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Desde el pasado hacia el futuro: el tren como solución de transporte

El panorama de las carreteras obligó a pensar en otras formas de movilizarse a través de Chile. Ahí aparecieron proyectos como el tren de alta velocidad entre Santiago-Valparaíso, que aliviaría el tráfico pero que, al mismo tiempo, estaría a cargo de empresas privadas, lo que podría quitarle "soberanía" al Estado, de acuerdo a algunos expertos.

Nicolás Massai D.

  Martes 3 de abril 2018 18:01 hrs. 
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La congestión en la Ruta 68 del pasado fin de semana irritó a buena parte de los usuarios que venían de pasar el fin de semana en la costa. El alboroto fue de grandes proporciones, un domingo olvidable, y llevó al gobierno a plantear una mesa de trabajo junto a las concesionarias para tomar medidas que salgan al paso del tildado “colapso histórico”.

Una de las alternativas que apareció otra vez en el mapa fue la del tren de alta velocidad que pretenderá cubrir el tramo Valparaíso-Santiago en menos de 45 minutos. A inicios de este año el consorcio TVS –que agrupa a la internacional Railways Group Limited y a las nacionales Sigdo Koopers y Latinoamerican Infraestructura– presentó este proyecto, que implicaría una inversión de 1.600 millones de dólares y que, según sus propietarios, podría transportar la mitad de personas que utilizan la Ruta 68 en un día de mucha congestión.

La iniciativa suena bien: plantea una opción que además competiría con las tarifas de buses en temporada alta, época en la que se alcanzan valores que se aproximan al costo que significaría hacer el mismo tramo en un auto particular. Acorde a Juan Pedro Sepúlveda, experto en Transportes de la Universidad de Santiago, la cantidad de vehículos es tan grande que ni siquiera habría un afectado con su construcción.

“Es tan grande el flujo de vehículo que el tren vendría a disminuir el flujo vehicular por la autopista, pero a mi juicio, yo creo que no competirían para nada. Yo creo que hay que buscar soluciones en donde se baje a la gente de su auto, y el tema del tren es una excelente alternativa, al igual que los buses”, dijo.

La idea estaba incluida en el programa de gobierno de Sebastián Piñera, aunque no se explicitaba si es que este nuevo tramo Valparaíso-Santiago estaría a cargo de estos privados. Eso no deja de ser un tema para el magíster en Transportes de la Universidad de Chile, Andrés Fielbaum, quien comentó cuáles son los aspectos negativos que traería para Chile.

“En la medida que el Estado le entrega a privados la gestión y operación de áreas que son estratégicas para el país, queda subordinado frente al poder de decisión que tiene un grupo pequeño, sin ningún tipo de control democrático respecto de las decisiones que puedan tomar. Esto tiene un componente que se puede ver en términos del poder monopólico que pueden tener en su relación con los usuarios, pero más importante aún, les entrega poder político”, manifestó, y agregó que al otro lado se encuentra la construcción de este sistema de manera pública y estatal, que entregaría “soberanía” al país. En el caso del privado, continuó, podría ocurrir que desde la empresa se ejerzan condiciones de presión a la hora de negociar con el Estado, lo que generaría un daño en la misma sociedad que se adapta con rapidez a las alternativas de movilidad.

Una historia ingrata

Hace algunas décadas era fundamental para Chile. Sin embargo, desde la aparición de la carretera, el medio de transporte fue desplazado poco a poco. Y cuando llegó la dictadura, que había contado con el favor de las asociaciones de camioneros, el sistema terminó por morir. El panorama de la transición ya es conocido; una mezcla de ineficiencia y fraude al fisco.

Esta planificación actual resultó diferente a la que se organizó en Europa, donde el transporte entre países se realiza vía tren; un esquema que se diseñó precisamente pensando en los pasajeros, ya que la carga se moviliza bajo este medio y mediante camiones de carga.

Durante la última campaña presidencial el precandidato Alberto Mayol planteó construir una línea férrea entre Arica y Puerto Montt; una idea que causó adhesión pero que también fue cuestionada por el monto de inversión que podría significar y por el riesgo a ser un mecanismo deficitario.

Ahí se habló de muchos kilómetros, y su concreción pareció poco probable por el momento. No así proyectos como el de establecer una vía entre Santiago y el sector poniente de la capital, en comunas como Talagante, Peñaflor y Melipilla. El primer discurso del diputado Raúl Leiva en la Cámara se basó en eso.

En conversación con Radio Universidad de Chile, el también militante socialista indicó que abogará por la construcción de este medio de transporte, que termine por acortar los tiempos largos de desplazamiento que tienen los ciudadanos de ese sector.

“Para nosotros que vivimos en la zona, que tuvimos que soportar el transporte mientras estudiábamos y todas las personas que estudian y trabajan, siempre ha existido la promesa, el mal chiste, y la broma con ello. Por eso he tomado este tema que siempre trabajé de manera transversal con los demás alcaldes de la zona. Urge contar con un tren de cercanía”, señaló.

El diputado además alegó las malas condiciones que existen actualmente para el transporte entre esas comunas y Santiago, con “solo tres empresas que hacen un trayecto de mala calidad, inseguro, por una Autopista del Sol que ya está colapsada”.

La construcción de esta línea, o la de Santiago-Valparaíso, podría marcar un precedente que proyecte el nuevo auge de esta forma de moverse. Por lo menos ya se sabe que, si hay privados intentando adjudicarse estas iniciativas, el tema goza de rentabilidad. Ahora se tendrá que estudiar a qué agente se le transferirá este rol, si al privado o el público.

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