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Fundación para la Superación de la Pobreza releva rol de la ética en discusión por salario mínimo

Juan Carlos Feres cree que, ante el rezago que existe en cuanto al salario mínimo en el país y la heterogeneidad de los sectores de la economía, el asunto debiera discutirse de forma diferenciada en una primera instancia. A su juicio al debate le falta un ingrediente ético: "Hay que ponerle una componente de equidad, y esa componente, particularmente en el salario mínimo, tiene que ser bastante decisiva".

Martín Espinoza C

  Sábado 6 de enero 2018 9:50 hrs. 
JC-Feres

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Este año comenzó con una nueva alza en el salario mínimo. De $270 mil sufrió un aumento hasta los $276 mil, un crecimiento de $31 pesos la hora de trabajo. El nuevo salario base aún no alcanza a superar la líneas que el propio Estado chileno definió como “de extrema pobreza” ($278 mil) y, más lejos aún, la de “pobreza”.

El alza solo es un antecedente más que se pliega al historial de aumentos poco significativos del sueldo mínimo. Sobre el tema conversamos con Juan Carlos Feres, Presidente de la Fundación para la Superación de la Pobreza.

En entrevista con Radio y Diario Universidad de Chile, Marco Kremerman, economista de Fundación Sol, señaló que el suelo mínimo seguiría siendo insuficiente en la medida en que no fuera suficiente que una persona trabajara para superar la línea de la pobreza. ¿Comparte ese punto de vista?

Más allá de considerarlo válido o no, es una simple constatación. Las estadísticas que se manejan señalan que efectivamente la línea de indigencia, de pobreza extrema, está todavía por encima del nuevo valor del salario mínimo. Eso qué significa, que en una familia de cuatro personas, donde trabaja solo una de ella y obtiene una remuneración del salario mínimo, no le alcanza para cubrir lo más básico, aquello que está reflejado en la línea de indigencia. Es tan simple como eso. No admite más consideraciones.

La línea de la extrema pobreza es una vara bastante baja. ¿Es posible proyectar un alza significativa, de aquí a un periodo determinado, que alcance a superar la línea de la pobreza?

Por lo mismo, siendo una vara muy baja, debiera ser la línea mínima a ala cual como país debiéramos aspirar, sabiendo que con eso no garantizamos un acceso a niveles de bienestar adecuados. Debiéramos tomarla como referencia para que los salarios traten de llegar al menos a ese nivel.  Ahora, qué es lo que uno puedo desear hacia adelante: que efectivamente entremos en una dinámica en la que el crecimiento del país también se vea reflejado en un mejoramiento más significativo de la equidad al interior del mercado de trabajo. Uno de los indicadores claves que da cuenta de aquello es el nivel del salario mínimo. Si se puede o no aumentar de manera significativa no es un dato que te lo vaya a responder la mera técnica, porque acá entran en consideración no solo elementos que son propios del funcionamiento de la economía, sino también consideraciones de tipo ética, que uno debiera introducir cada vez que uno discute respecto del nivel que el país está en condiciones de soportar para su salario básico.

Los antecedentes que entregan las alzas de los salarios mínimos dejan entrever la poca voluntad de que exista un aumento importante en la cifra, ¿qué es lo que frena un alza que se oriente hacia la superación de la línea de la pobreza?

El tema no lo vamos a simplificar de manera burda. Es un tema complejo, pero no cabe ninguna duda de que uno de los elementos que uno debiera poner en el centro de la discusión es que la economía presenta un alto grado de heterogeneidad, donde no puedes tratar variables claves como esta con criterios uniformes. Cuando se discute sobre el salario mínimo, se está discutiendo sobre el salario siempre con referencia a aquellos que están más rezagados. Por eso te hacen la correspondencia tan directa entre el salario mínimo y el impacto en el empleo, en la desocupación. Que un alza “desmedida” del salario mínimo podría terminar volcándose en contra de los propios trabajadores que se pretende beneficiar, por el hecho de incidir en un aumento del desempleo. Eso tiene bastante que ver con no tratar el tema a nivel  de los diferentes sectores que tienen realidades muy distintas.  Ese tratamiento no puede ser un tratamiento solo desde la decisión de la política centralizada, tiene que ser resultado de un espacio de negociación al interior de cada sector de actividad donde efectivamente se manejen las variables que inciden directamente en las condiciones económicas del sector. Tratar de resolverlo solo con un criterio uniforme, donde la referencia básica es lo más rezagado, es no atender a las necesidades que también existen en esta materia en otros sectores que están potencialmente en condiciones de ofrecer mejores niveles de remuneración. Dado que la ley solo les exige $276 mil, en definitiva terminan asumiéndolo como la referencia válida para pagar esos sueldos dentro de su sector.

¿Debiese existir un salario mínimo diferenciado según sector entonces?

En una primera instancia, con este nivel de rezago, lo que uno esperaría es que por lo menos avancemos más rápido en aquellos sectores que están en mejores condiciones para absorber un alza de remuneraciones. Yo sé que frente a un argumento de ese tipo me van a decir “es que los que están en mejores condiciones de pagar salarios más altos, ya pagan salarios más altos, por lo tanto hay muy poca presencia de salarios mínimos. Cuando uno utiliza la información disponible, no es así.  Por tamaño de establecimiento, lo que uno va a encontrar es que también en los establecimientos medianos y grandes hay una proporción significativa obteniendo el salario mínimo. En esas empresas claramente se dan hoy mejores condiciones para que a través de un proceso de negociación más equilibrado y vinculante, se pudiera avanzar más rápido en elevar esos niveles de salario mínimo.

Mencionaste el tema dela desocupación, ¿existe una relación entre el aumento del salario mínimo y el aumento del desempleo?

Todos los trabajos econométricos tienden a establecer que existe esa relación, pero está influida por un conjunto de factores. Además no tiene el mismo comportamiento  a lo largo del tiempo, dependiendo de cuál sea la evolución de los distintos ciclos de la economía. Lo que uno tiene que establecer es que efectivamente no puedes pasar por alto en esta discusión de que te mueves dentro de ciertos rangos. Una vez superados, sin duda que el riesgo de impactar negativamente el empleo existe y crece, pero de nuevo vuelvo sobre el punto: eso lo podemos establecer en promedio, pero puede tener grandes calificaciones cuando lo abres por sectores de actividad económica. Por grupos de empresas.

¿Qué rol debiera ocupar la ética en esta discusión?

Fundamental. Sin desconocer las limitaciones que imponen la estructura y funcionamiento de la economía, estamos partiendo de niveles tan rezagados que uno tiene que asumir que como sociedad nos corresponde garantizar un nivel de ingreso que respete derechos básicos. Hoy, lo que uno constata es que cada vez que se discute respecto del alza del salario mínimo, lo único que prevalece es tener como referencia la inflación por un lado y la productividad, que por lo demás es muy difícil de calcular, por el otro lado. Pero solo esos dos factores. Hay que incorporar decididamente un tercero, a lo menos, y que tiene que ver con una consideración ética. Hay que ponerle una componente de equidad. Y esa componente, particularmente en el salario mínimo, tiene que ser bastante decisiva. Ahora, hay que manejarla bajo los criterios que te señalaba, de que los diferentes sectores muestran realidades distintas que hay que tener en cuenta, pero eso lleva a que no sea solo la autoridad la que determine el o los niveles de salario mínimo, sino que sea fruto de una negociación más equilibrada al interior de los distintos sectores económicos.

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