Rosario del Carmen Ramos, Charo, como le llamaba su familia,fue secuestrada por primera vez a inicios de 1976, cuando estaba embarazada de su tercer hijo. Aunque en aquella ocasión fue liberada, en noviembre fue retenida nuevamente, salvo que esta vez se la llevaron con dos de sus tres hijos, Ismael y Marcos, este último solo tenía cinco meses.
Los tres fueron trasladados a una casa quinta en el sector de Tafí viejo, provincia de Tucumán. Ahí, Ismael fue separado de su madre y de su hermano menor para ser trasladado a otro lugar dentro de la misma zona, sitio del que logró escapar y así reencontrarse con parte de su familia paterna y su segundo hermano, Camilo.
Sin embargo, nunca más supo de su madre ni de su hermano menor, por lo que en 1999 decidió comenzar su búsqueda contactándose con Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI).
Por su parte, en 2013 el Fondo Permanente de Recompensas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Argentina recibió información sobre un joven que era hijo de detenidos desaparecidos, y había sido apropiado por una persona imputada por delitos de lesa humanidad. El hecho había ocurrido justamente en la provincia de Tucumán.
Los datos fueron entregados a la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado, el que inició una investigación, que luego de pasar por la Fisca Federal N°1 de Argentina y por la Oficina local de la Procuraduría de Crímenes Contra la Humanidad de Tucumán, hoy da cuenta una nueva identificación de un nieto desaparecido, el número 128.
Se trata de Marcos Ramos, hijo de Rosario Ramos, de 42 años. Él hombre ya se reencontró con sus hermanos y es el segundo nieto encontrado en la provincia de Tucumán.
Sus hermanos, Ismael y Camilo, manifestaron de inmediato su alegria por reencontrase con quien perdieron hace más de cuatro décadas. Ismael se mostró muy emocionado con la situación y calificó de “emocionante” el trabajo realizado por las Abuelas de la Plaza de Mayo.
Por su parte, Camilo comentó que todo ha sido magnífico, “un choque de emociones que todavía estamos procesando. Hemos sido curiosos, hemos preguntado un montón de cosas, hemos sido un trio de niños, queríamos conocer su historia en 20 segundos, pero era imposible”.
Además, agregó que lo más importante ahora es poder reconstruir los años que perdieron con su hermano menor.
Para esta y otras identificaciones se están realizando trabajos conjuntos entre las instituciones del estado y las familias de los desaparecidos, por lo que, Claudia Carlotto, miembro de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) indicó que, si se sigue así, podrán continuar la búsqueda con éxito.
“Quiero destacar la importancia de que todos estos organismos sigan teniendo los recursos, el personal y la libertad para trabajar, porque va ser la única forma de que podamos resolver todos los casos que faltan”, señaló.
40 años de búsqueda
El trabajo de las Abuelas de la Plaza de Mayo comenzó hace 40 años, cuando en plena dictadura militar argentina las madres comenzaron a manifestarse por la búsqueda de sus hijas y nietos, quienes habían sido detenidos y luego desaparecidos.
Según la información recabada con el paso de los años por la agrupación, los centros de detención operaron como verdaderas maternidades clandestinas, donde incluso existían listas de espera de matrimonios que querían un hijo. A las mujeres secuestradas se les quitaban sus hijos para luego ser dados en adopción a las parejas de la lista, a familias de militares, o incluso eran vendidos.
Se estima que cerca de 500 hijos e hijas de desaparecidos fueron arrebatados durante la dictadura, de los cuales las abuelas han podido identificar 128 desde 1978 hasta el día de hoy. En la mayoría de los casos los padres continúan desaparecidos.
Las Abuelas de la Plaza de Mayo han sido nominadas seis veces al Premio Nobel de la Paz, situación de que da cuenta de su actividad en el país trasandino, donde se han posicionado como la agrupación insigne de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia en relación a los delitos de lesa humanidad.
Frente a la importancia de esta nueva identificación, la presidenta la organización, Estela de Carlotto, señaló que este reencuentro debe contribuir en terminar con la negación, la justificación y el olvido que parte de la sociedad tiene con estos casos.
Además, hizo un llamado a los ciudadanos argentinos a colaborar con datos para seguir avanzando en esta búsqueda: “Es indispensable la ayuda de la sociedad, solo así podemos saber dónde están nuestros nietos y nietas, y qué pasó con nuestros hijos e hijas”.
Carlotto comentó también que, aunque la edad está afectando la participación de algunas abuelas, “mientras tengamos vida vamos a estar luchando por los centenares que aún faltan”.