No existe la segunda vuelta presidencial en México, por tanto, quien sume más votos este domingo 1 de julio, se quedará con el máximo cargo de la nación norteamericana.
Y si nos guiamos por las encuestas, el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, sería quien gobernaría el país azteca por los próximos cinco años y diez meses, pues, según los estudios, el representante del partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) obtendría una holgada victoria con cerca del 50 por ciento de los sufragios.
De hecho, tres sondeos aparecidos el miércoles –que fue el último día de campaña- dejan a Obrador como el ganador indiscutido. En una encuesta de El Financiero, el líder de MORENA obtiene el 54 por ciento de los votos, quien le sigue es el candidato oficialista José Antonio Meade, que llega al 22 por ciento.
En un estudio de Reforma, Obrador se posesiona con el 51 por ciento de los votos, y quien lo secunda es el candidato derechista, Ricardo Anaya, que alcanza el 27 por ciento.
Y según la encuesta Parametría, el representante de la izquierda llegaría al 53 por ciento, seguido por Anaya con un 22 por ciento.
Así las cosas, pareciera ser que en el caso de López Obrador vale aquel dicho que reza: “la tercera es la vencida”, pues ya fue postulante al Palacio Nacional los años 2006 y 2012. En la elección del 2012 fue víctima de un comprobado fraude, lo que le impidió llegar a la presidencia, quedándose en ella, el actual mandatario, Enrique Peña Nieto.
Son cuatro los candidatos que se disputan el ejecutivo: el ya mencionado López Obrador; Ricardo Anaya, de la coalición derechista Por México al Frente; José Antonio Meade, del Partido Revolucionario Institucional (PRI); y el independiente Jaime Rodríguez Calderón, conocido como El Bronco.
Si bien los rivales son cuatro, quien vio los debates presidenciales podría pensar perfectamente que son tres contra uno, pues, en cada enfrentamiento televisado, los ataque a Obrador se robaron la escena.
Y es que el postulante de la izquierda es una amenaza real en un país que se ha acostumbrado a gobernantes derechistas y conservadores.
Tanto así, que numerosos empresarios han llamado a sus trabajadores a votar por cualquiera de los tres candidatos restantes para evitar el triunfo de Obrador, por lo mismo, el favorito en las encuestas tuvo enviar un conciliador mensaje al poderoso gremio: “No van a tener los empresarios ningún problema en nuestro gobierno, van a ser respetados, se va buscar la convergencia entre los sectores público, privado y social. Habrá economía mixta”, dijo durante un mitin a principios de junio.
Durante su campaña, Obrador ha dicho que combatirá duramente la corrupción, que bajará los sueldos a los altos funcionarios del Estado, y que recuperará el campo, según sus palabras, “la fábrica más importante del país”. También descartó acabar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte mientras este no represente una “fatalidad para los mexicanos”.
Por su parte, el candidato de la derecha y segundo en la mayoría de los sondeos, Ricardo Anaya Cortés, ha centrado su discurso en el crecimiento económico y la inversión.
Dentro de las propuestas del candidato oficialista, José Antonio Meade, están que la seguridad social sea deducible para los patrones, que todos los mexicanos terminen la preparatoria y que la educación sea de calidad. También dijo que evaluará la alternativa de generar energía nuclear.
Mientras el independiente Jaime Rodríguez Calderón –que no supera el tres por ciento en las encuestas- aboga por reducir la jornada laboral de las mujeres, bajar el IVA, y propiciar las condiciones para desarrollar la energía eólica.
Este 1 de julio no solo se elegirá al presidente, sino que también a 128 senadores y 500 diputados federales. Además, diversos Estados renovarán gobernadores, alcaldes, y congresistas locales.
Este panorama también es favorable para López Obrador, pues se espera que Juntos Haremos Historia -la coalición que lo apoya- se quede con cuatro de los nueve Estados que eligen gobernador. Por si fuera poco, se espera también que el conglomerado obtenga aproximadamente 250 diputados, es decir, la mitad de la Cámara.
Ante esto, la política mexicana daría un cambio radical, abanderándose con posiciones progresistas y de izquierda, lo que sin duda modificará el mapa político de la región.
Punto aparte merece la sangrienta campaña eleccionaria que ha tenido lugar, pues hasta la fecha, suman más de 120 los candidatos a distintos cargos asesinados.
Lo anterior es una fotografía general del país, que ya hace un tiempo genera noticia por sus descontroladas cifras de crímenes y homicidios. Durante 2017, 25.339 personas fueron asesinadas. Desde que asumió la presidencia Enrique Peña Nieto, las personas muertas víctimas de la violencia superan las 104 mil.
Vidas arrancadas que de seguro penaran en los pasillos del Palacio Presidencial.