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Sin Errázuriz, obispos chilenos se acercan al Vaticano

Ya se encuentra el Roma el obispo Juan Barros, uno de los principales acusados de encubrir los abusos sexuales del ex párroco Fernando Karadima. Este episodio se apresta para ser un ejemplo de imitación en otros lugares de crisis de la Iglesia Católica.

Nicolás Massai D.

  Miércoles 9 de mayo 2018 18:43 hrs. 
errazuriz

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Durante la mañana de este miércoles, distintos medios de comunicación dieron a conocer que el arzobispo emérito, Francisco Javier Errázuriz, no asistirá a la reunión convocada por el Papa Francisco en el Vaticano. Las razones, acorde a la información de la periodista Andrea Vial, serían desconocidas, aunque dejarían entrever una sorpresa por parte de la autoridad eclesiástica a partir de los relatos que recibió de las víctimas de Fernando Karadima.

En reiteradas ocasiones, James Hamilton ha posicionado a Errázuriz como uno de los principales responsables del encubrimiento a los delitos del ex párroco de El Bosque, por lo que no cabe duda que esa misma vehemencia con la que lo ha tildado de “criminal”, fue traspasada íntegramente a los oídos del Sumo Pontífice.

La cita de los 31 obispos nacionales –el único que no asistirá es Andrés Arteaga por problemas de salud– comenzará el próximo lunes 14 de mayo. Como ya trascendió en la prensa, la estadía y los viajes tuvieron que ser costeados del bolsillo de cada uno. Para la teóloga de la Universidad Católica, Claudia Leal, este hecho significa que “el Papa siente que esta conversación no puede ser postergada, y que hay que tenerla cara a cara”.

Este y otros hechos –sobre todo la frase de Francisco cuando dijo que en su juicio había pesado la “falta de información veraz”– lleva a pensar que las decisiones que se adoptarán en esta cumbre resultarán, a su vez, una especie de modelo a proyectar en otros países por la iglesia católica. El anterior diagnóstico es compartido por la académica Leal.

“De la misma manera que los casos de la iglesia católica estadounidense, e irlandesa, fueron material de reflexión para comunidades más amplia del mundo católico, el caso chileno será de manual que en diez años más vamos a estudiar”, adelantó.

Los acontecimientos sucedidos entre enero y mayo de este año han tenido una vorágine poco común en esta religión. Desde la visita de Charles Scicluna, que vino a investigar el presunto encubrimiento del obispo Juan Barros en el abuso sexual de Fernando Karadima, se han emitido desde el Vaticano una serie de mensajes con mucho énfasis, alejados de la cautela con la que tradicionalmente se llevan las comunicaciones del mundo eclesiástico.

En ese sentido, Claudia Leal indicó que la curva de concientización papal culminó con la visita de las víctimas del ex párroco de El Bosque a la Santa Sede. No obstante, la académica expresó que la situación actual trasciende el nivel de las responsabilidades individuales.

“Es verdad que Francisco ha ido aumentando progresivamente su toma de conciencia acerca de la realidad chilena. No hay duda de que esto va a ser fundamental en la conversación que tendrá con el Episcopado chileno. Yo tengo la impresión de que va a querer transmitir su propia toma de conciencia a cada uno de sus obispos. No quisiera perder de vista que lo que estamos viviendo aquí trasciende ampliamente cualquier obispo en particular”, dijo.

Por último, Leal agregó que el día de hoy “puede ser muy razonable hacer una lista de quiénes son los culpables y quiénes son los inocentes, pero esas medidas no van a procurarnos las herramientas para que en el futuro seamos capaces de proteger a nuestros niños y de respetarnos entre nosotros”.

Por su parte, Antonio Bentué comentó que el nuncio en Chile, Ivo Scapolo, ya preparó sus maletas para partir del país. En ese sentido, afirmó que cree que “el Papa cambiará su gente más cercana, y yo creo que entre esos estará Francisco Javier Errázuriz”. De todas formas, el teólogo profundizó en una de las razones que agudizó la crisis en la iglesia en Chile.

“Durante el papado de Juan Pablo II, y en Chile eso afectó muy fuerte, hubo un rumbo muy vinculado a asegurar aspectos doctrinales sacados de contexto, fundamentalistas, a costa de lo que es la inserción de la iglesia en el mundo real de la gente”, señaló.

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