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Lucrecia Martel: “Estamos en una cultura que organiza la percepción de manera domesticada”

En su visita a nuestro país, la directora de Zama sostuvo dos encuentros con la comunidad, ocasión en la que pudo explicar su visión sobre el cine, sus herramientas de realización y las características de su sistema narrativo, uno donde el tiempo y el sonido son tensionados, generando atmósferas que cuestionan la linealidad y la narración clásica.

Francisca Palma/ UChile.cl

  Lunes 18 de junio 2018 11:30 hrs. 
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Utilizando el streaming mediante el cual se transmitió la primera de las dos charlas que ofreció en nuestro país, la cineasta argentina Lucrecia Martel envió un mensaje a los congresistas de su país respecto a la votación sobre el aborto que se cursaría el miércoles 13 de junio. En ella aludió a la responsabilidad que tenían los representantes de cambiar una realidad establecida, la misma que desde la óptica del cine y sus discursos se pueden modificar al apostar por nuevas lógicas de realización, tal como lo planteó en su charla Phonurgia, el martes 12 de junio.

Ante cientos de estudiantes y académicos de la Universidad de Chile, que se congregaron en la Sala Eloísa Díaz de la Casa Central, Martel ahondó en las claves del sistema narrativo que utiliza para sus películas, el que se contrapone a las narrativas lineales, clásicas y predecibles, en un encuentro en el que participaron además la directora del Departamento de Teoría de las Artes, María Elena Muñoz; Laura Lattanzi del mismo Departamento, una de las gestoras de esta visita a la Casa de Bello; el director de la Escuela de Cine del ICEI, Nicolás Acuña; y la profesora del mismo Instituto, Macarena López.

El cine realizado por Martel, explicó, es uno que “apuesta por una construcción de sentido y por una tensión necesaria para mantener al público ahí, siguiendo la película, no con los recursos de la trama, del qué va a pasar -quién la mató, de quién se va a enamorar-, sino que con los recursos de la totalidad del cuadro, del tiempo en un sentido no lineal, entendido como un volumen de la construcción de la imagen”.

Otro de los aspectos abordados por Martel, quien también participó de un conversatorio en la Cineteca Nacional el miércoles 13 de junio, espacio que compartió con los académicos Federico Galende y Carlos Flores, es el tiempo, entendido de manera arbitraria como algo lineal, como una flecha donde se inscriben hechos ordenados.

Tal disposición arbitraria, advirtió la directora de Zama, “y ese es el gran problema político, es que las arbitrariedades que hemos inventado para dominar y crear determinadas cosas, nos hacen creer que el mundo es así”. Ante tal rigidez, continuó Martel, “la realidad es un consenso entre nosotros que empieza a ser una maquinaria que camina sola”, ante lo cual “perdemos la capacidad política de su transformación”.

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Sonido e inmersión

“El sonido en el cine viene a confirmar la realidad de las imágenes”, explicó Lucrecia Martel, destacando cómo este elemento se transforma en código que le otorga un espesor a la imagen más allá de la pantalla, en una experiencia sensorial y compleja para el espectador, en lo que ha denominado la “inmersión”.

A la ya enorme potencia que tiene la imagen, agregó Martel, “el sonido afirmó aún más esa capacidad de referencia de las imágenes”, pudiendo sumergir al espectador en un contexto, en la representación, el que en la charla representó con un cubo de vidrio iluminado por una pantalla, cuyo espacio interior era visto por la luz, generando tal espacio.

“Todo esto que existe por fuera de la piscina, todo ese inmenso universo, solamente puede ser evocado a los que estamos en este pequeño espacio a través del sonido. Significa que el sonido, además de una experiencia táctil, además de ser el volumen en donde estamos inmerso, es una huella del espacio”, detalló la realizadora.

Darse cuenta

“En esta flecha los acontecimientos van uno al lado del otro, con una relación de causa consecuencia. Asumir eso como algo propio de la existencia, como una imposición nuestra sobre el mundo, puede llevar a las mayores tragedias políticas y humanas, y me parece que esto es la historia”, continuó Martel antes de dar inicio a una de las partes del taller Phonurgia, en la que los participantes tuvieron que realizar dos dibujos: uno de una mujer viendo un reloj, y otro de una mujer escuchándolo.

Antes de proyectar las ilustraciones enviadas vía whatsapp, Martel preguntó si es que la mayoría de las imágenes tendría a la personaje al costado izquierdo del papel, un reloj despertador antiguo, que la hora marcada fuera las 03:00 y que las mujeres tuvieran el pelo largo, cuestionamiento que sacó las sonrisas del público ya que así fue: gran parte de las propuestas tenían esas características.

Con este ejercicio la cineasta propuso nuevamente la reflexión sobre las convenciones visuales y las limitaciones a otras formas de representación en donde los finales y las acciones no sean esperables.

En esa lógica, “la narrativa que teme al spoileo, es la que cree que el sentido y la importancia está en eso que te va llevando hacia el final. Ese cine del final, esa vida puesta siempre mirando para el futuro, lo que desprecia es el cuerpo, desprecia el presente, desprecia el segundo a segundo”.

Con esto, “lo único que se intenta es profundizar una falacia que es hacernos creer que la realidad es algo concreto, que está ahí desde el principio de los tiempos y en lo que no tenemos ninguna incidencia. Con esta construcción narrativa apuntamos justamente a desbaratar esa idea de realidad. A no tomarse en serio una cosa que está construida y que la podríamos cambiar”.

La visita de Lucrecia Martel a la U. de Chile fue gracias al trabajo conjunto del Instituto de la Comunicación e Imagen, del Departamento de Teoría de las Artes de la Facultad de Artes, y de la Dirección de Creación Artística de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo.

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