Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 28 de marzo de 2024


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Identidad de género


Jueves 8 de junio 2017 8:36 hrs.


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Señor Director:

En el marco de las actuales polémicas del tópico “educación sexista”, me dirijo a usted y a este medio con el fin de demostrar un error garrafal, fundamental y explícito en el Plan de Educación para la Igualdad de Género del MINEDUC. Este es un manual para la implementación de la igualdad de género en los colegios y liceos de Chile, realizado por la Unidad de Equidad de Género (UEG), un equipo ministerial creado, a propósito, en el contexto de la reforma educacional. El plan entró en vigencia en el 2015, y duraría hasta 2018. Con él, la UEG pretende incorporar “la perspectiva de género en política, planes y programas ministeriales, con el fin de avanzar en un educación pública de calidad e inclusiva.” (Educación para la Igualdad de Género. UEG. 2015).

El problema acá no es precisamente lo que el ministerio pretende, sino algo más medular, punzante: el concepto de género. “Hablar de género es reconocer que las relaciones entre las personas están medidas por las construcciones sociales y culturales que se hacen en base al sexo biológico (…)” (Educación para la Igualdad de Género. UEG. 2015). La controversia está, entonces, en esta definición. El concepto de género es erróneo, y debe ser modificado, o mejor dicho, reorientado. Los Estudios de la Mujer, y posteriormente los de Género tocan el concepto de manera muy práctica y explícita. Un caso cercano es el de las antropólogas Sonia Montecino y Loreto Rebolledo, de  la Universidad de Chile. En su programa interdisciplinario de Estudios de Género, enuncian el concepto de género de la siguiente como: “(…) la construcción social de las diferencias sexuales (lo femenino y masculino). Así, el sexo solo se hereda, y el género se obtiene a través del aprendizaje cultural (…)”. (Montecino y Rebolledo, conceptos de género y desarrollo, 1996). Por lo tanto, el género, las atribuciones que se le puede, o no, dar a este, es en base a la sociedad, al “aprendizaje cultural”, y no se hacen en base del sexo biológico, sino meramente basado en lo que esa cultura puede o no considerar masculino y femenino.

El argumento de las antropólogas es sostenido gracias a las investigaciones de los psicólogos Stoller y Money, quienes acuñaron por primera vez en psicología este concepto, en base a sus investigaciones, referidas en ese entonces a las disfunciones sexuales. Se preguntaron por qué, habiendo las mismas disfunciones, como el hermafroditismo, cada sujeto se definía a sí mismo con identidades distintas, concluyendo así que el término género dependía de la forma en que los sujetos habían sido sociabilizados, más allá de los datos biológicos y hormonales.

Por ende, el problema es puntual y esencial. El concepto de género está mal empleado en el plan del MINEDUC, por lo que se derrumba todo lo que se pretende en materia de equidad e igualdad. Las fuerzas en este caso están mal enfocadas, direccionadas. Pero al menos es positivo que existan. De a poco se va haciendo ruido en las mentes de la gente, y de ahí, se puede cambiar un concepto mal entendido en la cultura en general.

El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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