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Facebook: Lo que nuestros Me gusta dicen de (y por) nosotros

El escándalo de la fuga de datos personales protagonizado por Facebook y Cambridge Analytica han puesto sobre la mesa el valor de nuestros datos personales y cómo los entregamos libremente, sin mayor consideración de lo que se puede llegar a hacer con ellos.

Claudia Carvajal G.

  Domingo 25 de marzo 2018 15:50 hrs. 
facebook y ca

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Cincuenta millones de perfiles, casi tres veces la población efectivamente censada en Chile, fueron usados por la compañía de análisis de datos Cambridge Analytica durante la campaña de Donald Trump en Estados Unidos y la campaña del Brexit en el Reino Unido. Se trata de una empresa privada que, a partir de aplicaciones supuestamente desarrolladas con fines académicos y con Facebook como instrumento, recopiló datos personales incluso de personas que no usan la red social creada por Mark Zuckerberg.

La información fue revelada por el diario británico The Guardian, que tras años de investigación de un equipo de periodistas, logró demostrar que Cambridge Analytica había usado datos que un académico había extraído de manera inapropiada de la red social, lo que fue respaldado tanto por documentos internos como por Christopher Wylie, ingeniero canadiense que trabajó para la firma.

Pero, ¿cómo se obtuvieron y luego utilizaron los datos?  En el año 2014 Wylie tomó contacto con Steve Bannon, jefe de estrategia y asesor de campaña de Donald Trump, para explicar cómo se podían aplicar sus descubrimientos en gestión de datos para dirigir el voto o  condicionar ciertos comportamientos. En ese entonces Christopher Wylie tenía 24 años y cursaba un doctorado sobre la previsión de tendencias de la moda, mientras Bannon –director de Breitbart News-  estaba en Inglaterra apoyando a Nigel Farage en la campaña para sacar a Reino Unido de la Unión Europea. La idea del joven científico sedujo al periodista y, bajo la dirección de Alexander Nix, formaron Cambridge Analytics con un único objetivo: acceder a la información de la gente para utilizarlos ilegalmente e influenciar sus votos.

Wylie

Chrstopher Wylie, científico canadiense creador de la aplicación “robadatos”

Así, crearon la aplicación ‘thisismydigitallife, para recopilar información de gustos, pensamiento y tendencias de quienes la instalaron y también, de todos sus contactos. Posteriormente dirigieron anuncios para instalar una opción política.

Con esto, descubrieron que, mediante desinformación, rumores y noticias falsas podían “cambiar la mente de las personas, no a través de la persuasión, sino a través del dominio de la información”, explicó Wylie en una larga entrevista a The Guardian.

Pero, ¿cómo obtuvieron los datos de los millones de perfiles de Facebook? Acá el rol importante lo toma otro nombre que ha sonado mucho estos últimos días, Aleksandr Kogan. En 2014 él era académico de la Universidad de Cambridge y fundó la compañía Global Science Research y uno de sus primeros clientes fue Strategic Communication Laboratories, que luego se convertiría en  Cambridge Analytica. Kogan,  contrató a un grupo de trabajadores a través de la red Mechanical Turk de Amazon para que instalaran, en sus propias cuentas, una aplicación de Facebook, construida por Global Science Research,  que recogía una gran  cantidad de datos de los usuarios y sus amistades. Así fue como 270.000 miembros de Turk terminaron proveyendo 30 millones de perfiles de usuarios estadounidenses de Facebook.

Para esto, el profesor de Cambridge habría violado las condiciones de servicio de Facebook al asegurar que los datos se utilizaban para estudios académicos, cuando en realidad se los vendía a Strategic Communications Laboratories.

“Facebook podía ver lo que estaba sucediendo”, asevera Christopher Wylie. “Sus protocolos de seguridad se activaron porque las aplicaciones de Kogan estaban sacando esa enorme cantidad de datos, pero al parecer Kogan les dijo que eran para uso académico. Entonces ellos dijeron: “está bien”.

El rol de Zuckerberg

Con 2.000 millones de usuarios conectados, es decir, el 30 por ciento de las personas del mundo, Facebook es, según su creador, una empresa de tecnología sin intervención alguna en materias políticas o sociales. Pero, cuatro años después de los hechos, debió reconocer que efectivamente una aplicación “filtró datos de Facebook de millones de personas en 2014”. “Fue una traición a su confianza, y lamento no haber hecho más en ese momento”, dijo hace un par de días en entrevistas a varios medios y también en una breve publicación en su propio muro.

Luego del “escándalo de las tendencias”, que acusaba a la red social de manipular mark-zuckerberg-facebook-bold-focus-impact-1920los temas de actualidad que los usuarios veían en sus muros, sumado al “problema de las noticias falsas” que apuntó a Facebook como intermediario en las campañas de publicidad pagadas por el gobierno ruso y las noticias falsas que beneficiaban a Donald Trump, Mark Zuckerberg debió admitir que su empresa había cometido “muchos errores” y que en 2018 él, sus socios y trabajadores, se dedicarían a  “resolver esos problemas juntos”.

“Hoy, muchos perdieron la fe en esa promesa”, se lamentó. “Con el crecimiento de un pequeño grupo de grandes compañías tecnológicas -y gobiernos que usan la tecnología para espiar a sus ciudadanos-, mucha gente ahora cree que la tecnología centraliza el poder en vez de descentralizarlo”.

Desde las acusaciones de “brecha de datos”, Facebook ha perdido más de 50 millones de dólares en valor de mercado,  acumulando un 10.91 por ciento de baja en su peor semana desde marzo de 2014.

¿Y cómo protegemos nuestros datos?

Existe una campaña mundial llamando a cerrar las cuentas de Facebook, pero eso es sólo una solución parcial y, probablemente, temporal, ya que como usuarios y titulares de nuestros datos, debemos contar con la posibilidad de acceder a plataformas y servicios sin que, por ello, peligre nuestra identidad digital.

Es ahí donde la realidad, como siempre, comienza a exigir a la ley que responda a las necesidades y proteja nuestros datos personales efectivamente.

La ONG Derechos Digitales analiza la responsabilidad de las empresas y señala que el actuar de  Facebook no debe dejarse pasar. “Ya hay anuncios de demandas civiles y de acciones de agencias administrativas tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos. A ello se suma lo que las propias empresas pueden adoptar como prácticas respetuosas de los derechos de sus usuarias. Que las propias redes sociales digitales reconozcan tales derechos es a la vez una muestra de respeto como una forma de mejorar su propia imagen corporativa. Que las condiciones en que operan los desarrolladores de apps que interactúan con los datos, permitan prevenir el riesgo de abusos. En fin, el involucramiento de personas al formar marcos de interacción, incluyendo a las usuarias, como también de las organizaciones de la sociedad civil que representan sus intereses, para desarrollar y hacer evolucionar conjuntamente las políticas que rigen aspectos fundamentales de las vidas de las personas, es también un paso necesario”, dice Juan Carlos Lara, abogado y coordinador del equipo de investigación y políticas públicas de la organización.

“Una empresa que opera a esa escala sobre la humanidad es evidentemente un foco de atención por la influencia que puede llegar a tener. Poder a esa escala es ejercido apenas por un puñado de compañías, y es necesario abordar alternativas para reducir el riesgo que implica, más allá de la urgencia por reglas sensatas de protección de datos personales. El próximo escándalo está a la vuelta de la esquina, y los riesgos son cada vez más grandes”, agrega.

“Los datos son el nuevo petróleo” sentenció Clive Humby, matemático creador de las tarjetas de supermercado en el Reino Unido. Y las últimas semanas le han dado la razón, lo que nos debería llevar a pensar dos veces antes de entregar los nuestros a las aplicaciones, supermercados, farmacias y multitiendas.

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