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Nieta de la “Payita”: “Es hora de darle su sitial a Enrique Ropert”

Javiera Fernández, nieta de la secretaria personal de Salvador Allende, habla sobre la ceremona fúnebre que se realizará luego que se confirmara la identidad de los restos del joven ejecutado por agentes de la dictadura.

Gonzalo Castillo

  Viernes 29 de diciembre 2017 9:41 hrs. 
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El sábado 6 de enero, a partir de las 16 horas, se llevará a cabo el velatorio de Enrique Ropert, hijo de Miria Contreras, La Payita, secretaria personal de Salvador Allende, quien fue detenido en la Intendencia de Santiago el mismo 11 de septiembre, junto a miembros del GAP que fueron ejecutados entre el 19 y el 20 de septiembre en el Puente Bulnes.

Su cuerpo -con numerosas heridas de bala en el cráneo y en el pecho, así con signos de haber sido torturado- fue encontrado en la morgue, en donde fue reconocido por su tía Mitzi Contreras, para luego ser enterrado, ceremonia a la que no pudo asistir su madre, La Payita, quien era intensamente buscada por los servicios de seguridad.

Cuarenta años después de ocurridos los hechos, al interior de la familia de Enrique Ropert se generaron sospechas sobre la real identidad de los restos que durante todos esos años ocupaban la tumba marcada con su nombre, razón por la cual solicitaron la exhumación del cuerpo para realizar los peritajes de rigor, los cuales confirmaron a fines de este año que las osamentas sí corresponden a Enrique.

En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, Javiera Fernández, sobrina de Enrique Ropert y nieta de la Payita, calificó como “una felicidad amarga”, la posibilidad de realizar una ceremonia fúnebre de su tío, ya que “por una parte, es la felicidad como familia de poder hacer ritos que no son para él, son para nosotros. Pero por otra parte, es súper amargo, porque te vuelve a exponer en una situación de mucho dolor”.

“Hace un mes o mes y medio atrás, se nos llama a Max (Ropert), mi tío, a mi madre (Isabel Ropert) y yo los acompaño a las dependencias de la oficina del juez Carroza porque estaban listos los exámenes, y efectivamente la certeza científica y jurídica era que Enrique era Enrique. Esa es, básicamente, la historia de por qué ahora tenemos una segunda oportunidad como familia, porque en ese entonces si no estaba preso, estaba clandestino, de poder velarlo y poder hacerle un funeral”.

Justamente, en 2015 el Juez Carroza sometió a proceso a como autores de homicidio calificado en contra de Ropert y otras ocho personas al teniente coronel de Carabineros Patricio de la Fuente Ibar y el general de la FACh Vicente Rodríguez Bustos, y de acuerdo a Javiera Fernández en las próximas semanas el juez Mario Carroza debiera emitir una sentencia.

No obstante, la nieta de la Payita expresó la “sensación de impunidad” que tiene su familia por la tardanza con la que llegan estas resoluciones judiciales, ya que muchos de los autores materiales e intelectuales de las violaciones a los derechos humanos en Dictadura, han fallecido, consagrando lo que se conoce como la “impunidad biológica”.

“Pero dejamos que la gente que realmente tenía el plano, que lo ideó y que lo mandó a ejecutar estuviera impune. Agarramos a un par de personas que son realmente siniestras, y que era imposible que no estuvieran en Punta Peuco y en el penal Cordillera, pero al final del día, nuestro dictador que salió en la revista Caras diciendo que él fue el artífice del golpe, hasta el día de hoy lo veneran ciertos sectores y eso ni siquiera está penado”.

Javiera Fernández señala que si bien Enrique Ropert es el único integrante de su familia que fue asesinado durante la Dictadura, el resto de sus parientes sufrieron la persecución y tortura, llegando al extremo que su propio hermano, que nació en 1972, fue incluido en una lista de supuestos terroristas en 1973: “Nuestra tesis siempre fue (…) hubo persecución enfocada en nuestro grupo familiar”.

“Básicamente, creemos que si el cuerpo de Enrique apareció era para agarrar a cualquier otra parte de nuestra familia. Y mientras más cercano y más doloroso a la Paya, mejor para que la Paya apareciera. Creo que ellos tenían la esperanza que la Paya apareciera en el funeral, aunque sea clandestina. Por supuesto que no le avisaron a la Paya, porque si no hubiese llegado”.

Enrique Ropert

Enrique Ropert

La sobrina de Enrique Ropert señaló que el velorio que se realizará el 6 de enero será de carácter público, para que todos aquellos compañeros y personas que quieran puedan acercarse a ser parte de esta ceremonia (El Cañaveral, Camino a Farellones 19520, km. 5, Lo Barnechea).

“Sentimos que Enrique no pudo tener el homenaje que requería porque tenía veinte años, era un cabro chico, y tomó acciones y decisiones de un héroe, a mi visión. Yo soy mayor que él, actualmente, pero yo no entendí nunca el relato de qué hacía un cabro chico de veinte años que entendía que su lugar estaba defendiendo y generando resistencia. Yo creo que es el momento de darle su lugar a Enrique y no entre nosotros, porque entre nosotros ya se lo damos”.

Finalmente, Javiera Fernández se refirió a las declaraciones del ex precandidato presidencial José Antonio Kast respecto de entregar beneficios a los condenados por violaciones a los derechos humanos, al mismo tiempo que alegó que se estaría realizando actos de venganza en contra de ellos.

En este sentido, la sobrina de Enrique Ropert recordó el tuit escrito por Manuel Guerrero Antequera, quien señaló que venganza sería realizar los mismos crímenes que ellos cometieron en contra de sus víctimas. Lo que los familiares de las víctimas buscan es justicia.

Homenaje póstumo en la Universidad de Chile

Enrique Ropert estudiaba Economía en la Universidad de Chile al momento de su detención y ejecución, razón por la cual fue parte de los 104 ex estudiantes de la universidad, asesinados por agentes de la Dictadura entre 1973 y 1989, que recibieron el pasado 11 de septiembre sus títulos póstumos y simbólicos.

En este sentido, el doctor Pedro Crocco, director de Salud Estudiantil de la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, relevó el rol de la Universidad de Chile como depositaria de la memoria de la historia de nuestro país, y especialmente de quienes sufrieron crímenes de lesa humanidad.

“El tema de reconocer a las personas que fueron víctimas de la Dictadura en este ámbito, el reconocerlos en el sentido de entregarles títulos póstumos, por una parte, y por otra parte también desde el punto de vista práctico, de reconocerlos al hacer un memorial, creo que es parte importantísima del rol que tiene la universidad. Lo que no podemos perder es la memoria”.

Foto principal: Enrique Ropert (izquierda) junto a sus hermanos Isabel y Max. / Los Latidos de la Memoria.
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