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Año XVI, 19 de abril de 2024


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Condeno

Columna de opinión por María Elena Acuña
Jueves 15 de noviembre 2018 13:53 hrs.


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Como ciudadana condeno profunda y enérgicamente el asesinato de Camilo Cantrillanca, asesinato que se inscribe en una larga lista de jóvenes mapuche asesinados en lo que la prensa y Carabineros llaman “confusos incidentes”, un eufemismo al que no debemos habituarnos  y que crea de a poco un relato que determina la imposibilidad de conocer los hechos y, tramitarlos debidamente a través de procesos judiciales imparciales.

En las últimas horas ha circulado profusamente información  de lo que también eufemísticamente se llama el “contexto”. Un robo de tres vehículos en una zona rural, digamos que es una especie de portonazo, que gatilla un enorme y desmedido despliegue policial al, supuestamente, huir los hechores hacia la comunidad autónoma de Temucuicui, un histórico lugar de resistencia mapuche, asediado de manera permanente. Se señala al llamado popularmente “Comando Jungla” como el el responsable de la acción policial. Inmediatamente nos preguntamos  ¿por qué una unidad especializada en combate “antiterrorista”, actúa en lo que puede ser catalogado como un hecho delictual común?  ¿Qué acciones y decisiones policiales hacen que una persona terminé con un impacto de bala en la nuca cuando se encontraba de espaldas a Carabineros ? La imagen que se me viene a la cabeza es la de una persona que no está oponiendo resistencia, que está rendido y que es ejecutado. Una imagen de una situación que ya hemos conocido en represiones contra comunidades indígenas en toda Latinoamérica.

Han circulado también reportes en audio emitidos desde el interior de la comunidad que hablan de una casi invasión policial, reprimiendo violentamente y relatos desgarradores que dan cuenta de cómo los comuneros debieron abandonar sus casas y refugiarse en los cerros, entre los matorrales, para salvaguardar su integridad.

Tenemos razones suficientes para dudar de las versiones de Carabineros, en los casos más recientes como el de Alex Lemun el año 2002 se habló de un enfrentamiento, 15 años después se procesó a un ex oficial de Carabineros por su asesinato; Matías Catrileo el año 2008 en cuyo caso se comprobó que el  carabinero implicado sin ningún motivo racional empleó violencia innecesaria, es decir no existió un enfrentamiento armado; el caso  Jaime Mendoza Collio del 2009 también terminó por demostrarse un montaje donde hasta se comprobó que Carabineros con tal de sustentar la tesis de enfrentamiento armado construyó pruebas como un chaleco antibalas llenó de impactos.

Estas situaciones que por un lado hacen tener dudas razonables de la imparcialidad de las investigaciones, dilatan los procesos y en el ínterin crean situaciones para que circulen peligrosos discursos sobre el “terrorismo en la Araucanía”, y para que a quienes han sido asesinados se les llame “terroristas”, contribuyendo con ello a alimentar el odio y el racismo contra la comunidades mapuche en un intento de deslegitimar sus demandas históricas.

Es por eso, que en este momento debe demandarse e instruirse una investigación civil totalmente independiente; así como también el retiro del Comando Jungla y terminar con la política de la zanahoria y el garrote para saldar los problemas políticos históricos que como sociedad chilena enfrentamos con el pueblo Mapuche.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.