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La “agenda valórica” ¿en peligro de extinción?

En Chile avanza la legislación sobre aborto libre y eutanasia, materias que hace no muchos años eran tabú para el Congreso Nacional. Hoy una Iglesia Católica disminuida, una derecha dividida entre religiosos y liberales, permiten posicionar una “agenda de derechos”.

Maximiliano Alarcón

  Lunes 13 de agosto 2018 6:54 hrs. 
Manifestantes levantan su pulgar en forma de apoyo al proyecto para despenalizar el aborto, en Valparaíso, Chile. 17 de marzo 2016.   Los chilenos están divididos sobre la aprobación del aborto, la eutanasia y el matrimonio igualitario, que son parte de la agenda que impulsa el Gobierno de centroizquierda en el país de fuerte tradición conservadora, mostró el viernes una encuesta. REUTERS/Rodrigo Garrido - RTSAYJP

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El rechazo de los senadores argentinos al proyecto de aborto libre en su país causó ruido, puesto que al ver las imágenes que exportaron los trasandinos durante el miércoles 8 de agosto, se veían claramente las calles bonaerenses inundadas por mujeres con pañoletas verdes que exigían el derecho a decidir sobre sus cuerpos y aun así la representación política no tradujo esto.

Gran parte del mundo siguió con atención el proceso. El New York Times incluyó en su contraportada del 7 de agosto un inserto de apoyo de Amnistía Internacional con el mensaje “El mundo está mirando”. En Chile las mujeres también observaron y se concentraron frente a la embajada argentina. Pero también hay sectores no solidarios con la causa que están preocupados.

Tanto el mensaje del periódico estadounidense como la movilización local hablan de que más allá de la solidaridad con las mujeres argentinas, la aprobación del aborto significaba también un movimiento de placas en materia de derechos que se siente a nivel mundial, un efecto rebote político que amenaza a la “agenda valórica” del conservadurismo.

Ver también: El descuelgue de Evópoli en las discusiones valóricas en el Congreso

En Chile, los hechos recientes muestran que la coyuntura favorece el avance del aborto libre, pero también de otras materias que algunos sectores políticos, principalmente los ligados a credos religiosos, han rechazado históricamente, tales como la eutanasia.

De esta última, el principal ejemplo se vio el pasado martes 7 de agosto en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. La jornada comenzó algo tensa, luego del incidente en la cita anterior donde el diputado Andrés Celis (RN) retrasó la votación argumentando que debía retirarse para ver a su padre enfermo, pero quedándose largos minutos en definitiva dando cuñas a la prensa. Pese a esto, la oposición logró apurar los tiempos y se aprobó la idea de legislar la eutanasia con 8 a favor y 4 en contra. La sorpresa, más que el resultado a favor de la moción ingresada por Vlado Mirosevic (PL), fue el número. Se esperaba un 7-6, pero Renovación Nacional aportó con uno a favor y una abstención.

Dicho partido demostró una división. Si bien Celis se mantuvo firme en su rechazo, Erika Olvera y Jorge Durán, ambos también de RN, llegaron con un proyecto alternativo que buscaba aprobar la idea de legislar pero con matices. Pese a no prosperar esto último, Olivera se abstuvo en lugar de oponerse y Durán se sumó a favor.

Con este último conversamos y si bien desdramatizó el efecto de su decisión, intentó derribar la imagen de que Chile Vamos es el conglomerado que rechaza a priori este tipo de iniciativas: “Creo representar a otra generación donde dejamos atrás la lógica de derecha izquierda, sino que vemos las soluciones a los problemas del país. Hay muchas personas que sufren, con enfermedades comprobadas, que son mayores de edad y están en su sano juicio para tomar la decisión”.

El parlamentario de 37 años rechaza la idea de que el conglomerado que representa sea un “convento” en el cual todos deben suscribir a las ideas conservadoras, cree que hay una tendencia que toma protagonismo y que es liberal en temas “valóricos”, en la que se asoman nombres principalmente juveniles, tales como Marcela Sabat u Andrés Longton. Y al parecer sus posturas “díscolas” se proyectan con firmeza, por ejemplo Durán fue uno de los que no se sumó a la fotografía con pañoletas celestes, además mantiene la incertidumbre al decir que aún no define su postura frente al aborto libre.

Por lo pronto no se ve un punto de comunión entre la tradición conservadora de la UDI y la Renovación Nacional de corte evangélico y la de rostro liberal. Esta última se suma a Evópoli en la línea de pensamiento juntando fuerza en dicho sector.

Los ánimos de la sociedad

Son tiempos de tensión, evidencia de esto es que un movimiento de derecha conservadora organizara una violenta contramanifestación a la protesta feminista del pasado 25 de julio en Santiago, la que terminó con tres mujeres apuñaladas por opositores al aborto.

Pero más allá de ese lamentable hecho, el contexto social parece favorable para la demanda y también para otras como la eutanasia.

Después de la última elección presidencial chilena, muchos dejaron de creer en las encuestas, pero estas sobrevivieron y la última edición de Cadem (6 de agosto) mostró que muchos chilenos, un 76 por ciento de los consultados, dejó de creer además en la Iglesia Católica, la que está hundida por sus escandalosos delitos sexuales. Además los ateos y agnósticos aumentaron de un 25 por ciento a un 33 por ciento. Estas cifras quitan peso a una de las instituciones más influyentes en la política chilena y que se oponen al aborto y la eutanasia.

En tanto, la medición de Cadem del 9 de julio presentó cifras favorables para los derechos que la “agenda valórica” rechaza. A favor, la eutanasia y el proyecto de identidad de género alcanzaron un 67 por ciento, el matrimonio entre personas del mismo sexo un 65 por ciento y la adopción de hijos por parte de estos un 52 por ciento.

Aún no existe una medición que arroje luces del panorama actual para el aborto libre, sin embargo las constantes manifestaciones a favor permiten afirmar que la discusión se mantendrá en la agenda ciudadana.

El panorama de la izquierda

La división de la derecha y abre el escenario para que la oposición logre avanzar en la legislación de estos derechos. Pero en la izquierda, ya se ven divisiones.

El pasado 1 de agosto Guido Girardi (PPD) presentó un proyecto de despenalización del aborto libre, una muestra más de la astucia por la que es conocido este senador en el juego de la política. Lo esperable es que el proyecto sea encabezado por mujeres, y así también lo dio a entender Macarena Castañeda de la Coordinadora Feministas en Lucha, quien indicó a Emol que “lo que hace Girardi es un acto oportunista para figurar en una coyuntura, tomando protagonismo de una demanda donde no es el protagonista, porque las protagonistas somos nosotras”.

Pero pasaron los días y mujeres representantes del Congreso ya tienen listo un proyecto, el que será presentado este martes por integrantes de distintos partidos, entre ellas Camila Rojas (IA), Loreto Carvajal (PPD), Camila Vallejo (PC), Emilia Nuyado (PS), entre otras. Con esto ya se oficializa la puesta en marcha de la anhelada modificación legal, la que seguramente contará con la presión de los movimientos sociales.

Respecto de los votos, considerando la división de la derecha, la moción no debería tener mayores dificultades, pero como es tradición, la Democracia Cristiana puede volver a figurar como “partido bisagra” en caso de que los votos se estrechen. Durante el viernes, 9 de los 14 diputados falangistas firmaron una carta rechazando el aborto libre, siguiendo así la línea planteada por el presidente de la colectividad, Fuad Chahín, donde amarra al partido al pensamiento “provida”.

Pero tanto para Chahín como para los parlamentarios DC el terreno es complicado frente al tema. Al interior de la falange existe un frente feminista que no está de acuerdo con que el tema se rechace a priori, sin dar voz a las mujeres, las que deben decidir.

“Las mujeres de la DC estamos por debatir sobre que no siga la criminalización de las mujeres. Creemos que un aborto legal puede evitar muertes maternas, impedir el mercado negro de misoprostol. Seguir enfocándonos como se hacía en los tiempos de los tres tercios, o en los años en que la DC podía torcer el debate, creo que no es correcto”, dice Laura Albornoz, una de las referentes del frente feminista.

La ex ministra de Bachelet se sustenta en que el partido tiene un 52 por ciento de militantes mujeres y es obligación tener una discusión seria, para actualizar la postura actual que viene de definiciones tomadas en 2007. “Queremos que se dé un debate con los antecedentes en la mano, alejados de la Biblia y la convicciones personales”, agrega.

Albornoz señala que esto será exigido durante el Congreso Ideológico que realiza la Democracia Cristiana actualmente.

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