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Trump en Siria: El peligroso descontrol del “ataque controlado”

Un presidente impredecible en un mundo en disputa y cambio no puede dar garantías de un “ataque controlado”, como ha pretendido legitimar Trump el ilegal bombardeo de Estados Unidos en Siria.

Patricio López

  Sábado 14 de abril 2018 21:43 hrs. 
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Donald Trump fue tan o más allá que George W. Bush. No solo bombardeó Siria sin la venia de Naciones Unidas, sino que tampoco le preguntó al congreso de Estados Unidos. En pleno siglo XXI y desde la democracia liberal por excelencia del mundo, Trump decidió por sí y ante sí bombardear otro país, como amo planetario. Aunque luego se dirá, claro, que es una coalición la que ha llevado a cabo el ataque.

Al momento de los bombardeos cundió el pánico en Siria y el resto del mundo. La impresión de que la principal potencia del mundo está en manos de un lunático acrecienta el terror. Su falta de límites también es parte de las consideraciones; los mismos legisladores de su país lo acusaron de un acto ilegal e inconstitucional. Desde su propio partido la congresista republicana, Barbara Lee, afirmó que “es el Congreso, no el presidente (…) que tiene el poder de autorizar la acción militar (…) Al bombardear ilegalmente Siria, el presidente ha negado una vez más al pueblo estadounidense, cualquier supervisión o rendición de cuentas en esta guerra interminable”. Mientras, el parlamentario Justin Amash afirmó que “estos ataques son inconstitucionales, ilegales y temerarios”.

Con el paso de las horas, sin embargo, se precisó que no fue un ataque a mansalva contra la población inocente: no habría muertos, aunque si se consideran estos siete años la cifra es de por lo menos 511 mil. La acción fue representada por el Pentágono como una reacción, no como una acción, una represalia al ataque del gobierno sirio con armas químicas (aunque esto tampoco ha sido probado). Se trataría, entonces, según la versión de Estados Unidos, de un “golpe de precisión”, justo y proporcional, contra centros de producción y almacenamiento de armas químicas sirios, sin que haya señales explícitas de que tendrán continuidad con otros ataques.

Para Rusia, sin embargo, el mensaje está claro y el Kremlin ha respondido en consecuencia. “No se quedará sin consecuencias”, advirtió el embajador en Washington, Anatoli Antónov. “Los peores presagios se han cumplido. No han escuchado nuestras advertencias. Nos vuelven a amenazar. Habíamos advertido que estas acciones no se quedarán sin consecuencias. Toda la responsabilidad recae en Washington, Londres y París”, dijo Antónov en una declaración oficial difundida por la Embajada, minutos después de que cohetes antiaéreos rusos trataban de bloquear los misiles estadounidenses junto a las tropas sirias.

La situación, entonces, parece que no quedará aquí y de que los asuntos no se terminan cuando Estados Unidos dice que se terminan, hay varios ejemplos en la historia. La afirmación de Trump de que se estaba ante una “¡Misión Cumplida!” inmediatamente hizo recordar a George W. Bush, quien hizo colgar el mismo mensaje en un portaviones en 2003, para anunciar que acababa la incursión de su país en Irak. Sin embargo, las circunstancias obligaron a que la intervención se alargara por varios años. Mala cosa, muy mala hacer recordar a Bush e Irak, puesto que aparece de inmediato lo señalado por Evo Morales: “el 2003 Bush inventó inexistentes armas de destrucción masiva para justificar invasión de EEUU a Irak. Lo que buscaba era adueñarse del petróleo. Ahora Trump repite vil agresión imperialista contra el hermano pueblo de Siria, también para adueñarse de RRNN de otro país”.

El vínculo no es casual: el día antes del ataque el secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, reconoció que no tenían evidencias concretas del uso de sustancias químicas (sarín y cloro) en el supuesto ataque químico perpetrado en Duma. “No tenemos tropas, no estamos involucrados en el terreno allí, así que no puedo decir que tuviéramos pruebas, a pesar de que contáramos con muchos indicios (…) que se usó cloro o sarín”, dijo Mattis durante la sesión del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes.

Sin embargo, el ataque se produjo de todos modos al día siguiente y la gran pregunta, si ya no nos escandaliza que se puedan realizar acciones bélicas sin pruebas, es si Trump tiene una estrategia en todo esto. Durante su presidencia, los análisis sobre su forma de gobernar no se han asentado. Algunos consideran que no tiene plan y que el show es el plan, mientras otros afirman que el aparente desorden es en realidad un tipo de estrategia que le permite avanzar en medio de la confusión de sus adversarios. En este caso puntual, tal como el verdadero problema en Siria sería que el gobierno no afín a Washington está ganando la guerra, internamente esta situación le ha permitido distraer de los asuntos en que está siendo investigado: los jueces acaban de allanar la oficina de su abogado en busca de pistas de sus supuestos sobornos a la actriz porno Stormy Daniels. Éste es solo el último de sus flancos abiertos y como está demostrado que cuando Estados Unidos bombardea la popularidad de su presidente sube, se habría recurrido a la fórmula para levantar a Trump.

Si la acción de Estados Unidos ha sido una demostración de poder o el gruñido de una potencia que no logra imponer sus términos, está aún por saberse. Lo cierto es que por primera vez en más de cien años el mundo asiste a un cambio de hegemonía. Y cuando es tanto y tan importante lo que está en disputa, es difícil que el proceso transcurra pacíficamente. En este momento de la Historia los frentes abiertos son muchos y no se puede pretender que ningún ataque sea controlado.

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