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Territorios inspirados en la cosmovisión mapuche

Columna de opinión por Yolanda Acevedo
Miércoles 21 de noviembre 2018 12:47 hrs.


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En este suelo habitan las estrellas

    en este cielo canta el agua

    de la imaginación.

    Más allá de las nubes que surgen

    de estas aguas y estos suelos

    nos sueñan los antepasados

    su espíritu -dicen- es la luna

    el silencio su corazón que late.

Elicura Chihuailaf

 

Estas palabras cobran mayor fuerza y sentido en mi escritura, conmovida y consternada por el reciente asesinato de Camilo Catrillanca, perpetrado el pasado miércoles 14 de noviembre.

Mi primera aproximación a la cultura mapuche con una mirada digna ocurrió en la Escuela de Monitores de Danza del Ministerio de Educación en 1970, en cuya malla estaba la asignatura de Danza y Cosmovisión Mapuche”.

Décadas posteriores un renacimiento en mi experiencia con la cultura Mapuche ocurrió el año 2003 desde la Subsecretaría  de Planificación Coordinación de Políticas y Programas Indígenas, Programa Orígenes, CONADI y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, con la colaboración de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, circunstancias en que tuvo lugar la Primera bienal de Arte y Cultura indígena en el Centro Cultural de la Estación Mapocho del 17 al 22 d enero de 2006. En ella participaron con sus muestras en permanencia, 102 artistas, sin contar los grupos de Danza, invitados especiales, etc.

Nada supimos durante el siglo XX los que fuimos al colegio en aquella época,  acerca del bello poema épico escrito por Alonso de Arcilla[1] y Zuñiga “La Araucana”, publicado entre 1574 y 1589 que constituye un testimonio en primera persona de los intensos inicios de la Guerra de Arauco. Exponente singular de un género en crisis, el texto ocupa un lugar paradigmático dentro de la tradición literaria nacional: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3286.html

Del Canto I (pág.58 y 59) La Araucana. Edición, prólogo y notas de CONCHA DE SALAMANCA. Ed. Juan Bravo, 38 Madrid, 1968, extraigo los siguientes versos:

Chile fértil provincia y señalada

en la región antártica famosa,

de remotas naciones respetada

por fuerte, principal y poderosa:

la gente que produce es tan granada,

tan soberbia, gallarda y belicosa,

que no ha sido por rey jamás regida

ni ha extranjero dominio sometida

Las invisibilizaciones e injusticias de siglos, de las cuales hemos sido parte o víctimas, ya no pueden seguir sosteniéndose de pié. De qué equidades podemos hablar si no ponemos en el lugar que corresponde a nuestra historia, a nuestros pueblos indígenas, a las culturas que nos precedieron y que aún resisten con dignidad.

En consecuencia, de que queremos escribir y conversar cuando decimos: Territorios inspirados en la cosmovisión mapuche”…

¿De que nos habla la cosmovisión mapuche? para ello citamos a nuestro insigne poeta, oralitor Elicura Chihuailaf, él habla de la Mapuchidad: planteando la reivindicación de los derechos ancestrales de su pueblo desde sus primeras obras en los años 80. Hoy, consagrado como un referente literario –sus libros han sido traducidos a diez idiomas y fue nominado al último Premio Nacional de Literatura, hace una lectura sobre el histórico desencuentro entre chilenidad y mapuchidad.

Dentro de la cultura mapuche, el azul es un color sagrado que tiene que ver con el origen de la vida. Y esa palabra, azul, está en todos los títulos de los libros de Elicura Chihuailaf, poeta y oralitor, escritor en residencia en la Universidad de la Frontera de Temuco e integrante de la Academia Chilena de la Lengua. A orillas de un sueño azul; De sueños azules y contrasueños; Tierra azul; Relato de mi sueño azul, están entre sus libros fundamentales.

Su poesía, –que ha sido considerada como una plataforma de resistencia cultural y de afirmación de la identidad mapuche– ha sido incluida en numerosos textos escolares y traducida y publicada en italiano, francés, inglés y neozelandés y hasta en chino mandarín.

foto ya

Imagen de la casa de Elicura, construida por sus padres

Parte de su relato narra los siguiente:

“Mis padres sufrieron en carne propia la discriminación intensa de esos años en que debieron aprender el castellano, cuando el castigo por ser sorprendidos hablando el mapudungún era mantenerse arrodillados sobre un cajón con arena o trigo en un rincón de la sala.

Fuente:Paula 1120. Sábado 27 de abril 2013, Por Fernando Villagrán

…Nada de esto se nos ha contado en nuestras historias oficiales… no se que me hubiera ocurrido a mi si hubiera sido sometida a tal vejamen.

Entonces, ¿cómo podemos recuperar esta sabiduría ancestral?

Es la invitación que hoy puedo plasmar a través de éstas palabras. Para ello necesitamos conocer y hacer nuestra la cosmovisión de aquella población que ha habitado esta territorio único desde tiempos inmemoriales, padeciendo injusticias de siglos. Aquello significa el conocimiento y respeto de nuestra naturaleza, de nuestra geografía.

[1] 1533-1594

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.