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Año XVI, 24 de abril de 2024


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La ética y la moral en el comportamiento social humano

Columna de opinión por Efraín Zenteno
Domingo 16 de septiembre 2018 16:54 hrs.


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Los estándares de la moral  y la ética, por lo que podemos advertir, se han relajado y degradado ostensiblemente, no sólo en Chile, sino que también en gran parte de los países hermanos de Latinoamérica, y no por acción de los pueblos, que sólo reproducen esta degradación en la miseria y delincuencia común, que genera el egoísmo y la voracidad de los ricos y potentados, sino por las decisiones de los poderosos de cuello y corbata, e históricamente, con las deleznables dictaduras,  también de uniforme; donde gran parte de los políticos, los empresarios, los jueces y las instituciones del Estado participan cínica y desvergonzadamente. 

Ya lo hemos dicho en la obra: “Educación o muerte del hombre”, en 1993, en la cual expusimos que la moral en la sociedad juega un papel fundamental en la condición de dignificación humana,  pues es ella la que cohesiona a la especie humana en objetivos, propósitos y fines históricos no sólo materiales, sino fundamentalmente  culturales y espirituales que la dignifican, dando origen al orden pacífico social y manteniéndolo con el objeto de que dicha especie y su sociedad se reproduzcan a través de la historia. La ideología y economía del Neoliberalismo diabólico niegan e impiden, como un muro de contención, rotundamente que dicha reproducción de la especie y la sociedad humanas se den en condiciones dignas e íntegras. Porque establecen la abyecta desregulación de las relaciones sociales no sólo económicas (del mercado), sino que con ella, también las culturales, sociales y espirituales. De modo que, la ética, las normas morales y valores espirituales quedan, de este modo, a la deriva azarosa del relativismo y pragmatismo más oprobiosos, perdiéndose el sentido esencial de la existencia humana, generando, de paso, en el individuo, una profunda sensación de angustia, que puede determinar decisiones desesperadas o enfermedades mentales. En estas condiciones, las ideologías del “Todo Vale Igual”, de Feyeraven, y la violencia diseminada en los intersticios de la realidad social,  inconcebible, que propugna la “Microfísica del poder” de Michel Foucault, cobran un puesto relevante bajo el deleznable dominio ideológico y económico-político del Neoliberalismo. Se mimetizan y coinciden estableciendo las condiciones de la cosificación del ser humano, su mercantilización, su enajenación, y su barbarización; su definición como ser de consumo, aracional  y acrítico, y, por tanto, su degradación y su pobreza material y espiritual y, por supuesto, la dispersión y disolución social. La anomia, esto es la falta de ética y de normas morales que orienten y pongan límites al comportamiento humano,  se establece y profundiza. Y la justificación de las conductas aberrantes e ignominiosas, como son las persecuciones, las torturas, los asesinatos y crímenes, las desapariciones y los secuestros de niños, hijos de las víctimas, cometidos en dictaduras, y, las que hoy se cometen, como la pedofilia, las violaciones, los acosos sexuales laborales en esta “democracia” servil, prevalecen, y por ello quedan impunes. De ahí que los poderes judiciales fallen ominosamente en forma tan desvergonzada respecto de los criminales de lesa humanidad, liberándolos de sus condenas. No otra cosa sucede con las decisiones de indultos presidenciales de los mismos transgresores criminales de lesa humanidad, ¡que han transgredido todo derecho y dignidad humanos!

Por otra parte, los niveles de corrupción en las empresas nacionales como SQM, Penta, etc., y las internacionales como Odebrecht, entre otras, que se ha adjudicado millonarios negocios en la alcaldía de Las Condes. Licitaciones truchas de luminarias de la municipalidad de esta misma comuna que además, son nocivas y tóxicas para la población de ella, permitida por su alcalde. Municipalidades vinculadas por redes políticas, familiares y empresariales internacionales, dan origen a la corrupción político-empresarial.  Perdonazos por parte de SII a empresas de poderosos empresarios, son otras formas de burlar las normas no sólo legales sino también morales. Todo esto determina un estado anómico de las sociedades y, particularmente de la  chilena, y su orientación hacia la dispersión y disolución social.

No será con la sequía legal, y, sobre todo, ética y moral, como se levantarán los países del estado anómico -que implica toda transgresión al sentido más humano existencial- en que se encuentran. Si a todo esto le sumamos, en Chile, el negociado ignominioso que se mantiene, en función del lucro y la explotación inmisericorde del profesorado, en el sistema educacional, determinando su carencia de calidad; el deterioro y estancamiento significativo del sistema de la Salud Pública; la falencia evidente del sistema previsional de las AFP; el enriquecimiento descarado y sustancioso de las Isapres en oposición al endeudamiento y degradación de la cobertura ineficiente de la Salud Pública, lo mismo que en Sename, nos demuestran que el Neoliberalismo todo lo que sea para ganancia, cosifica, insensibiliza y destruye en su sentido, no sólo material, sino íntimo y espiritual,  necesariamente.

Se ha establecido evidentemente una sociedad anticristiana, fortalecida por los comportamientos oprobiosos y abyectos del clero católico, puesto que el principio básico de la solidaridad social, basado en el amor puro, responsable y genuino de Cristo por sus semejantes que asegura la justicia y la paz social, ha sido anulado y expurgado, y el requerimiento para una sociedad sana, como señaló tan profunda y significativamente, Renán, necesita precisamente de aquella incuestionable solidaridad social humana, basada en el verdadero y sincero amor por la raza humana (expresado también en tributos empresariales generosos), que ha sido a todas luces conculcado. Ante estos hechos e ideologías dispersoras y disolutivas de la sociedad y el sistema económico-político-neoliberal, que fue impuesto por la fuerza de las armas y por un inducido miedo producido por una planificada y distorsionadora propaganda y por una práctica efectiva de la violencia, en Chile, durante la abyecta dictadura cívico-militar, ¿qué nos queda? ¿Acaso sólo afirmar, como ha dicho Jean Paul Sartre: el hombre es una pasión inútil y camina a la nada…, o sólo a la muerte definitiva…, como ha sostenido el filósofo anticristiano y fascista, Martín Heidegger?

Mas, señalan las Escrituras:

“Y otra vez, por motivo que abundará la iniquidad el amor de muchos se enfriará; mas el que no fuere vencido, éste se salvará” (Mateo 24:12). La Santa Biblia.

“La justicia de Dios se cierne sobre vosotros, a menos que os arrepintáis”, (Alma 54:6). El Libro de Mormón. Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. 

“Juzga con rectitud, y la justicia te será restaurada otra vez”, (Alma 41:14). El Libro de Mormón. Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

“Que sean condenados todos los que se complacieron en la injusticia”, (2 Tes. 2:12). La Santa Biblia.

“La iniquidad de los abogados y los jueces establece el fundamento de la destrucción”. (Alma 10:27). El Libro de Mormón. Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.