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Año XVI, 29 de marzo de 2024


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Vaticano investigará denuncias contra obispo Barros

Luego de su paso por Chile el Papa Francisco instruyó una investigación para determinar la responsabilidad del obispo de Osorno en los casos de abuso sexual cometidos por Fernando Karadima.

Camilo Villa

  Martes 30 de enero 2018 10:17 hrs. 
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Doce días después que el Papa Francisco abandonara Chile, desde el Vaticano se informó que se investigarán las denuncias contra el obispo de Osorno, Juan Barros.

El Sumo Pontífice habría dispuesto a Charles J. Scicluna, Arzobispo de Malta y alto funcionario del Congreso Doctrina de la Fe para realizar la labor.

La primera orden desde la santa sede de la iglesia católica es que Scicluna se traslade a Santiago, donde debería investigar a los denunciantes.

El obispo Juan Barros es cuestionado por un grupo de feligreses de la comunidad desde que en 2015 arribó al cargo. Las acusaciones en su contra son por presuntos encubrimientos a los abusos sexuales cometidos por Fernando Karadima mientras era párroco en El Bosque.

La presencia del cuestionado sacerdote en las visitas papales a Chile terminaron convirtiéndose en una de las principales preocupaciones de quienes seguían la gira. Incluso, el Papa Francisco se vio obligado a responder a la prensa por el tema. En la oportunidad defendió al religioso asegurando que no existían pruebas contra Barros, refiriéndose a las acusaciones como “calumnias”.

Las repercusiones de sus palabras fueron tales que tuvo que desdecirse de ellas. Ya en viaje de regreso a Roma dijo a los periodistas en el avión que “su expresión no fue feliz” sin embargo insistió en que las pruebas del encubrimiento no habían llegado a Roma.

Como era de suponer, las reacciones no tardaron en llegar. A través de un comunicado, la Conferencia Episcopal declaró que “este nombramiento demuestra que el paso del Papa por Chile, además de sus luminosos mensajes y homilías, ha significado para él una actitud de verdadera escucha y cercanía hacia la realidad y desafíos de la sociedad chilena y de la Iglesia”.

Consultado si acaso la investigación pudiese derivar en indagaciones paralelas que involucren a otros obispos acusados de abuso sexual, Jaime Coiro, vocero de la Conferencia Episcopal, explicó que no es el encargo que tiene el monseñor Scicluna.

“Él viene a conocer elementos que poseen personas en torno a la situación del actual obispo de Osorno. Si en esas declaraciones surgieran antecedentes sobre otras situaciones posiblemente constitutivas de delitos, muy probablemente será monseñor Scicluna quien determine los pasos a seguir”, dijo.

La ocasión sirvió también para que Coiro leyera una nota escrita por el Obispado de Osorno, en el que aseguraron que “todo lo que disponga el Papa lo acoge con Fe y alegría pidiendo a Dios que resplandezca la verdad e invocando especialmente a la santísima virgen María para que todos alcancemos la paz”.

Por otra parte, en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, Juan Carlos Claret, líder de la Comunidad de Laicos de Osorno, dijo sentirse sorprendido por la decisión del Papa, sobre todo porque esta es una demanda que se exige hace años. Por lo mismo, desde la organización sospechan que la investigación ordenada por el Papa “obedece más a la presión mediática que a las inquietudes del pueblo católico”.

Si bien Claret valora la decisión del Vaticano, advierte que la investigación debe estar mediada por requerimientos que garanticen un proceso transparente.

“Vamos a confiar, pero no ciegamente, sino que lúcidamente, y eso significa exigir condiciones que van en la misma línea que la ONU le exigió al Vaticano en materia de investigación penal, que es lo que se le exige a cualquier otro Estado, por ejemplo, autonomía de la persona que investiga”, manifestó.

Además, Claret confirmó que invitarán formalmente a Charles J. Scicluna a Osorno para que pueda escuchar a la comunidad local, invitación que esperan no sea rechazada.“Si él da garantía de cumplir esas condiciones, nosotros vamos a participar, sino no”, afirmó.

Para el teólogo Álvaro Ramis es claro que Barros es un encubridor. Su argumento lo basa en la institucionalización de esta conducta durante un periodo histórico de la Iglesia: “Todos los problemas internos de la iglesia se solucionaban al interior de la iglesia, no fuera de ella, porque el Estado era una amenaza, entonces, para salvaguardar la autonomía eclesial, los procedimientos de censura castigo, moción, premio (…) eran internos; recién en el siglo XX se integra la idea de que la iglesia es parte de la sociedad, incluso con el Vaticano II se integra esta idea de que la iglesia no es un ente fuera del mundo, sino que está en el mundo”.

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