Otro temblor remueve los terrenos de la Iglesia Católica. El Papa aceptó la renuncia de dos nuevos obispos, esta vez de las diócesis de Chillán, Carlos Pellegrín y San Felipe, Cristián Contreras.
Pellegrín está siendo investigado penal y canónicamente por presunto abuso sexual, mientras que la medida en contra de Cristián Contreras sería por el eventual delito de encubrimiento. Ambas diócesis se encuentran con investigaciones vigentes y en curso.
En este contexto dialogamos con Mirena Romero, vocera de los laicos de Chillán, quien se manifestó satisfecha con la decisión papal.
¿Cómo recibe esta noticia?
Nos sentimos escuchados por el Papa, sobre el obispo de Chillán. Ha sido una necesidad de la diócesis. no es que el obispo nos caiga mal, sino que es una realidad que hemos sufrido y que queremos cambiar.
¿Cuáles eran las razones para que la comunidad de laicos se opusiera a la presencia de Carlos Pellegrín como obispo de Chillán?
Lo recibimos con mucho cariño cuando fue nombrado y llegó a la diócesis. Luego empezamos a ver que su forma de ser obispo era muy distinta a la que teníamos antes. Antes teníamos a una persona que tratábamos de “padre obispo” y ahora teníamos a “monseñor Pellegrín”. Era una relación vertical, muy autoritaria, poco dialogante y al final empezó una relación muy dura. En la diócesis de Chillán han dejado de participar muchos laicos que fueron sacados dela iglesia por no pensar igual que el obispo. hay jóvenes que abandonaron. En estos momentos el obispo tenía conflictos con casi todos los colegios que son del obispado. Nosotros no tenemos participación dentro de la organización de la iglesia y hemos sido marginados de la participación, y la idea es construir iglesia todos juntos.
Cuando ustedes se enteran de los eventuales delitos sexuales, ¿cómo reciben esa información?
Nos dolió mucho que él hubiese encubierto casos de abusos producidos por sacerdotes de la diócesis. Él sabía y guardó en un baúl los casos, sin comunicárselos a nadie que pudiera investigar las situaciones. Los sacerdotes se mantuvieron trabajando al lado de jóvenes, niños, pudiéndose haber evitado algún abuso. Eso nos dolió muchísimo. Todo nos parece muy oscuro, muy terrible. La persona que va a asumir como administrador apostólico va a recibir un clero absolutamente dividido, muy dañado. Él va a tener mucho trabajo a ese nivel para lograr la unidad de los sacerdotes de la diócesis, lograr levantarla y trabajar con todos.