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Comentario político: La encrucijada DC y el destino de los que pierdan las primarias

Lejos de todo este universo de pugnas electorales, de verdad es que los problemas y demandas de los chilenos solo tocan tangencialmente a los candidatos. Algunos de los cuales reconocen no tener todavía ni plan ni programa de Gobierno. Como tampoco definiciones muy claras de lo que podrían hacer si es que llegasen a La Moneda.

Juan Pablo Cárdenas S.*

  Miércoles 21 de junio 2017 8:25 hrs. 
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Aunque ni de lejos la Democracia Cristiana tiene la gravitación electoral del pasado, todavía puede ser un actor determinante en la carrera presidencial y en lo que sea la nueva conformación del Parlamento. Por lo mismo, es que en este partido lo que más se aprecia en este momento son “caras largas”, rostros marcados por la incertidumbre, desde que esta colectividad decidiera desmarcarse de la Nueva Mayoría para seguir el camino propio presidencial con Carolina Goic como candidata. Ciertamente, una abanderada totalmente resuelta a llegar a la papeleta y que ha jurado mantener su candidatura hasta el final. Esto es, sin ninguna posibilidad de terminar apoyando a Alejandro Guillier o a convenir con éste un nuevo presidenciable del quebrado oficialismo.

Da la impresión que Michelle Bachelet ya no tendrá suerte alguna en reclamar la unidad del conglomerado que la apoyó como candidata y que todavía la respalda como Presidenta, pero con muchos remilgos, en realidad.

Posiblemente lo que no calcularon los falangistas que impusieron el camino propio sería el portazo que le darían después los partidarios de Guillier a la posibilidad de hacer lista común con la DC para las parlamentarias. Cuestión que tiene francamente angustiados a muchos parlamentarios demócrata cristianos que ven complicada su reelección si es que la DC no logra un acuerdo con sus socios de la Nueva Mayoría… Claro: y ello sería lo que está explicando la secuencia de interesados rumores en cuanto a que la Junta Nacional de la DC podría obligar a Carolina Goic a bajar su candidatura, si es que ésta le fuera a ocasionar al PDC una debacle electoral.

Sin embargo, lo que se aprecia en todo esto es que el sector duro que impusiera la candidatura Goic no le cede terreno a los más pragmáticos de esta colectividad. Ni siquiera si las encuestas siguen mostrando tan feble apoyo a esta candidata, en relación a las cifras de Guillier y de los candidatos emergentes. Más bien, lo que perciben es que Piñera va a imponerse en todos los escenarios posibles, por lo que ya uno de los tres hermanos Walker ha dicho que su partido podría decretar la libertad de acción de los militantes DC en la eventualidad de una segunda vuelta. Una aseveración que se traduce, objetivamente, en la intención de un sector de los falangistas de apoyar al candidato de la derecha antes que al del PR,PS,PPD y comunistas. Así como una desafiante candidata Goic incluso ayer llamara a los demócrata cristianos que prefieren a Guillier a sacarse de una vez por todas la careta, a apoyarlo sin tapujos y a fotografiarse con él si lo preferían.

Aunque en política todo puede suceder, en este cuadro aparece poco probable que los intentos del PPD con algunos demócrata cristianos de buscar una lista parlamentaria común vaya a prosperar, efectivamente. Salvo que se produzca lo que un conocido radical me augurara hace algunos días: la división de la Democracia Cristiana. Una ruptura que podría cobijar en su lista parlamentaria a aquellos DC que prefieran a Guillier y rompan con la Falange. Con lo cual, los que se queden con el timbre y la campanilla del PDC prácticamente serían condenados a un desastre electoral.

Toda una batahola que continúa y que tuvo la semana pasada a los tres precandidatos de la derecha ofreciendo un triste espectáculo de acusaciones y reproches que difícilmente lleve después de las próximas primarias de este sector a los candidatos perdedores a sumarse a la campaña presidencial del que obtenga más votos. Situación que no descarta que al menos Manuel José Ossandón rompa con el piñerismo si éste resultara ganador. Los enconos ya están demasiado pronunciados, al respecto.

La próxima semana, el miércoles, las mismas radios que transmitimos en conjunto por nuestra emisoras, streaming  y TV el debate de los tres candidatos de la Derecha, esta vez hemos convenido difundir el que realizarán los dos postulantes del Frente Amplio. Esto es, entre Alberto Mayol y Beatriz Sánchez, una competencia mucho menos tensa y conflictiva que la de todos los candidatos antes nombrados. Sin embargo, competencia al fin, en que el sociólogo estaría acortando distancia con Beatriz, como que ya hay quienes dicen que podría éste dar un batatazo en la primarias en contra del deseo de los Jackson y los Boric, alineados con la candidatura de la periodista. Una tensión dentro de los cauces normales de cualquier competencia electoral, aunque también hay quienes especulan que, de resultar derrotado Mayol, él y sus huestes podrían romper con esta nueva colectividad y buscar en los referentes sociales la posibilidad de forjar otro partido. Para el cual ya hasta le han dado un nombre: Partido de los trabajadores.

Una colectividad afincada en las organizaciones de base, como dicen, y en que la figura de Luis Mesina y otros destacados líderes sindicales jugarían un rol protagónico. Esto es lo que me confidencian, aclaro, y también escucho detrás de las bambalinas del Frente Amplio, que para muchos no es un referente de izquierda “izquierda” (como el café “café”) y que incluso para la Presidenta Bachelet no se trata más de un grupo de hijos de la Concertación y la Nueva Mayoría.

Lejos de todo este universo de pugnas electorales, de verdad es que los problemas y demandas de los chilenos solo tocan tangencialmente a los candidatos. Algunos de los cuales reconocen no tener todavía ni plan ni programa de Gobierno. Como tampoco definiciones muy claras de lo que podrían hacer si es que llegasen a La Moneda.

Un panorama todavía mucho más pobre en ideas y propuestas si se trata de la enorme cantidad de candidatos a diputados y senadores. La inmensa mayoría de los cuales se encuentran en campaña sin siquiera ser ratificados como postulantes todavía por sus partidos.

Lo que pasa es que en el Chile actual, una “pega” parlamentaria o gubernamental resulta ser mucho más lucrativa que cualquier otro trabajo en la empresa privada o por cuenta propia. A la hora, por ejemplo, de comparar un sueldo de legislador que supera los seis millones de pesos mensuales en relación a los 250 o 300 mil que recibe el promedio de los trabajadores de todo el país.

*Alocución radial de hoy por nuestra Radio silenciada por los cortes de energía

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