cayó de un 9,97% a un 8,85%. Mientras que caso contrario le ha tocado al Partido Radical, quien ha subido en los mismos períodos de 4,60% a un 7,40%.

Asimismo, en la interna reconocen el historial crítico que han arrastrado en las últimas tres décadas. Un hecho que grafica el mal momento prolongado es que hace casi un cuarto de siglo que no tienen un candidato competitivo, puesto que el último fue Eduardo Frei Ruiz-Tagle en 1993. En tanto, el doctor en ciencia política y militante DC, Carlos Huneeus, recuerda que “la Democracia Cristiana se ha desplomado electoralmente desde 1997, durante el gobierno de Frei Ruiz-Tagle, en el momento de mayor prosperidad económica. Perdió más medio millón de votos, cuatro puntos en la elección de 1997, que no fue presidencial pero fue el partido más perjudicado”, dijo a nuestro medio.

Huneeus señala que no se han estudiado bien las causas de esta caída electoral, pero reconoce que también existen otros puntos de inflexión en los que se ha acrecentado la enfermedad del partido. Uno se registra en 2008, cuando expulsaron de sus filas al fallecido Adolfo Zaldívar. La decisión provocó también la renuncia de tres parlamentarios de la colectividad, lo que hizo que la entonces Concertación perdiera la mayoría en la Cámara de Diputados, pero además, instaló un clima de división al interior de la DC, según asegura el especialista.

El otro punto de inflexión sería el perfil de la coalición que habitan. En la falange muchos han declarado que la Nueva Mayoría, ex Concertación, se ha “izquierdizado”, generando incomodidad y nuevos internos entre quienes apoyan este movimiento y los que buscan el retorno al añorado centro político. Huneeus repara en este punto señalando que definir qué son las políticas de centro es algo ambiguo en lo que nunca habrá acuerdo. Así, precisa en que lo que realmente se busca “recuperar” identitariamente es el carácter “vanguardista” de la DC.

El cientista propone “impulsar un cambio político en el sistema de partidos que signifique terminar con la política de carteles, que movilizan a menos del 40% del electorado, e impulsar un cambio en el sistema político”, para ello, explica, resulta fundamental que la DC tome “el sartén por el mango”.

La apuesta mayoritaria

Las cúpulas, personalizadas principalmente en Carolina Goic, Gutenberg Martínez y Mariana Aylwin, buscan revertir la situación y para esto hablan de una “apuesta a largo plazo”. El ex secretario general de la colectividad e influyente militante dentro de la cúpula DC, Víctor Maldonado, explica:

“Hicimos una cosa difícil de ver en la política chilena. Una apuesta valiente, no es un cálculo. La DC no está defendiendo intereses chicos ni de la coyuntura, lo que estamos tratando de hacer es decir que esta es nuestra posición, esta es la marca de lo que sigue, la definición de las propias propuestas y luego el diálogo con nuestros socios de la centro izquierda”, aseguró a Radio Universidad de Chile.

La expresión real de esta avanzada fue la votación de la Junta Nacional del partido realizada el 29 de abril, en la que los representantes de la militancia decidieron con un 63% a favor que Carolina Goic, la abanderada presidencial de la falange, iría directamente a primera vuelta sin participar en las primarias de la Nueva Mayoría.

Con esto la DC busca marcar su posición inicial de cara a un acuerdo futuro con el resto de los partidos. Según explican, el diseño incluye tratar de lograr un acuerdo parlamentario con el resto del bloque, pese a que compitan con dos presidenciables en primera vuelta, algo que (por ahora) parece difícil de alcanzar.

Maldonado dice que el ideal del partido es definir su perfil pero manteniendo el pacto con el resto de la Nueva Mayoría:

“Si no eres percibido por la opinión pública como un actor específico, no tienes posibilidades de subsistir, y si no estás dentro de una coalición no puedes gobernar el país. Lo que tienes que conseguir es un equilibrio. Lo que tratamos de hacer es conseguir las dos cosas”, indicó.

Además de Carolina Goic, los voceros de la ofensiva DC han sido rostros de la tradición concertacionista del partido. Gutenberg Martínez es cita obligada a la hora de criticar la conducción de la Nueva Mayoría. Otra es Mariana Aylwin, quien en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile coincidió en las críticas, añadiendo que uno de los principales problemas de la coalición es el clima anti Concertación que se ha instalado.

“Es lo que la Democracia Cristiana tenía que hacer, el camino de más de lo mismo era peor. Cada vez menos votos, menos parlamentarios. Es una oferta que la sociedad ya no quiere. En otros países la gente se entusiasma con cosas distintas y la Nueva Mayoría no le ofrece algo nuevo a la ciudadanía. Eso tiene que hacerlo la Democracia Cristiana, y no sólo ella, tiene que hacerla con otros, pero no siempre con los mismos. Es como un matrimonio mal avenido ¿Por qué tenemos que seguir juntos y no estamos en otra parte. La Democracia Cristiana tiene que hacer su camino”, manifestó Aylwin.

La ex ministra de Educación no especificó con quiénes podría la DC seguir un camino. Pero es conocido que la hija del ex presidente Patricio Aylwin pertenece al ala más de derecha de la Falange, tanto que desde abril es parte del comité editorial de la Fundación Futuro de Sebastián Piñera. Incluso, en conversación con Radio Duna Aylwin expresó que en caso de que su partido no llevara candidato a La Moneda, el electorado se inclinaría por Piñera, aunque añadió que en tal escenario, ella anularía o dejaría el voto en blanco.

En este contexto, Aylwin expresó que ve difícil que la DC pueda continuar en el mismo pacto con el Partido Comunista, colectividad con la que más diferencias ideológicas tienen, aunque señaló que no es imposible llegar a un acuerdo: “Para ponerse de acuerdo hay que buscar algo que tenga sentido y no eslogans y reformas que no apuntan a lo que la gente está esperando”.

¿Cuán real es el “camino propio”?

La apuesta presidencial sirve de indicador. En esto, se puede evidenciar que la avanzada de la Democracia Cristiana no va por buen camino. Carolina Goic se mantuvo estancada con un 2% en las encuestas Adimark de marzo y abril, posición idéntica a la que vivía en 2013 Claudio Orrego en aquel período, quien marcaba la misma cifra en la encuesta UDP. Tampoco hubo grandes cambios en la medición de Adimark de mayo, recién publicado, porque Goic apenas subió un punto. En tanto, la expectación en la Nueva Mayoría se centra en los resultado que arroje la medición del CEP.

Además de la hasta ahora débil candidatura de Carolina Goic, deben lidiar con la disidencia interna y la pérdida de fuerza de movilización de militantes. La expresión popular de la Democracia Cristiana no es la misma que en 1964, cuando aglutinaron a 300 mil jóvenes alrededor de Eduardo Frei Montalva. Hoy la proclamación de Goic se realizó a puertas cerradas en el reducido espacio del Círculo Español de Santiago.

Y ni siquiera cuentan con un apoyo transversal interno, incluso en la transformación, un histórico como Ricardo Hormazabal, decidió no refichar. En la Junta Nacional, el rechazo al camino propio alcanzó un 37% De los que siguen dentro, el diputado Víctor Torres y el senador Jorge Pizarro son parte de los sectores críticos a la apuesta de las cúpulas. Pizarro explicitó a Radio y Diario Universidad de Chile que la manera de tomar el camino no fue correcta:

“Es una decisión que el partido tomó sin mucho debate y sin tomar mucha consciencia del impacto político que puede significar. Es una apuesta muy arriesgada que se toma producto de buscar alternativas distintas de relacionarse con el mundo de los sectores medios (y) populares de nuestro país”.

El congresista añadió que tras esto el panorama parlamentario se ha vuelto complejo. Él ha participado del comité que busca liderazgos que puedan llenar los cupos al Congreso y los consejos regionales y ve que es difícil juntar tantos nombres, más si se considera el escenario de que deban ir solos en una lista.

Sobre las disidencias, Víctor Maldonado no esconde que es algo complejo para el partido: “Es una materia a resolver internamente, es importante. Nunca antes habíamos decidido ir a primera vuelta solos. Esto puede confundirse como un camino propio, esa no es la idea. No obstante no es del agrado de toda la militancia. Tenemos la obligación de mantener las diferencias internas, pero también la unidad de la militancia”.

Distinta es la visión de René Jofré. El experto electoral de la colectividad sostiene que es totalmente válida la apuesta del partido, debido a que necesitan encontrar respuestas a preguntas que se venían realizando desde hace años.

Aunque por otro lado, Jofré apunta a que la Falange se equivoca en uno de los fundamentos de su ofensiva:

“La posición del centro hoy no es una posición única. Uno puede identificar varios centros políticos. Es interesante mirar cómo ha evolucionado la votación en comunas como Providencia, Ñuñoa, Las Condes, La Reina, que eran super fuertes en los 90 para la Democracia Cristiana y han dejado de serlo. Hay un centro más radical en las posiciones, uno moderado, centros cristianos, centros laicos. Eso de ir a buscar el centro es un poco ilusorio”, dijo a Radio Universidad de Chile.

Y esto sin contar que un público electoral objetivo de la DC se ha visto fuertemente disminuido. Se trata de los chilenos que se consideran católicos. Sólo en ocho años, entre 2006 y 2014, bajaron de 70% a 59% de la población, según la Encuesta Bicenteneraio de la Universidad Católica y Gfk Adirmark.

Para el cientista político de la Universidad Diego Portales, Claudio Fuentes, es difícil sostener si la postura de la mayoría DC es acertada o no, debido a que es una apuesta que aún no muestra resultados finales. Aunque sí, el especialista proyecta que el éxito de la ofensiva DC depende de múltiples factores:

“Va a depender mucho del resultado presidencial y del parlamentario. Si de aquí a noviembre tenemos una situación donde sigue marcando muy poco en las encuestas la candidata Goic, si hay presiones del partido para bajar esa candidatura, y si ella llega en tercer o cuarto lugar, el proyecto de buscar el camino propio va a ser fuertemente cuestionado. Si a eso se suma que no les va muy bien en las elecciones parlamentarias, eso sería la guinda de la torta que terminaría con esta idea de camino propio”, indicó.

Fuentes agrega que es poco probable el éxito de Goic debido a que es una candidatura que comenzó tarde, por lo que estima que si en las sucesivas encuestas la abanderada no logra superar el 5%, se generaría un ruido al interior de la DC, debido a que la fuerza electoral que tienen a nivel parlamentario es cercana al 20%, un número totalmente incoherente con la realidad de la congresista que busca llegar a La Moneda, por lo que esto daría entender que quizás no es un problema de partido, sino que de la candidata.

La mayoría de la Democracia Cristiana apuesta a largo plazo. Esperan que Carolina Goic al menos pueda proyectarse como figura presidencial a futuro y en esta jugada sacrifican la armonía con los demás partidos del conglomerado. Pero según Fuentes, depende de los resultados que Goic el futuro del “camino propio”. Según las encuestas, la senadora corre el riesgo de quedar en cuarto lugar, detrás de Sebastián Piñera, Alejandro Guillier y Beatriz Sánchez. El cientista político afirma que en el escenario de una derrota fuerte, desde la Democracia Cristiana surgirían liderazgos alternativos, considerando que la disidencia casi alcanza el 40% según la votación de la Junta Nacional.





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