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Sergio Rojas: “Hoy la transgresión en el arte es una golosina de mercado”

En el marco del inicio del Diplomado de Extensión en Artes Visuales que actualmente imparten el DAV y el MAC, el filósofo, Doctor en Literatura y académico de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, Sergio Rojas, fue el encargado de abrir el primer módulo del programa haciendo una reflexión sobre lo que significa hacer arte hoy. A continuación parte de lo que fue su intervención.

Departamento de Artes Visuales U. de Chile

  Miércoles 18 de abril 2018 10:21 hrs. 
sergio rojas

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“No me centraré en intentar dar una determinación objetual-objetiva de una obra, sino que me concentraré en la pregunta ¿Qué significa hoy hacer arte?, lo que nos permitirá reflexionar sobre la condición contemporánea del arte”, comenzó aseverando el académico de la Facultad de Artes, Sergio Rojas, en la primera clase de Diplomado de Extensión de Artes Visuales, el pasado sábado 7 de abril en el Museo de Arte Contemporáneo, MAC.

El filósofo explicó que, aunque existen definiciones de lo que es el “arte” -las que a veces son útiles para orientarse-, no son pertinentes cuando de lo que se trata es de reflexionar respecto a lo que significa hoy hacer arte. “Si tuviésemos que pensar en la contemporaneidad del arte o en la condición contemporánea del arte, esto implica en buena medida preguntarse ¿qué significa hoy hacer arte? Y eso involucra preguntarse ¿qué significa hoy lo que estoy haciendo, viendo o escuchando? A eso me refiero cuando hablo de la condición contemporánea de las artes”, indicó.

Así, el Doctor en Literatura de la Universidad de Chile agregó que durante su clase no daría una visión “panorámica” de las artes, pues eso significaría tomar distancia sobre un plano general, pero si abordó una introducción sobre la condición reflexiva de las artes: “Yo voy a plantear dos o tres problemas que me parecen fundamentales, porque el tenor de este Diplomado consiste fundamentalmente en eso: en la reflexión sobre la relación entre el arte y la experiencia del mundo, para luego hacerse de criterios que permitan elaborar hipótesis y reflexionar sobre lo que está sucediendo”, explicó.

La contemporaneidad del arte

Luego de eso el profesor Sergio Rojas señaló que: “Hoy día es impensable preguntarse “quién es quién” en el mundo de las artes. Por ejemplo, podemos encontrarnos con un libro de 800 páginas cuyo título sea “Principales Obras del Arte Contemporáneo”, que puede ser muy útil y entretenido, pero no nos permite ingresar en la discusión, en la reflexión, que es precisamente lo que me he propuesto abordar en esta clase”, manifestó.

Así, volvió a surgir nuevamente la pregunta ¿qué es lo que vamos a entender por contemporaneidad? Un concepto que el académico denomina como “la exigencia que hoy día recae sobre el arte contemporáneo”, afirmando que, “una cuestión que resulta fundamental para pensar nuestra condición actual es la diferencia entre el presente, lo actual y lo contemporáneo”.

Para ello el filósofo explicó que es importante, al iniciar esta reflexión, tener en cuenta que nuestro presente, según sus palabras, se caracteriza por lo que podríamos llamar un tiempo de crisis. “Hoy nos encontramos en un tiempo de crisis que podría denominarse también -aunque hay una diferencia respecto de eso- un tiempo de agotamiento, que no es lo mismo. Encontrarse en un momento de crisis es encontrarse en un momento de trance, de tránsito, de renovación caótica. Crisis habitualmente lo relacionamos con algo catastrófico, algo que se está terminando. Pero al mismo tiempo crisis tiene que ver con crisol, algo que está naciendo, que se está renovando. Por lo tanto los momentos de crisis en ese sentido son una constante en la modernidad. La crisis es inherente a la modernidad, a su naturaleza constantemente inaugural”, afirmó.

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El agotamiento del arte

En base a eso Sergio Rojas propone leer nuestra condición actual, “no solo como un tiempo de crisis, sino que también, como un tiempo de ocaso, que es algo que va más allá del concepto de crisis. Un tiempo de ocaso es un tiempo de término, lo que podría implicar también un momento de crisis, con la diferencia que en un tiempo de ocaso no se ve el horizonte, no se avizora un tiempo de renacer. El tiempo de ocaso no es un momento de expectativas ni de entusiasmos, como sí lo fueron las grandes crisis, incluso las crisis políticas en la modernidad”, dijo.

Para el filósofo, hoy hasta el concepto de la “historia de la humanidad” es un concepto que está en crisis o acaso de agotamiento, después de las catástrofes políticas y humanas acaecidas en el siglo XX, el siglo de la técnica. “Vivimos un tiempo de ocaso y podemos insistir en la crisis también, lo que nos lleva además a un tiempo de escepticismo. Esta suerte de actitud escéptica es muy importante para reflexionar la condición del arte, porque cuando nos preguntamos por la condición reflexiva del arte, esta condición escéptica es fundamental para entender una característica o propiedad del arte que, de alguna manera, explica el hecho de que estemos acá, y es el hecho de que el arte da que pensar. Con esto me refiero a que la recepción del arte en cada caso da lugar a comportamientos reflexivos en el destinatario”, indicó y agregó que, “esto no significa que haya en la obra un discurso por extraer, sino que el espectador (auditor, lector) se hace preguntas, asocia, imagina, etc.”.

La transgresión en el arte

Según Sergio Rojas, el comportamiento subjetivo de las personas ante una obra es, a su vez, es un comportamiento reflexivo, y esa condición reflexiva es inherente a la condición moderna del arte. “Toda recepción de una obra, de un acontecimiento o un objeto respecto a obra, demanda en nosotros un comportamiento subjetivo y reflexivo” dijo.

Este punto fue explicado por el académico tomando como ejemplo el arte del siglo XX. “Durante mucho tiempo, a lo largo del siglo XX se esperaba que el arte fuese crítico. Eran dos conceptos que iban casi internamente relacionados: el arte da que pensar porque es crítico, porque desnaturaliza nuestras formas sedimentadas de percibir y comprender el mundo. Ahora bien, dentro de esa condición crítica, un capítulo importante del arte fue escrito en nombre del prestigio de la transgresión, la que caracterizó buena parte del arte del siglo XX, momento en que por algún motivo que debemos reflexionar, el arte debía ser transgresor. Si no era transgresor no estaba a la altura y eran dos conceptos relacionados. Si alguien iba a ver arte, iba con la expectativa de encontrarse con algún tipo de transgresión”, consignó.

Y ¿Qué paso con la transgresión? Para el académico la transgresión se fue debilitando. “Hoy la trasgresión es más bien una golosina de mercado. El arte transgresor vivió tal vez sus últimos capítulos más radicales en el Accionismo Vienés -fines del 60 comienzo de los 70-, con ese grupo de artistas austriacos que tenían a Hermann Nitsch como la cabeza más visible, y donde se desarrollaron performances con mucha sangre, mutilaciones, sexo en escena y viseras, todo muy intenso. Cuando hoy vemos los registros que quedaron de eso, bien podríamos pensar que estamos asistiendo a los antecedentes de la estética de Marilyn Manson. El arte de la transgresión se transformó en un tema de mercado. Hoy aquella transgresión es la marca de un tipo de consumo en las redes: la adicción a la sangre, a la violencia, como algo cotidiano. Entonces, el arte en el presente ha dado un paso más allá de la transgresión, hacia una condición crítica que hoy se reinventa para alterar reflexivamente a un individuo cada vez más escéptico y cínico”, afirmó Sergio Rojas, para luego continuar con su exposición.

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