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El mundo grita al sionismo: ¡Asesinos!

Columna de opinión por Pablo Jofré
Martes 3 de abril 2018 15:04 hrs.


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Cuando el mes de marzo del 2018 llegaba a su fin, una conmemoración palestina sacudió el suelo de este pueblo valeroso, recordando al mundo la necesidad de combatir al sionismo y no hacerse cómplice de un régimen como el israelí,  que se sustenta en base al colonialismo, racismo y crimen contra el pueblo palestino.

Cada 30 de marzo, desde el año 1976 a la fecha, Palestina recuerda a sus mártires en una protesta realizada para reivindicar su derecho al retorno al suelo, del cual fueron expulsados por  colonos extranjeros sionistas, venidos principalmente desde Europa. Ello,  bajo el marco de una política colonial impulsada por una ideología racista, que contaba y cuenta con el apoyo de potencias occidentales, que encontraron en la conformación de la entidad sionista, en mayo del año 1948, la mejor opción, para así consolidar su hegemonía en Oriente Medio.

La rapacidad israelí en tierras palestinas es crónica. Ese año 1976 la sociedad palestina convocó a una Huelga general en protesta contra el expolio de su tierra que se agudizaba. El Ejército Sionista reprimió aquella manifestación asesinando a 7 jóvenes que trataban de impedir la confiscación de 21 mil Dunums  – equivalente a 2.100 hectáreas – de tierras palestinas y que serían destinadas a campos de entrenamiento militar y su entrega a colonos judíos. Esas muertes se recuerdan cada año, plantando  un olivo como señal de continuidad histórica frente a su derecho al retorno y permanecer en una tierra que es propia.

Criminales Patológicos

En el marco de la conmemoración del Día de la Tierra en Palestina, miles de habitantes de la Franja de Gaza, bloqueada desde el año 2006 a la fecha, se acercaron a las alambradas que marcan la separación de la Palestina usurpada el año 1948. Una alambrada instalada, para acrecentar aún más el bloqueo contra esta tierra sometida a crímenes diarios, a un sofoco que viola los derechos humanos de 2 millones de personas, en lo que se considera el campo de concentración más grande del mundo. Una réplica monumental de aquellos campos, que el nacionalsocialismo instaló en las tierras que iba conquistando en la Segunda Guerra Mundial, que bien conocen muchos ciudadanos israelíes de origen europeo y sus parientes. Campos que han sido puestos en práctica en este Siglo XXI,  por aquellos que han hecho de su propio sufrimiento en esa guerra, un modelo a seguir ahora contra el pueblo palestino. Singular, por cierto, pero hasta patológico me atrevo a sostener.

El 30 de marzo miles de Gazeties haciendo caso omiso de las amenazas de la soldadesca israelí, se instalaron a algunos centenares de metros del ejército ocupante que había definido, a través del Estado Mayor del Ministerio de Asuntos Militares, destinar un centenar de Francotiradores,  con la orden de tirar a matar contra la población desarmada.  La sed de sangre del sionismo, vestidos con el uniforme del Ejército de Israel, mostró al mundo la cara monstruosa de uno de los regímenes más extremistas del mundo. Expuso su conducta perversa, canallesca, cobarde, disparando a los manifestantes incluso por la espalda, como el más repugnante de los criminales. Balas, gas lacrimógeno, uso de drones, francotiradores que significó la muerte de 17 palestinos y 1.400 heridos en una jornada horrorosa y sangrienta.

No hay adjetivos suficientes para definir al gobierno sionista, sus líderes políticos y esta banda uniformada cobarde, miserable, que teme mirar a los ojos y que seguramente terminará en el sofá de algún psiquiatra que matizará su responsabilidad ante la ley y los derechos humanos diciéndole “está bien  ¡lo has hecho por la seguridad de tu país¡ ¡la  sociedad te lo agradece¡”  como una manera de paliar la responsabilidad que le cabe por sus tareas genocidas. O tal vez recibiendo la Cruz de Hierro en versión nacionalsionista, por los servicios prestados para mantener su política de colonización.

Las autoridades palestinas calificaron de masacre, el asesinato de 17 palestinos a manos de militares israelíes en la Franja de Gaza lo que hace imprescindible, según estas autoridades palestinas, que la comunidad internacional y sus organismos competentes brinden protección a un pueblo sometido a la más salvaje colonización desde el año 1948 a la fecha. 70 años de crímenes, expolio y segregación que requiere aplicar, aquello que la Carta de las Naciones Unidas refiere, cuando se han constituido actos de agresión contra un pueblo, que es el marco en el cual habría que actuar.

La Carta de las Naciones Unidas, en su Capítulo VI sobre: Arreglo Pacífico de las Controversias, contenido en sus capítulos del número 33 al número 38 ha quedado obsoleto, cuando se trata de Israel y su política colonial. Por ello, a pesar de las pocas esperanzas que se lleve a cabo la aplicación del siguiente Capítulo de esta Carta de la ONU, el denominado Capítulo N° VII referido a  la necesidad de tomar acciones: En caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión, es necesario exigirlo, ponerlo en la discusión, dejar al descubierto quienes están por el crimen y quienes por apoyar al pueblo palestino.

En lo específico el Artículo 39 establece que “será el Consejo de Seguridad quien determinará la existencia de toda amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o acto de agresión y hará recomendaciones o decidirá qué medidas serán tomadas de conformidad con los Artículos 41 y 42. En lo específico el Artículo N° 41 consigna que “El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas – CSNU –  podrá decidir qué medidas que no impliquen el uso de la fuerza armada han de emplearse para hacer efectivas sus decisiones, y podrá instar a los Miembros de las Naciones Unidas a que apliquen dichas medidas, que podrán comprender la interrupción total o parcial de las relaciones económicas y de las comunicaciones ferroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas, radioeléctricas, y otros medios de comunicación, así como la ruptura de relaciones diplomáticas”       

Por su parte, el Artículo 42 especifica que “Si el Consejo de Seguridad estimare que las medidas de que trata el Artículo 41 pueden ser inadecuadas o han demostrado serlo, podrá ejercer, por medio de fuerzas aéreas, navales o terrestres, la acción que sea necesaria para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales. Tal acción podrá comprender demostraciones, bloqueos y otras operaciones ejecutadas por fuerzas aéreas, navales o terrestres de Miembros de las Naciones Unidas”    

Es imprescindible exigir la puesta en acción, poner este tema en las tablas de los parlamentos de los países, en la conciencia de los pueblos, en sus movilizaciones, junto a la necesidad de sumarlo a la necesaria lucha armada que permita eliminar al sionismo. Esto, a pesar de contar, desde ya con el veto cómplice de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, tres de los cinco miembros permanentes del CSNU y que son el principal sostén de la entidad israelí junto a los lobbies sionistas que ejercen enorme poder político, económico y comunicacional en estos países y marcan su política exterior. Puede parecer estéril, vano, pero todas las formas de lucha son válidas a la hora de derrotar a uno de los regímenes más criminales de la historia.

La Orden es Asesinar

Las imágenes de los asesinatos de los tiradores sionistas contra la población desarmada son espeluznantes, de una crueldad  similar a aquellos actos de los terroristas takfiri degollando a sus víctimas indefensas. Haciendo uso de un poder de fuego que no es posible contrarrestar. Las imágenes difundidas sin posibilidad de ser negadas por el gobierno de Netanyahu signa a tiradores del ejército ocupante disparando a hombres y mujeres que se manifestaban pacíficamente. Ello me trajo a la memoria una imagen también escalofriante, en una película dirigida por el más conocido de los Directores de Cine sionista de Estados Unidos: Steven Spielberg y su película La Lista de Schindler.

En aquel film,  un Oficial Nazi, Amon Goeth de la SS, que dirigía el campo de concentración de Plaszow, en la ciudad polaca de Cracovia, desde la terraza de la casa que ocupaba en aquel campo de muerte, armado de un rifle de precisión, actuaba como un francotirador. Elegía su víctima entre los prisioneros. Lo hacía tranquilamente: fumando, bebiendo su trago con el convencimiento que da el sentirse impune. Sin duda una película, cuyo objetivo es mantener viva lo que el sionismo considera  su mejor inversión:  conservar y acrecentar los réditos obtenidos tras el fin de la SGM, con ese crónico victimismo que suele invisibilizar a otros asesinados en esa guerra como gitanos, soviéticos, presos políticos y de guerra. ¿Podrá recrear Spielberg algo similar con el Teniente General Gadi Eizenkot, Jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, eligiendo sus víctimas palestinas desde su puesto de observación?

Los réditos obtenidos por la victimización o lo que intelectual judío Norman Finkelstein denomina “la Industria del Holocausto” la he significado jugosos dividendos al sionismo,  que le ha permitido consolidar un régimen colonial, en constante agresión y expansión a costa de sus vecinos y con la complicidad de sus aliados occidentales. Miles de millones de dólares obtenidos de compensación por parte de Alemania y Suiza. Apoyo de los lobbies sionistas en Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. 4 mil millones de dólares anuales en apoyo militar, a costa de los contribuyentes estadounidenses y otros tantos miles de las organizaciones cristianas sionistas.  Lo señalado respecto a Amon Goeth, la Lista de Schindler y la política sionista, sin un mínimo de decencia por la vida humana tiene su correlato este 2018 en la Franja de Gaza. Allí, un centenar de Amon Goeth, con autorización del gobierno y las palabras del Teniente General Gadi Eizenkot, han dado la orden de “tirar a matar”.

Los Amon Goeth, desde las sombras, ocultos, cobardemente disparan a los palestinos, muchos de ellos asesinados por la espalda. A pesar de las condenas internacionales frente a los crímenes cometidos contra la población palestina en este Día de la Tierra, que se intensificará pues las legítimas demandas palestinas no cesarán. Haciendo caso omiso de las imágenes que muestran el carácter terrorista y criminal de la soldadesca israelí, el régimen sionista ha rechazado todo llamado a cesar sus crímenes y que se realice cualquier investigación sobre los hechos. Esto, a pesar de la tibieza de las condenas internacionales que hablan de “fuerza excesiva” contra los manifestantes palestinos. No es fuerza excesiva, es violencia criminal, son asesinatos, son violaciones a los derechos humanos, son la expresión del carácter sanguinario de la entidad israelí.

El Ministro de Asuntos Militares sionista, el colono de origen moldavo Avigdor Lieberman afirmó que “No habrá comisión de investigación, ni cooperaremos con ninguna comisión de investigación y adoptaremos todas las medidas militares más fuertes y violentas contra los manifestantes palestinos especialmente si intenta cruzar la valla fronteriza” valla que representa la separación entre la Franja de Gaza y los territorios ocupados de la Palestina histórica.” Para tal amenaza cuenta con la complicidad vil del gobierno de Donald Trump, que ha bloqueado y obstaculiza cualquier esfuerzo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para condenar la masacre del régimen de Israel en la asediada Franja de Gaza.

La ONU y el bloque europeo han pedido la apertura de una investigación “independiente y transparente” sobre los hechos e instan a Israel a cumplir sus responsabilidades en conformidad con los derechos humanos. Países como Turquía a través de su mandatario han señalado a Netanyahu como responsable de esta masacre “¡Eh, Netanyahu! ¡Eres un ocupante!  – denunció Erdogan – Y estás en esas tierras como ocupante. Y al mismo tiempo eres un terrorista. No es necesario decirle al mundo cuan “cruel” es el Ejército israelí. Podemos ver lo que está haciendo ese Estado terrorista en la Franja de Gaza y en Al Quds” señaló el mandatario turco..

Por su parte Irán, por medio de Alí Aktar Velayati, asesor del Líder religioso Alí Jamenei para Asuntos Internacionales afirmó que “a través de los crímenes salvajes que cometieron ante los ojos de todo el mundo, durante la pacifica Marcha del Retorno de los palestinos residentes en la Franja de Gaza, revelaron el temor y la preocupación que sienten EE.UU., el régimen sionista y sus aliados por los logros y las victorias del eje de Resistencia y el pueblo reprimido de Palestina que ha resistido durante años ante sus acciones brutales”. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la nación persa, Bahram Qassemi, condenó las acciones de las fuerzas “racistas” del régimen sionista en Gaza “que revelan su naturaleza inhumana. Israel tiene una larga historia de ocupación, masacre y crímenes. Un régimen que se ha vuelto aún más envalentonad,  por el apoyo generoso de la administración estadounidense y los intentos vergonzosos de algunos líderes regionales delirantes y novatos – en referencia al príncipe saudí Mohamad bin Salman –  para establecer relaciones con Tel Aviv”

Hoy, más que nunca es necesario denunciar ¡Sí¡ pero pasar de las palabras a la acción. Fortalecer la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones – BDS – contra la entidad sionista. Hoy, más que nunca es necesario exigir a los organismos internacionales, que cumplan el papel para el cual fueron creados y dejen de lado la hipocresía y complicidad con el terrorismo israelí. Es fundamental,  que el Eje de la Resistencia muestre un camino claro de apoyo a la lucha del pueblo palestino. No es posible seguir aceptando que los muertos provengan desde la sociedad palestina y que Israel no sufra las consecuencias de su acción criminal. Hoy el mundo debe gritar al régimen colonial de Israel con más potencia que nunca ¡ Asesinos !  a la par que las acciones de resistencia minen la seguridad de una sociedad que la ha construido en base a la vida de miles de muertos palestinos y millones de prisioneros en el campo de concentración más grande el mundo llamado Palestina. El nacionalsionismo, esa ideología criminal debe desaparecer por el bien de la humanidad y sus líderes políticos y militares juzgados por crímenes de lesa humanidad.

 

 

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