Diario y Radio Universidad Chile

Escritorio

El eterno presente de Congreso

El grupo presenta La canción que te debía, un disco que salda deudas familiares y explora nuevos espacios sonoros con rock, tango y baguala. Canciones de amor en París, Ringo Starr, Mick Jagger y componer con casi medio siglo de carrera a cuestas: de eso se habla en un Congreso contemporáneo.

Rodrigo Alarcón

  Sábado 18 de noviembre 2017 8:00 hrs. 
congreso2

Compartir en

Cada vez más fuerte, se escuchan gritos, gritos y más y gritos. Es el rugido de una multitud. Alguien levanta los brazos, con los dedos índice al cielo, mira hacia ambos costados, saluda la ovación de un estadio abarrotado de gente. Parece una escena futbolera, pero no lo es.

Quien alza las manos es Francisco Sazo, el vocalista de Congreso, y lo hace con una sonrisa traviesa y mirando a ver quién le sigue la broma. El ruido del estadio es real, pero es parte de una canción que se está ensayando en ese preciso instante en un estudio escondido en Bellavista. Se llama “Tiro de esquina” y es una de las 15 piezas del nuevo disco del grupo, que efectivamente habla de un arquero, pero de uno que encuentra un final triste y callejero, lejos de las luces y el césped.

Así son las canciones de Congreso, dice “Pancho” Sazo: “La música de ‘Tilo’ (González, el baterista y principal compositor de la banda) obliga a recorrer espacios, territorios y lugares en donde habitan personas que nosotros probablemente amamos a la distancia o hacemos visibles, pero por una búsqueda nuestra. Es la gente que nosotros definimos que no salen en la foto. Viejos como nosotros, arqueros que no sirven para ni una cosa…”.

“Actores secundarios”, lo interrumpe el propio Sergio “Tilo” González. “Claro -continúa Sazo. Actores secundarios. El lado B de las cosas”.

La metáfora no es nueva, sino una fórmula que los integrantes del septeto han adoptado para definir su música más reciente. Es el mismo espíritu que está en títulos como La loca sin zapatos (2001) y Con los ojos en la calle (2010).

Este nuevo álbum, que tendrá su estreno con dos funciones el próximo sábado 25 en el Teatro Oriente (ver detalles más abajo), se llama La canción que te debía y tiene su propia historia. “Es una canción dedicada a mi hija, a la que nunca le había escrito nada. No es que me la estuviera cobrando ni mucho menos, pero fue como: ¿dónde estaba yo que no lo vi nunca? – explica “Tilo” González. Cuando la tocamos acá en la sala de ensayo, aparecieron todos nuestros hijos. Estábamos con esa deuda dentro de nosotros. Luego, eso fue una ventana para decir ‘bueno, hagamos cosas que no hemos hecho muy seguido’. En este disco hay una baguala, algo que nunca habíamos tocado. También hay un tango por ahí. Hay unos motivos medios rockeros. Son como licencias y deudas”.

23000175_1451106651672796_2499486810230433162_o

Además, sigue “Pancho” Sazo, había un antecedente: en Ha llegado carta (1983) Congreso incluyó “En el patio de Simón”, una canción dedicada al hijo del baterista, quien hoy es un reconocido guitarrista: “No digo que tenía que empatar, pero es como decir que adoramos a nuestros hijos y que nos disculpen cualquier omisión por esto de la música, que es una amante muy tirana. De repente hay que tocar para los cumpleaños, cosas así, entonces por lo menos va a quedar en este fósil que es un disco: mira, no te puedes enojar”.

“Es hermosísimo, porque Simón toca con nosotros de vez en cuando y nos acompañó también en este disco, pero la Gabriela, hija de ‘Tilo’, es escenógrafa de la (Universidad de) Chile y nos ha hecho escenografías. Hay una complicidad de colegas, a nivel de espectáculo”, añade.

– “Es diseñadora teatral”, le corrige González.
– “Ah, claro. Perdón”, acepta Sazo.

Así, completando frases, interrumpiéndose, con pequeñas dosis de humor negro, es como hablan “Pancho” Sazo y “Tilo” González, una dupla compositiva de larga data. Congreso se formó en Quilpué en 1969, cuando el ex cantante de Los Sicodélicos se unió a Los Masters, el grupo que González tenía con sus hermanos Patricio y Fernando. Todos venían del rock en boga a fines de esa década, pero unidos dieron forma al sonido singular de Congreso, que pronto festejará 50 años de carrera.

Por eso, quizás, no es raro que “Tilo” González diga que La canción que te debía es un disco para escuchar como antaño. Más de una hora de música de corrido, en la era de los singles, el streaming y la inmediatez. “Cuando me preguntaron qué diría sobre el disco, me nació pedirle a la gente que se dé una hora y diez minutos y no lo escuche por retazos dispersos. Yo creo que eso da una visión clarísima de nuestra historia y de dónde estamos parados hoy”, dice.

Francisco “Pancho” Sazo: Es un disco muy tierno, muy amoroso. Es muy íntimo y, al mismo tiempo, está esa parte voyerista nuestra, en que queremos que otro lo vea y escuche. Hay canciones de amor profundo y eso también tiene que ver con nuestra edad. Uno ya empieza a hacer balances. A pesar que estamos con todas las pilas puestas para seguir haciendo cosas, 15 temas es harto.

Sergio “Tilo” González: Tengo amigos músicos que son más jóvenes, graban tres o cuatro temas y ya tienen el disco listo, lo van subiendo de a poco. Hace un par de semanas atrás, Ringo Starr sacó un disco y viene como con 16 temas (risas). Es como de la generación: qué importa, mete todo no más. Me llamó la atención, porque todos están grabando con muy poco. Vi ese disco y dije: ¿qué le pasa a este hombre? ¡Está igual que nosotros!

Hicieron una canción sobre Las Yeguas del Apocalipsis, ¿qué relación tienen con ellos?

PS: De admiración.

TG: Y de épocas simultáneas.

PS: Claro, es la época de la dictadura. Yo lo vi muy poco a (Pedro) Lemebel, a veces me lo encontré en cosas políticas o en otros lugares, pero las Yeguas fue una cosa genial a nivel artístico.

TG: Es un homenaje a gente que se la jugó de verdad.

PS: Yo admiraba a Lemebel, es de los escritores más grandes que hay en las letras contemporáneas. Ellos hicieron esto de picar botellas de Coca Cola y bailaron a pie desnudo sobre un mapa de América Latina (la performance La conquista de América, de 1989). Es un acto fuertísimo de resistencia y de automutilación para demostrar la mutilación que había en ese momento. La canción habla de eso.

Hay otra que se llama “París 2016”, que es muy romántica y tiene frases en francés.

PS: Sí, es muy romántica y me fue dictada por dos amantes, en el sentido que es como un lugar común, pero lo hacemos no común porque yo sé a quién va dedicado. Es textual, qué significa que esa pareja se trate de usted después de haber pasado por vicisitudes muy malas. Es como un premio. Podrían haber ido a La Ligua, pero pongámoslos en París, en francés, con guiños a (Serge) Gainsbourg. Yo no sé si es francés esa cuestión, pero dice “yo te amo todavía, yo te amaré siempre, como una canción de Gainsbourg”.

Pasaron siete años desde el último disco, Con los ojos en la calle. ¿Necesitan tomarse tiempos largos para hacer discos?

TG: Sí, pero no es que hayamos estado siete años creando. Son los últimos dos o tres. Tiene que ver con un momento.

PS: El trabajo de taller, montar los temas, todo eso. Incluso, varios temas los tocamos en público. Eso también nos ayudó a definir el sonido y las intenciones. Uno siempre entra nervioso a grabar un disco, pero aquí no, para mí fue con una tranquilidad… Salió cuando tiene que salir.

TG: Vamos a hacer una revelación: “Panchito” termina las letras en el estudio (risas). “¡Ya, vamos a grabar!”. “Ah, espérate, tengo solo dos versos, pero no importa, vamos”.

PS: Pero la gracia es que tenemos una dupla que es como telepatía. “Nooo, Sazo, no pongas eso”. Es nuestra forma de trabajar. Hay otras letras que son de “Tilo”, pero así ha sido la mayoría. Hay otros textos que llegan un poco más armados. Respecto del tiempo, creo que tiene que ver con nuestro compositor…

TG: ¡Que es lentito! (risas).

PS: No, pero tiene que ver con una forma de mirar.

TG: Es como cuando invitas a unos amigos a tu casa y después esperas un tiempo para invitarlos de nuevo. No vas a preguntarles al fin de semana siguiente si quieren venir, sería raro. O sea, hagamos espacio para que tengamos cosas que contarnos.

PS: El “Tilo” es más modesto con esa cuestión, pero yo creo que también tiene que ver con conmover. Uno tiene que conmoverse con lo que está haciendo. No tenemos que producir algo, no tenemos urgencia.

En este disco, ¿cuál fue el impulso para volver a componer?

TG: Yo no sé si a “Pancho” le pasa lo mismo, pero cada vez que yo termino una canción que tiene cierta aceptación entre nosotros mismos u otra gente, yo creo que nunca más hago otra. Entonces cuando tienes la ansiedad de hacer música, tienes que hacerla y por eso a veces salen 15 canciones en un lapso acotado. No es que vaya componiendo y juntando cosas, sino que es la necesidad del ahora. En este disco hay canciones que tienen como dos años, pero el resto es de dos o tres meses. Es como ese temblor que viene y tienes que hacerlo. No es algo muy claro exactamente.

23215523_1456174014499393_6894338313560972875_o

Después de tantos discos y conciertos, ¿por qué Congreso sigue haciendo música?

PS: Desde el punto de vista sicológico, los artistas son histéricos, necesitan exponerse, pero desde el punto de vista íntimo es la necesidad o la creencia de que uno puede comunicarse con otras personas, por un medio especial que es la música. Es entrar en contacto con otra gente a la que le puede servir. Es eso.

TG: Es como buscar almas gemelas.

PS: Eso lo veo en la pintura, en el cine. Además, el “Tilo” siempre ha estado muy claro en que esto es música popular. Te dicen “no, es que esto es muy…”. No, es música popular. Hay ciertos cánones, que se pueden romper, pero va por ahí. Que ojalá alguien nos entienda y le guste. Es como la botella de un náufrago: ojalá que alguien la encuentre. Y si no, no importa, ya vendrá otra.

Se los pregunto porque otros grupos de su generación dejaron de sacar discos o se han concentrado en su repertorio más clásico y probado. Ustedes están sacando un disco con nuevas canciones.

PS: Es que si no, te anquilosas.

TG: Lo peor que puede pasar es la autorreferencia. Hacer cinco “Vuelva y vuelta” más porque tuvo éxito o hacer cinco “Hijo del sol luminoso” parecidos. Eso sería terrible.

PS: Te aburres.

TG: Y en el fondo, tú mismo te estás agrediendo, cuando la necesidad de explorar también es tener riesgo en la música. Este disco tiene lugares que no habíamos explorado antes, ¿para qué hacerlo ahora? ¿Por qué no seguir haciendo lo que está comprobado que funciona? La idea del riesgo es fantástica.

PS: Es como un andinista que subió los cuatro mil metros. ¿Cómo serán los seis mil? Es un vértigo, hay una cosa de adrenalina también, medirte y exponerte frente a un público que te puede mandar a la ñoña, te puede decir “qué maravilla”, te puede decir que no le gustó.

En 2019, Congreso cumple 50 años de carrera. ¿Cómo lo empiezan a visualizar? ¿Hay planes de celebración?

PS: Es muy bonito, pero es curioso, es lo que algunos filósofos llaman el presente eterno. Tú siempre ves esto en presente. Uno sabe que hubo un pasado, pero siempre lo ves como el ahora. Y en 20 años, si estamos haciendo otras cosas, cantos tiroleses, qué sé yo, lo vamos a ver siempre como un presente, hasta que uno decide que caiga el telón. Es un tiempo del cual no hemos reparado, porque la pregunta se plantea cuando uno está ante la inminencia de que va a dejar de cantar o hacer música. Es como cuando te dicen que te quedan dos meses de vida, pero ahora estamos empilados. Va a haber celebración, me imagino que sí. Es raro que un grupo llegue a esa edad.

TG: Ahí invitaremos a Mick Jagger a la fiesta.

PS: Claro. Es que yo siempre digo en los conciertos que nosotros nos juntamos para el 18 chico y que invitamos a Mick Jagger, a Paul McCartney… Sí, está pedido Mick Jagger.

Lanzamiento en vivo

Congreso presentará La canción que te debía el próximo sábado 25 en el Teatro Oriente (Pedro de Valdivia 99, Providencia), a las 19 y 21:30 horas. Las entradas tienen valores entre $22.550 y $28.600 y están disponibles en el sistema Puntoticket. Más información en este enlace. 

Síguenos en