Son las 10 de la mañana del domingo 8 de octubre y es hora de visitas en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Concepción. El tiempo es poco, por lo mismo, tan sólo un minuto después de que el gendarme da el aviso, se abre la reja que abre paso a la sala de encuentros a David Cid, Ernesto Llaitul y el padre de este último, Héctor Llaitul. Los tres del módulo 89, cada uno cargando sillas plásticas para dar más comodidad al grupo de familiares y amigos que recibirán, los que llegan a verlos desde que los tres fueron detenidos el pasado 23 de septiembre en la llamada ‘Operación Huracán’.
Las visitas son tres días a la semana, cada día dividido en dos bloques de dos horas cada uno. Por lo mismo, Héctor Llaitul advierte que la conversación no será muy extensa, puesto que en camino vienen su esposa y amigos, quienes gozan la preferencia de atención.
No hace falta formular una pregunta para iniciar el diálogo.
“Esta es una operación que busca tener un efecto comunicacional que estigmatice la causa mapuche. Es una asociación ficticia que tiene ribetes ridículos, casi de película, se mezclan lenguajes de mafiosos, del mundo lumpen. El mundo mapuche sabe que fue un invento”, dice Llaitul sobre ‘Huracán’.
Hoy los ocho comuneros detenidos durante la ‘Operación Huracán’ se encuentran acusados de formar una asociación ilícita de carácter terrorista, de la cual Héctor Llaitul es sindicado como el líder del grupo y que sería responsable de una serie de quema de camiones, los que fueron adjudicados por el grupo Weichan Auka Mapu, y que incluso proyectaba, según Carabineros, la internación de armas desde Argentina. El dirigente está confiado en que lo que califica como “montaje” no prosperará, puesto que los antecedentes que sustentan la acusación en su contra no parecen ser muy contundentes.
Por ejemplo, el trabajo realizado por la Unidad de Inteligencia Operativa Espacializada de Carabineros, sostiene el supuesto liderazgo de Llaitul en publicaciones a las que se puede acceder escribiendo ‘Héctor Llaitul’ en Google.
<<Mediante este link, perteneciente a la página web “es.wikipedia.org”; enciclopedia digital disponible en Internet, se logró establecer que la citada página web, hacen mención al investigado Héctor Llaitul Carrillanca, en cuyos fragmentos incluyen una biografía del individuo, identificándolo como el líder de la Coordinadora Arauco Malleco, quien es conocido dentro de esa organización como el “Comandante Héctor” y como “El Negro”>>, dice el oficio de Carabineros.
Oficialmente, Héctor Llaitul cumple el rol de vocero político de la Coordinadora Arauco Malleco, lo que en estricto rigor no es sinónimo de liderazgo, tal como a la vocera de Gobierno, Paula Narváez, no se le puede arrogar el liderazgo del Ejecutivo, por ejemplo.
Llaitul asegura que el responsable de este “montaje” es el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, hoy de vacaciones pero molesto por la actitud del Gobierno de retirar la calificación terrorista en el ‘Caso Iglesias’.
“Aleuy se cayó por su tozudez en las políticas antimapuche. Viajaba constantemente a La Araucanía por su rol represivo, incluso tiene muchos viajes secretos a la zona. Su política le generó un impasse con la PDI porque estos le decían que no tenían antecedentes para acusar”, dijo el vocero de la CAM.
Según el análisis que hace Llaitul, Aleuy perdió el piso en La Moneda por una operación “mal fabricada”. Apunta a que su publicitado viaje a Argentina, en donde se reunió con la ministra de Seguridad trasandina, Patricia Bullrich, con el objetivo de reunir información sobre el supuesto tráfico de armas entre mapuches de ambos países, no habría obtenido resultados, dejando sin fundamentos a la Operación Huracán y al mismo subsecretario del Interior.
En tanto, respecto de las conversaciones por Whatsapp filtradas por diversos medios de comunicación, el vocero de la CAM apunta a que él ni siquiera utilizaba esta aplicación. Su esposa, Pamela Pezoa, días antes venía insistiendo en lo mismo, señalando a nuestro medio que incluso Llaitul no es muy amigo de las nuevas tecnologías, ocupando un celular de considerables limitaciones técnicas.
Sobre quienes interactuaban en esas conversaciones, Llaitul cree que las relaciones son forzadas:
“Son expresiones diferentes dentro de la causa. Sólo nos une ser parte del movimiento mapuche autónomo pero no tenemos ninguna relación”, afirmó.
Él se siente un blanco también dentro del plan de estigmatización que existe. Asegura que en las publicaciones de varios medios de comunicación se quiere instalar la idea de que él actúa motivado por dinero, algo que desmiente mientras señala que la chaqueta que lleva puesta se la regaló un preso al ver que lo detuvieron con polera y sin abrigo. Algo que también sostiene al recordar la modesta casa en que vivía, ubicada en Puerto Choque, pequeña localidad que colinda con el Lago Lleu Lleu en la comuna de Tirúa, Región del Bío Bío, donde junto con Pamela Pezoa, su pareja, pasaban los días. Desde este lugar Llaitul practicaba lo que él llama su “militancia por la causa mapuche”, la que iba desde la participación en seminarios hasta entrevistas a medios de comunicación.
Los escenarios que vienen
El hecho de que este año se realicen elecciones presidenciales no significa un tema fundamental en el análisis de Llaitul respecto de la continuidad de la persecución a los dirigentes mapuches. De salir electos Sebastián Piñera o Alejandro Guillier, no ve mayor diferencia. Incluso de la candidata del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, señala que comete una “torpeza intelectual” al no condenar decididamente al Estado como el responsable de la violencia y del conflicto político con el pueblo mapuche, puesto que la abanderada ha calificado la situación como un “conflicto abierto”.
“Va a seguir la misma línea, la política es el arte del engaño. Michelle Bachelet está pensando en la ONU. Da lo mismo quién salga. La derecha también recalificó en su oportunidad la ley antiterrorista, pero fue algo engañoso, por lo mismo hoy retrocedieron en la acusación constitucional en contra de Mario Fernández”, aseguró.
Para el vocero de la CAM es un tema de Estado. Tanto la organización en la que participa como otras del mundo mapuche, reivindican la devolución histórica de tierras además de la autonomía del pueblo. Esto entra en conflicto directo con los intereses de los empresarios más grandes de nuestro país, principalmente el grupo Matte y la familia Angelini, propietarios de las papeleras CMPC y Forestal Arauco, respectivamente.
En esto ve que el Estado se posiciona del lado de los intereses económicos. Asimismo, señala que la sociedad chilena actúa de la misma manera. En esto apunta más directamente al rol que cumplen los medios de comunicación, en específico el del diario El Mercurio.
En un comunicado emitido por los tres presos en Concepción, señalaron del diario propiedad de la familia Edwards lo siguiente:
<<Están dando continuidad al discurso racista, trato que históricamente ha tenido la prensa en contra del Pueblo Mapuche, el que se encuentra lleno de prejuicios y creencias instalados artificiosamente en base a falsedades y estigmatizaciones. En tal sentido, si en el pasado éramos tratados de sanguinarios, sin alma, flojos y borrachos, hoy la prensa y el discurso oficial nos trata de delincuentes y terroristas, tratando de crear a través de la prensa un imaginario ficticio de que ahora somos ‘una asociación ilícita’ con carácter de criminalidad mafiosa, llegando al extremos de que solo actuaríamos por dinero>>, dice la carta.
Todo esto da un contexto a Llaitul a la hora de pensar sobre el escenario político, pero desde la vereda mapuche.
“¿Dónde está la representación mapuche? ¿Los alcaldes? Ellos siguen una normativa para un Estado chileno, con suerte les alcanza para poner una bandera y conseguir recursos para levantar la pobreza, pero no han recuperado territorio. Si no devuelven la tierra ¿De qué sirve? El problema se resuelve con devolución masiva de tierras y con autonomía, esa es la solución política y ese es el conflicto”, expresa.
Si bien tiene su diagnóstico, apunta a la unidad de la causa mapuche sin entregar una receta en concreto.
“Hay que poner acento en cómo generamos convergencia, tanto en el discurso como en la acción”, señala.
El día del Huracán
El 14 de septiembre, días antes de su detención, Héctor Llaitul concedió una entrevista a Radio Universidad de Chile donde manifestaba que existe una persecución política a los dirigentes mapuches, de parte de un Gobierno que “presiona indebidamente” a los tribunales de justicia. Aquel día se veía beneficiado con una rebaja de condena de parte de tribunales que lo dejaba ad portas de su libertad y gestionaba un viaje a Suiza donde se reuniría con Flor Calfunao para denunciar ante la ONU la persecución contra los dirigentes. Posteriormente, el 21 de septiembre en Temuco, se realizaba la primera sesión anual del Comité Policial de la Macro Zona Sur, convocado por el Ministro del Interior y Seguridad Pública a la que asistieron los presidentes de las cortes de apelaciones de Temuco, Valdivia y Concepción, además de autoridades policiales y políticas de dichas ciudades. No es difícil especular que en aquella cita, dos días antes de la Operación Huracán, se hayan dado conversaciones respecto de las masivas detenciones.
Una semana después de sus palabras a Radio Universidad de Chile, a eso de las dos de la tarde, la justicia pareció dar la razón a su tesis. En Concepción, mientras se encontraba en la casa de su suegra visitando a sus hijos que estudian en la capital del Bío Bío, fue detenido en el marco de la ‘Operación Huracán’, la que a la misma hora detenía a otros dirigentes mapuches en distintos puntos del país.
A eso de las 13:30 horas del 16 de septiembre, Ernesto Llaitul, hijo de Héctor y Pamela Pezoa, salió de la casa de su abuela ubicada en el sector Collao para reunirse con unos compañeros de la carrera de Sociología de la Universidad de Concepción para terminar un trabajo a entregar en uno de sus ramos. No alcanzó a llegar, puesto que fue detenido en el trayecto.
Minutos más tarde, Pamela Pezoa, siente un fuerte golpe en la puerta metálica de la casa. Era el primer grupo de Fuerzas Especiales, quien en un intento frustrado por botar la puerta alertaban de que algo ocurría. Por un segundo, Pamela pensó que el estruendo se trataba de un vidrio quebrado por sus otros hijos que jugaban a la pelota en el patio trasero, pero al abrir la puerta se encontraron con el personal policial.
Un grupo de carabineros entró a la casa de la mujer de cerca de noventa años, la cual no estaba en aquel momento, según señala con alivio Pamela Pezoa. La violencia del ingreso de los carabineros alteró a Pamela, quien en un forcejeo con un efectivo cayó al suelo, lo que motivó la reacción de su hija, quien a la vez sufrió un golpe por parte de uno de los uniformados.
En aquel instante, Héctor Llaitul ordenaba su bolso para volver a Puerto Choque. Había llegado el día anterior de visita. No pasaron muchos segundos para que lo detuvieran. Una vez reducido fue llevado al living de la casa, donde Pamela y su hija se encontraban alteradas por la violenta entrada. Héctor preguntaba quién era el jefe, y sin obviar la muestra de dolor físico y emocional de su hija, interpelaba a uno de los uniformados: “¿Voy yo a tu casa a pegarle a tu familia acaso?”.
Días después, Televisión Nacional mostraba imágenes exclusivas de la detención. Pamela Pezoa contó a nuestro medio que quienes filmaban eran carabineros, pero destaca su molestia puesto que las grabaciones comenzaron unos quince minutos después de que comenzara el operativo a cargo del primer grupo de Fuerzas Especiales, entonces no existe registro de la violencia de la entrada, algo que filmaban con el celular de su hija, el que también fue requisado aquel día.
Por lo mismo, y según consta en el parte de detención, Pamela se negó a firmar la parte del documento que indica que resultó sin lesiones, puesto que su hija acabó con un labio hinchado, agresión avalada posteriormente en un consultorio.
Antes de que se llevaran a Héctor, Carabineros buscó distintos elementos que pudieran ser requisados y presentados como prueba. Entre esto se llevaron la gran cantidad de celulares incautados que diversos medios informaron aquel día. Según cuenta Pamela Pezoa, eran viejos y en su mayoría averiados, y eran propiedad de su hijo menor.
Además de celulares y computadores, Carabineros incautó otros elementos. Pamela observó aquel día con cierta incredulidad que los uniformados se llevaban un tablero de tiro el blanco hecho artesanalmente por su hijo más pequeño, el que anteriormente era periciado por un efectivo policial, que observaba detalladamente cada uno de los agujeros que tenía el juguete.