La tensión por la cercanía del fallo de la Corte Internacional de La Haya por la demanda presentada por Bolivia contra Chile, aumenta.
Aún se desconoce la fecha específica en que los representantes de ambos estados tendrán que acudir a la ciudad holandesa a escuchar la decisión del panel de jueces, reunión que será convocada por el secretario de la instancia, el belga Phillipe Couvreur.
Sin embargo las relaciones entre La Paz y Santiago están totalmente deterioradas, sumado a la suspensión de manera unilateral por parte de La Moneda de un encuentro entre representantes de las dos cancillerías para abordar la situación del río Silala.
Por el uso de las aguas de ese cauce Chile presentó una demanda que inicialmente Bolivia dijo que no respondería. Sin embargo, a fines de agosto último el propio Presidente Evo Morales anunció que habían presentado una contrademanda.
La decisión del Mandatario se daba además a sólo semanas de que eventualmente se conozca el fallo de la demanda presentada en 2013 por la salida marítima de los bolivianos al Océano Pacífico.
Al conocer la noticia, desde la sede de la cancillería Roberto Ampuero salió a anunciar que la reunión del Comité de Frontera, que debía realizarse los días 5 y 6 de este mes, se suspendía. “La decisión de la parte boliviana de anunciar su contramemoria en contra del caso de Chile”, los obligaba a suspender el encuentro. Ampuero agregó que “Bolivia aparece dando a conocer detalles de la contramemoria. (Aquello) afecta las confianzas entre las dos partes como para tener una reunión que busca implementar cosas concretas en los pasos fronterizos”.
El mismo día de las declaraciones de Ampuero, Evo Morales decidía un cambio en su cancillería, reemplazando a Fernando Huanacuni por Diego Pary, ex embajador de Bolivia en la OEA.
Mientras, el gobierno chileno intenta evaluar los posibles escenarios que creará el fallo de La Haya respecto a la demanda marítima. La primera apunta a que efectivamente el tribunal convoque a Chile a dialogar con una obligación futura respecto de la aspiración boliviana de tener una salida soberana al Pacífico, algo que es visto como la situación más compleja para las autoridades chilenas, teniendo en cuenta negociaciones ya exploradas por emisarios de ambos países, sin que se hubiera logrado concretar nada.
Por ejemplo, están las cinco reuniones que llevaron a cabo entre agosto y diciembre de 2011 el ex canciller boliviano, Walker San Miguel, y el abogado chileno Jorge Bunster, a iniciativa de los presidentes Evo Morales y Sebastián Piñera. Y aunque el diálogo no oficial concretado en ciudades como Mendoza y Buenos Aires en Argentina, además de Arica, Calama, en Chile, y Santa Cruz, en Bolivia, no hubo acuerdo en cuestiones sustantivas, aunque se ofrecieron concesiones territoriales en zonas costeras en las regiones de Arica y Antofagasta, aunque todas sin soberanía. También se apuntó a la posibilidad de entregar en concesión o administración conjunta la ruta Arica-Tambo Quemado y del tren Arica-La Paz.
Pero las dimensiones del terreno en playa Las Machas en el norte de Arica, cerca del aeropuerto de esa ciudad y de la frontera con Perú, hicieron que finalmente Bolivia desistiera. Esto porque no cumplía plenamente las expectativas del gobierno de Evo Morales para explorar hacia el futuro un corredor hacia el océano que les otorgara una salida soberana al Pacífico, como es lo que demanda en el reclamo presentado ante La Haya en 2013.
En el último de los cinco informes que elaboró a raíz de los encuentros, el abogado Bunster –cercano al entonces canciller Alfredo Moreno- sostuvo que la estrategia boliviana era presionar el diálogo para luego argumentar ante la Corte Internacional la idea de que Chile sólo buscaba dilatar y no llegar a una resolución de sus aspiraciones marítimas.
Además, la salida de Huanacuni de la cancillería boliviana es vista como una decisión por incrementar la retórica hacia Chile que ya ha tenido en semanas anteriores episodios significativos, como la afirmación del mandatario boliviano Evo Morales de que la bandera de su país flamearía en Antofagasta.
El propio Huanacuni afirmó en una entrevista con la Red Erbol de Bolivia que en el gobierno lo presionaban para que tuviera una posición más dura frente a su actuar tanto en la situación interna como ante la política exterior del país.
En la conversación, el ex canciller puntualizó que “soy amigo de todos los ministros, incluso los que tienen un lineamiento trotskista, marxista, leninista, soy amigo de ellos y siempre los he tratado con mucho respeto y yo creo que eso ayuda a cambiar la actitud, porque al principio vienen con su lógica y te imponen, te exigen, te obligan y dicen usted tiene que ser más duro”.
Al mismo tiempo agregó: “Ya conocen ahora los ministros cómo actúo u otras personas que me gritaban y me decían esto (ser más duro) y yo les escuchaba en paz, tal vez ellos pensaban que iba a reaccionar y tal vez ahí iba a surgir una confrontación, yo jamás les discutí en ese contexto, les escuché con respeto. Si hubiera tenido más tiempo, podía demostrar que hay otra forma de relacionamiento sin la necesidad de esa confrontación, de ese pensamiento de superponer”.
Lo cierto es que la salida de Huanacuni fue lamentada en Chile por el actual senador y ex agente chileno ante La Haya José Miguel Insulza. Y aunque dijo esperar una buena relación con Diego Pary como jefe diplomático a quien dijo conocer desde que se encontraran en la OEA, lo cierto es que la llegada de este último a la cancillería boliviana coincide con un cambio en la retórica y un ambiente tensionado por la inminente entrega del fallo en la Corte Internacional.