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Elina Chauvet: “Si no hay conciencia social en los artistas, mucho menos en el público”

El próximo 10 de noviembre se presentará en el centro de Santiago la instalación Zapatos rojos de la artista mexicana Elina Chauvet. La pieza, que ya ha llegado a Estados Unidos y Europa, busca generar una reflexión sobre la desaparición y asesinatos de las mujeres en el mundo.

Abril Becerra

  Miércoles 7 de noviembre 2018 11:51 hrs. 
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Durante casi dos años, la artista Elina Chauvet (1959) fue de puerta en puerta intentando conseguir los apoyos necesarios para concretar el proyecto Zapatos rojos, instalación que a través de la muestra de calzados femeninos en los espacios públicos pretendía concientizar sobre la desaparición y asesinatos de las mujeres en México.

El proceso no fue fácil, sobre todo, por la negativa que existía en ese minuto en México respecto de discutir el qué estaba pasando con las mujeres que desaparecían en el país. No obstante, el proyecto logró presentarse el 22 de agosto de 2009 en Ciudad Juárez. En dicha ocasión, la artista también dedicó la pieza a su hermana, quien fue víctima de un femicidio.     

“La obra pasó por muchos procesos. Incluso, cuando presenté la instalación los periodistas no estaban hablando de los femicidios, porque ya habían asesinado a varios de sus compañeros y estaban advertidos. Ahora, cuando hice la obra, ellos no hablaron del femicidio directamente, sino que hablaron de mí y de los zapatos. Era una noticia indirecta”, recuerda Chauvet, quien el próximo 10 de noviembre instalará Zapatos rojos en el centro de Santiago.

La pieza, que ya ha sido presentada en Estados Unidos y Europa, llegará a nuestro país en el marco de la celebración del Día de las Artes Visuales. Para su creación ya fueron recolectados zapatos en espacios como el MAC Parque Forestal, Matucana 100, el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos y el Centro Cultural Violeta Parra.

En más de una entrevista has comentado que Zapatos rojos se lo dedicas a tu hermana, quien fue víctima de un femicidio. ¿En qué minuto el duelo personal se transforma en algo colectivo y decides realizar la instalación Zapatos rojos?

Mi obra inició poco después de la muerte de mi hermana. Fue una catarsis. Pasaron muchos años donde estuve pintando y sacando las emociones que tenía. Con el tiempo, regresé a Ciudad Juárez – yo soy de Sinaloa-, porque ahí estaba mi familia. Entonces, me encontré con que las chicas iban desapareciendo y nadie encontraba sus cuerpos. Luego, en 2009, volví a ir a Ciudad Juárez, pero entonces me di cuenta de que los cuerpos ya no aparecían y había muchísimos casos. Si bien al principio hubo mucho interés mediático e internacional, con el tiempo, aquello terminó, pero los femicidios continuaron: desaparecían y desaparecían cuerpos. Me alarmó muchísimo esta situación y así fue que tuve el impulso de decirle al mundo qué es lo que estaba sucediendo en Juárez, porque de alguna manera, me sentía asustada de que lo que estaba pasando allí pudiera replicarse en otras partes de México. Finalmente, eso es lo que ha sucedido.

¿Cómo fue la gestación del proyecto?

No fue como que me senté un día y tuve la inspiración inmediata. Por el contrario, hubo investigación. Dediqué mucho tiempo al pensar cómo iba a hacerlo, porque verdaderamente no contaba con recursos económicos como para iniciar un proyecto de la magnitud que se planteaba en ese momento. Además, hacer esto en México era llevar la discusión al espacio público por medio del arte. Entonces, ¿qué iba a hacer? Pues los zapatos eran como un objeto muy recurrente en mi vida, porque con mi hermana teníamos una fisonomía muy particular y nos prestábamos los zapatos. Teníamos historias de zapatos y había algo muy fuerte en los feminicidios, ya que si los cuerpos eran encontrados, éstos eran reconocidos por lo que quedaba, es decir, los zapatos. Además, todo esto se da, porque lo que quería era manifestar esta presencia en ausencia de la persona y los zapatos justamente denotan una ausencia. Por otro lado, hay zapatos en casi todo el mundo y es un objeto que a las mujeres nos gusta. También era algo que se podía donar para hacer la pieza. Esto de las donaciones permitía que la misma persona se sintiera parte de la pieza, a través de ver y pintar ahí sus zapatos sin saber para qué eran y con ello lograr este sentimiento de generosidad, empatía.

Además, no quería hacer una pieza que solamente llevara una connotación dolorosa, sino que también llevara un mensaje de esperanza, que se pudiera sentir también el amor. Es decir, los zapatos no solo son rojos por la sangre, sino que el  color rojo también es el color del amor. Entonces, es el amor a mi hermana, porque también esta pieza es muy pensada en ella: el amor no muere, el amor continúa.También esto lleva un mensaje de esperanza, porque a través de todo esto podemos transformar el dolor y transformar el dolor, transformar nuestra vida y transformar la violencia hacia las mujeres a través de una nueva educación.

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Zapatos rojos. Fuente: Elina Chauvet.

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Zapatos rojos. Fuente: Elina Chauvet.

Es decir, a la obra le otorgas un rol como de agente de cambio social …

Eso es lo que lleva: un mensaje de cambio social, porque creo que es urgente este tipo de transformaciones. Hoy estamos viendo como están colapsando las sociedades. México es un país increíblemente descuidado por el Gobierno, entonces eso ha generado muchísima violencia.

¿En qué medida crees que la obra va favoreciendo ese cambio social?

Obviamente es difícil como darle seguimiento, pero creo que es como poner un granito de arena. También es algo que no se va a reflejar de inmediato y puedo decir que cuando empecé la pieza no se hablaba tanto del feminismo. Tampoco estaban las miles de mujeres marchando en las calles como sucede en Argentina, España y Estados Unidos, pero quizás abrió una puerta para que se generaran estos grandes movimientos a través de tantísimas mujeres. Tal vez fue un movimiento de conciencia. 

¿Cómo va cambiando la obra en cada uno de los contextos donde se ha presentado?

A mí siempre me ha llamado muchísimo la atención que suceda algo similar en uno u otro contexto. O sea, Zapatos rojos no tiene fronteras, porque la violencia contra la mujer no tiene fronteras. Este es un tema universal y, entonces, la reacción es exactamente la misma. Cambia el escenario, cambian las calles, la arquitectura, pero en cuestión humana la reacción es exactamente la misma, muchas mujeres hacen catarsis en el momento de la pintura, porque la obra es toda. No es solo la instalación en la calle, es desde que se inicia toda la campaña, desde que comienza la recolección, todo el proceso de pintura.

De arte, sociedad y  “Pepe Grillo”

Elina Chauvet ha realizado más de 40 exposiciones colectivas y diversas muestras internacionales. En 2014 realizó una performance denominada Tu cabello por mi nombre. Entonces, se cortó el pelo para tatuarse la palabra justicia. Frente a ello, la artista señala que la relación entre arte y sociedad no puede diluirse.

Cambiando de tema, tú has sido muy crítica con la desaparición de los 43 de Ayotzinapa …

¡Ahí hay otro caso de falta de justicia! ¡Hasta de complicidad! Ese es un caso no resuelto, o sea, es algo terrible de este Gobierno que está terminando. No hubo una guerra real hacia el narcotráfico, sino que fue una guerra contra la sociedad.

¿Te duele México?

Muchísimo. Es doloroso vivir en México. Doloroso porque nuestros jóvenes no tienen libertad, porque los mexicanos nos hemos convertido en moneda de cambio, porque ahora se vive la desaparición de jovencitas para la prostitución, de jóvenes para el servicio del narcotráfico, de niños para la venta de órganos. Esa es la población más vulnerable en México. Es muy triste porque hay seres que ven caminando mercancía, no gente. Entonces, uno se pregunta qué pasa, qué les pasa a los gobiernos. Es terrible que toda la desigualdad social y todo lo que hay no les importa. Por eso es que todos estamos cansados de estos gobiernos. El PAN y el PRI están prácticamente muertos. Nos han sumido en la pobreza y la miseria.  

Tú obra ha estado marcada por los temas sociales, ¿hacia dónde crees que deberían apuntar los artistas latinoamericanos cuando nuestro continente está viviendo temas como el femicidio, las migraciones?

Creo que deberían haber muchos más artistas hablando de temas sociales. En México somos tan pocos. Y es que pasa una cosa: hacer cosas sociales es complicado, porque no estás en el circuito del arte comercial y hay muy pocos coleccionistas que quieren comprar obras con temas sociales. Pero yo siempre he dicho que los artistas somo un poco como “Pepe Grillo” y si no hay conciencia social en los artistas, mucho menos en el público.

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