Al finalizar su misión en Chile y antes de regresar a Roma, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, afirmó que “buscar la verdad es el principio de la paz y la armonía en la comunidad”.
“El compromiso de la Iglesia es la búsqueda de la verdad con calidad y justicia” dijo el enviado papal. En el aeropuerto de Santiago, además declaró en calidad de testigo en medio de la investigación por abusos sexuales.
El día después del cierre de esta visita, se publica una entrevista de la agencia Reuters donde el Papa Francisco comentó diversos temas, entre ellos la crisis en la iglesia chilena.
El líder católico se refirió al ex párroco de El Bosque: “El problema de (Fernando) Karadima es muy complejo porque mezcla la élite chilena con situaciones sociopolíticas”.
Sobre las renuncias que se han aceptado al interior de la iglesia, el Papa advirtió que “todavía tengo que aceptar la renuncia de dos (obispos) que han excedido el límite de edad”. Aunque no mencionó nombres en la entrevista, los dos obispos que se mantienen activos y con más de 75 años son el actual arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezatti y el obispo de Rancagua, Alejandro Goic.
Tampoco descartó otras salidas: “tal vez haya alguien más cuya resignación voy a aceptar. En un caso, pedí que se le den las acusaciones para darle la posibilidad de defenderse de las acusaciones y luego veremos”.
El académico de la Universidad de Santiago y especialista en sociología de la religión, Dr. Cristián Parker, conversó con Radio Universidad de Chile sobre los alcances y señales de las últimas declaraciones del Papa Francisco.
“Una cosa que no entendí estalló” dijo el Papa. ¿Cómo se interpreta este reconocimiento sobre lo sucedido en Osorno?
Básicamente, el Papa está reconociendo ante la opinión pública internacional que hubo una situación irregular de parte de la iglesia chilena. Y que él no tuvo la información adecuada y tuvo que rectificarse, es decir, lo que pasó en Chile pasa a ser una suerte de caso paradigmático en el manejo de denuncias de abusos sexuales. El encubrimiento es una práctica que ha afectado incluso a la propia gestión del Vaticano y la propia credibilidad del Papa. Está planteando que la iglesia no está dispuesta a seguir con prácticas que son totalmente condenables.
Cuando se refiere a Karadima lo califica como un problema “complejo”, pero también menciona a la “élite” y situaciones “sociopolíticas”. ¿Qué alcance tiene este análisis?
El Papa insinúa algo que podría interpretarse a la luz del discurso que el propio Francisco hizo a la Conferencia Episcopal cuando estuvo en Chile. Criticó una determinada figura de pastor: no quiero clericalismos y no quiero elitismos. ¿Qué quiere decir con eso? El Papa interpreta que aquí hubo un grupo (de Karadima) que estuvo mezclado con una élite, por lo demás autoritaria que también estaba comprometida con una opción política próxima a la dictadura.
Pero también vinculada con estas prácticas abusivas que tienen que ver con un tema sexual y sus acciones han sido nefastas para lo que es la credibilidad de la iglesia. También para la figura de este pastor que tiene que ser cercano al pueblo. El Papa dice que debe ser un pastor con olor a oveja, todo lo contrario a lo que sucedió.
“Me pregunté qué pasó en Chile, porque más del 70 por ciento de la población que apoyaba a la Iglesia cayó a menos del 40 por ciento” recordó el líder de la iglesia católica en la entrevista. A nivel nacional, luego de su visita se habló de la baja asistencia del público. ¿Las señales son suficientes para revertir este escenario?
Sin duda, estamos ante una situación donde el Papa reconoce algo que es muy importante en toda la interpretación de lo que ha sucedido. Reconoce que el conflicto generado durante su visita en torno al caso de Barros, que venía desde el propio nombramiento y la resistencia de parte de la propia comunidad de Osorno, no era una maniobra y no era una manipulación.
Aquí hay un problema real, no es un grupito que se levantó contra la iglesia, sino que son los propios católicos que reclaman derechos legítimos, buscan el reconocimiento de una situación de abuso y se escuche a las víctimas
Es todo un giro en 180 grados. No era un cuento inventado, sino que es una realidad y eso llevó a la iglesia a un desprestigio enorme. Los obispos chilenos no supieron reconocer eso.
Cuando toma estas medidas, el Papa está diciendo: la iglesia debe ser auténtica y no basarse en el encubrimiento. Reconocer el daño del abuso y por eso manda a Scicluna para reconciliarse con la comunidad. Es un signo potente al decirle a Chile: esta iglesia tiene que cambiar, tolerancia cero con los abusos sexuales, de conciencia y de poder. Una iglesia más humilde, transparente y donde participe el conjunto de la comunidad.
Cuando se le preguntó si la posición de Francisco Javier Errázuriz estaba en riesgo en el Consejo de Cardenales (C-9), el Papa afirmó: “el C-9 no es un honor, es un trabajo. No quiero entrar en el juego de cortar cabezas y buscar chivos expiatorios “. Además, se refirió a otras posibles renuncias (de obispos). ¿Cuál es el balance de estas decisiones?
Por una parte, hay una situación de reconocimiento de personas involucradas como el ex obispo Barros. El Papa quiere decir también que otros obispos están en situaciones complicadas y se está evaluando. Se está dando el legítimo derecho de que presenten sus descargos, pero aapor otro lado, varios obispos están más allá de sus límites de edad.
Aquí van a darse más aceptaciones de renuncias y lo más importante, es que con esto genera una posibilidad de renovación y se verá a quién se nombra como nuevos obispos.
El caso del cardenal Ezatti que ya cumplió 75 años y que probablemente acepte su renuncia. Entonces es probable que tenga que nombrar a otro arzobispo de Santiago y que el día de mañana lo nombre cardenal.
Lo que he estado esperando, y que no ha sucedido, es el caso del nuncio. Se ha mantenido en silencio porque no pasa nada y sabemos que en todo este hecho tan grave el nuncio ha tenido una responsabilidad, por acción u omisión.