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Ley de Pesca: La anulación que nunca se concretó

A raíz de la reciente aprobación en general de la prenormativa denominada “ley corta” y la prohibición de la pesca de arrastre de la jibia, consultamos a distintos actores respecto del futuro de la normativa que rige al sector. Por parte del Senado, avanzar en su anulación es imposible, mientras que para los pescadores artesanales es una demanda que se ha parchado con mociones que no resuelven el fondo del problema.

Rodrigo Fuentes

  Miércoles 19 de septiembre 2018 8:39 hrs. 
pesca

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Han pasado dos años desde la presentación de una pre normativa que eventualmente anularía la actual Ley de Pesca, concebida según la propia Justicia bajo una serie de hechos irregulares propiciados por altos ejecutivos del sector industrial.

Sin embargo, el Poder Legislativo ha decidido no ir por el camino de terminar abruptamente con la normativa, sino que seguir en la dirección de modificar mediante proyectos específicos e indicaciones la conocida coloquialmente como “Ley Longueira”.

Recientemente la Comisión de Pesca del Senado aprobó en general la denominada ley corta de Pesca y, por otro lado, visó por unanimidad la idea parlamentaria que elimina la pesca de arrastre en la captura de la jibia. Ambos temas, rechazados tajantemente por el gremio empresarial del sector, ya que afecta directamente sus intereses económicos.

El presidente de la comisión del ramo, senador socialista Rabindranath Quinteros, aseveró que ya está descartado cualquier avance en la supresión de la ley que ha regido la actividad trascurridos cuatro años, por lo que precisó, se decidió reunificar diversos proyectos, no sólo el presentado por el ejecutivo, sino una serie de mociones que se refieren a otras proposiciones.

“A cambiarla si, a anularla no. Porque el país no puede quedar sin ninguna ley, pero irla cambiando por supuesto que se puede, y en eso estamos. Porque la ley corta que ingresó el Ejecutivo, no era corta era cortísima, un solo artículo, pero se logró junto con el apoyo de otros senadores ampliarla, ingresar temas que no estaban, como la propiedad de los peces, la perforación de las cinco millas correspondientes a la pesca artesanal, la pesca de arrastre, plataforma social, entre otros aspectos”, afirmó.

Quinteros agregó que el proyecto ahora se comenzará a discutir en particular en el pleno del Senado, con el objetivo de sacar una muy buena ley de pesca y ojalá borrar la imagen que tiene la ciudadanía de la actual legislación.

Para el vicepresidente Consejo Nacional por la Defensa del Patrimonio Pesquero (Condepp), Nelson Estrada, estas no son más que medidas parche, que no apuntan al fondo del asunto, que es terminar hoy con la propiedad privada de los peces.

“Esto es para bajarle el perfil al fondo del asunto y calmar a las organizaciones que han metido boche, ese es el problema. Aquí solo se está maquillando, es un saludo a la bandera lo que se le está haciendo a la Ley de Pesca. Si estos hombres hubieran tenido una verdadera intensión, ya habrían anulado la norma y hecho una nueva. Con esto, no quedamos sin ley, porque seguiría actuando el reglamento que quedó vigente al 31 de diciembre del 2012, así es el poder económico en Chile”, argumentó.

Una opinión coincidente realizó el director del Centro Ecoceanos, Juan Carlos Cárdenas.

Para el representante de la entidad medioambiental, lo aprobado preliminarmente y en general por la Comisión de Pesca del Senado, sobre prohibición del sistema de arrastre en la captura de la jibia y la denominada ley corta, no es más que una medida que no apunta al fondo del asunto, que es la propiedad de los recursos.

“Estratégicamente es una derrota para los sectores eventualmente más radicalizados del sector pesquero artesanal, que tenían la demanda de la anulación y de generar un proceso de una nueva ley, donde se discutiera el tema de fondo que es la propiedad de los recursos. En esta situación, lo que ha sucedido con el tema de la propiedad es que sería discutida recién el año 2032, una tomada de pelo tremenda”, subrayó.

Chile es el octavo país pesquero del mundo con capturas anuales que superan los 3,8 millones de toneladas, la mayoría de ellos convertidos en harina o aceite de pescado, además de productos congelados que terminan en vitrinas de todo el mundo.

Ganancias millonarias que se siguen manteniendo entre un pequeño grupo de privilegiados y no permiten que la pesca artesanal levante cabeza y menos que los chilenos disfruten de las mismas. Por el contrario, se ha vedado la extracción y comercialización de algunas especies, al mismo tiempo, se han elevado los precios mermando el consumo doméstico, debido al colapso y sobreexplotación.

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