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Bolivia en La Haya: La emotividad como argumento

Analistas internacionales coinciden en que efectivamente la emocionalidad ha sido un pilar fundamental en la demanda boliviana, aunque verlo con malos ojos es un error.

Camilo Villa J.

  Jueves 22 de marzo 2018 17:26 hrs. 
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“El boliviano, en principio, es al mismo tiempo una persona muy afectiva pero también muy desconfiada, sobre todo con los europeos. Cuando advierten que tú no eres exactamente un mercenario, y que te implicas en su causa, te abren el corazón de tal manera que, realmente, a mí me… me emociona”.

Y no fueron solo palabras. Efectivamente el abogado español y miembro del equipo jurídico de Bolivia, Remiro Brotons, llegó a las lágrimas al referirse a la situación de mediterraneidad del país vecino. El sindicado como “inventor” de la demanda boliviana, dijo a la prensa que es una pérdida para todo país el no tener mar, pero más para Bolivia tomando en cuenta que este sí tuvo acceso al Océano Pacífico alguna vez. “Es como ir a Granada, haberla visto, y haber perdido los ojos”, comentó.

Si bien estas declaraciones no fueron dentro de los alegatos, es inevitable no enmarcarla en tal contexto, además porque desde Chile han acusado fuertemente la emotividad a la que apela Bolivia para ganar el litigio. En ese sentido, la sola presencia de Evo Morales en la Corte representa un gesto importante, por lo demás, inédito.

Rodríguez Veltzé, ex mandatario de Bolivia y agente de su país ante La Haya, dijo durante su intervención en el alegato que el pueblo boliviano seguía lo que pasaba a través de pantallas gigantes, y que hacía un par de semanas se había desplegado una bandera gigante para demostrar su aspiración marítima.

Más lejos fue la jurista Monique Chemillier-Gendrau, quien sostuvo que Bolivia fue arrastrada a la Guerra del Pacífico, para la cual no estaba preparada. Además calificó a este conflicto bélico como “una guerra sangrienta con intenciones devoradoras extremas”.

Para el analista internacional Mladen Yopo, los argumentos jurídicos de Bolivia no tienen mucho asidero, debido a que el Tratado de 1904 y la ratificación en 1905 sellaron las fronteras.

Por lo mismo desde el país vecino han buscado argumentos que busquen, sobre todo, sensibilizar quienes deben dictar un veredicto.

“Me parece que efectivamente hay una tonalidad muy emotiva de parte de Bolivia, un poco buscando una sensibilidad de los jueces frente a ciertos dilemas que ellos plantean como propio de la situación. Aquello del enclaustramiento, la pobreza, el aislamiento, situaciones que de alguna forma están jugando sicológicamente”.

En ese sentido, respecto a si acaso esta estrategia puede surtir efecto, Yopo afirma que si bien los jueces son profesionales, ningún ser humano es impermeable a ciertas situaciones. Desde esta perspectiva cree que la emoción sí podría generar algún nivel de influencia, aunque duda que la decisión final esté condicionada por esta.

Raúl Sohr, analista internacional, comenta que si hay algún grupo de personas que no se dejará influenciar por la emotividad, son precisamente los jueces de La Haya, pues ellos ven el caso de acuerdo a sus méritos jurídicos y políticos, “porque esta es una Corte de Naciones Unidas y, por tanto, el propósito de este tribunal es mantener la paz entre los países”.

Para Sohr, esta emotividad a la que apela Bolivia es lógica tomando en cuenta que el mar ha sido un tema para ellos: “si Chile estuviese en su lugar, sería un tema para nosotros”, acotó.

“Ellos se han sentido pasados a llevar en una serie de oportunidades. Por ejemplo, cuando Chile decidió privatizar los puertos, los bolivianos no fueron invitados a un proceso de debate, sino que simplemente fueron objeto de una decisión. En ese sentido es explicable el elemento emotivo, que los argentinos, por su lado, lo tienen con Malvinas”.

Por su parte el analista internacional Pablo Jofré, cree que menospreciar los argumentos bolivianos por estar cargados de emotividad es un accionar errado, precisamente porque el elemento emocional debe ser parte de una presentación. Para él, el criticar esta estrategia representa una posición de debilidad.

Jofré recordó que esta misma posición de las autoridades chilenas de criticar el elemento emocional de la contraparte y no utilizarlo para sí, le jugó una mala pasada en el diferendo anterior con Perú, donde se decía exactamente lo mismo y, sin embargo, La Haya dictaminó una solución que fue una derrota para Chile.

“O no se aprende de los errores o definitivamente tenemos una cancillería anquilosada, vetusta, ceñida a viejos esquemas que no dan cuenta precisamente de elementos comunicacionales y emotivos”, comentó.

Y si de emotividad se trata, este viernes es un día tremendamente emotivo para la nación vecina, pues se conmemora el Día del Mar, fecha en la que se reivindica la posición de obtener una salida soberana al Océano Pacífico. El evento coincidirá con la segunda jornada de alegato para Chile, que insistirá en la racionalidad, por sobre la emotividad.

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