Preocupación existe entre organizaciones ambientalistas y habitantes de la Región de Aysén ante una iniciativa impulsada por una compañía minera y que podría contaminar humedales protegidos en la zona.
El proyecto de la empresa Cerro Bayo, pretende extraer más de medio millón de metros cúbicos de agua desde un yacimiento de oro abandonado y depositarlos en la llamada laguna Salitrosa, a unos 12 kilómetros de Chile Chico y dos de Bahía Jara, con el fin de reactivar dichas instalaciones para la extracción del metal.
La compañía reconoce que sus operaciones se realizarían en áreas “bajo protección oficial”, dada su ubicación en el Sitio Prioritario de Conservación de la Biodiversidad Estepa Jeinimeni – Lagunas de Bahía Jara.
El presidente de la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén (Codesa), Patricio Segura, denunció que para el caso no se aplicó la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente que obliga a la empresa a presentar un Estudio de Impacto Ambiental y no solo una declaración para la actividad localizada en o próxima a poblaciones y áreas protegidas. Además, la tramitación se ha llevado adelante sin un proceso institucional de participación ciudadana con la comunidad local.
“Son faenas abandonadas, entonces ahí hay presencia de metales pesados. La gente está preocupada ya que puede existir restos de aceite, petróleo y eso tirarlo en un humedal a través de acueductos que no solamente podría permear a través de las napas subterráneas, sino que también por un estero que pasa por un costado. Por tal razón, lo que estamos diciendo es que se tenga certeza de los contaminantes con un Estudio de Impacto Ambiental y no con una simple declaración”, argumentó.
La Declaración de Impacto Ambiental (DIA) fue presentada por la empresa el 10 de febrero pasado, la cual deberá ser resuelta por la Comisión Regional de Evaluación Ambiental (CEA), que preside la intendencia regional e integran los seremis de Medio Ambiente, Salud, Economía, Energía, Obras Públicas, Agricultura, Vivienda y Urbanismo, Transportes, Minería, y Planificación.
La Seremi del Medio Ambiente, Susana Figueroa, confirmó que los organismos técnicos están realizando observaciones al proyecto y que el proceder ha sido como la ley lo estipula.
“Actualmente está en evaluación en el CIA. Se llama este sistema que evalúa los proyectos por parte de los servicios públicos con competencia ambiental, algunos se han pronunciado conforme a las competencias y otros han hecho observaciones. Lo que hace la mina es sacar agua interior y no se va a desaguar a otro humedal, sino que a la laguna Salitrosa, una laguna que tiene una alta impermeabilización. Estas aguas no van a filtrar de acuerdo a los estudios que se han hecho, y efectivamente está en un sitio prioritario para la conservación”, puntualizó.
Según la Declaración de Impacto Ambiental, la laguna Salitrosa cuenta con un volumen de 330 metros cúbicos, por lo cual depositar en ella 580 mil más, triplicaría su caudal, aumentaría su cota en 4,5 metros e inundaría unas cinco hectáreas de superficie aledaña. A esto se agrega que las aguas del interior de la mina de oro abandonada presentan parámetros excedidos de elementos tales como boro, fluoruro, manganeso, molibdeno, sulfato y sodio.
Para el director de conservación de WWF – Chile, Rodrigo Catalán, los humedales no cuentan con una legislación adecuada que los proteja de este tipo de faenas, a pesar de que en la década de 1980 se suscribió la Convención sobre los Humedales o Convención de Ramsar.
“Cumplen una función muy importante para el ser humano y la biodiversidad, son ecosistemas críticos, muy sensibles, que se le ha prestado muy poca atención. Sin embargo, existen iniciativas legales que intensificar su reguardo, como un artículo que se tramita en el Congreso incluido en la modificación al Código de Aguas”, subrayó.
Según datos recientes del ministerio de Medio Ambiente, Chile tiene alrededor de 18 mil humedales y solo el dos por ciento de ellos cuenta con algún tipo de protección.
Caso emblemático es el desastre ecológico producido el año 2004 por la empresa Celulosa Arauco y Constitución (Celco), en el Santuario de la Naturaleza del Río Cruces, en Valdivia. El humedal de 6 mil hectáreas fue contaminado con vertidos de la planta de CELCO-ARAUCO, que significó la muerte de cientos de cisnes de cuello negro, especies marinas y la flora que reinaba en el caudal.