“Escuchamos rap todo el día / esto ya parece una manía”. La canción es de 1992, se llama “Marginal” y apareció en un cassette del mismo título, firmado por Los Marginales. La redundancia afirma el mensaje en ese único registro que dejó el trío integrado por Claudio Flores, Gregorio “DJ Kingmaster” Rodríguez y Poly MC, una de las múltiples consecuencias que tuvieron las reuniones que los primeros raperos chilenos hacían a mediados de los ‘80, en el céntrico pasaje Bombero Ossa. Entre rimas y pasos de baile, por ahí circularon también quienes más tarde formaron grupos como Panteras Negras o La Pozze Latina.
Esos dos versos son también el inicio de 100 rimas de rap chileno, el libro que el músico y periodista Freddy Olguín presentará este viernes 30 en la Biblioteca de Santiago (detalles al final del artículo). Con un cuidado diseño y en menos de cien páginas, la publicación recopila versos lanzados entre 1988 y 2015. “Siempre he entendido el rap y el hip hop como una forma de conocimiento”, apunta Olguín, quien grabó dos discos como integrante del señero colectivo FDA y mantiene un trabajo como solista -bajo el seudónimo Gen– que ya suma otros cinco títulos, además de singles y otras publicaciones en el sello Dilema Industria.
El libro, explica, es un intento de registrar un flujo siempre constante y diverso: “El rap siempre ha sido espontáneo y cambiante, muy de la calle. Yo siento que todo tiene una mirada muy particular y eso me impulsó a buscar ese brillo en diferentes artistas, todos muy distintos”.
Además del centenar de rimas seleccionadas, el volumen incluye un texto panorámico sobre el rap chileno, desde aquellos primeros días en Bombero Ossa hasta el presente. Sin embargo, su autor advierte que todavía falta que alguien escriba “la biblia del rap chileno”, con una mirada global y acabada sobre el movimiento: “Yo quise salir de ese contexto serio y solemne y escribir un libro como si se tratara de un mixtape, agarrando muchas rimas y situándolas”.
¿Cómo se reúne un centenar de versos repartidos en casi 30 años? “Es una pega que solamente puede hacer alguien que haya escuchado rap desde muy chico y le encuentre valor a muchos creadores”, responde Freddy Olguín. “No se me hizo tan difícil en el sentido de que como amante de la literatura y la poesía, siempre leía antologías y me gustaban esos libros que reunían cien años de poesía chilena o latinoamericana, por ejemplo. De todas formas, tampoco me gusta la chapa del antologador, es un abrigo que me queda grande”.
Quizás por eso el libro no abarca hasta 2018, cuando se han celebrado tres décadas desde el debut de De Kiruza, un hito fundacional en el desarrollo del género a nivel local. “Además, a partir de 2015 surgen nuevas formas de rap, el trap, cosas que están en desarrollo”, añade Olguín.
Aun así, la publicación funciona como un mapa de lo ocurrido desde fines de los ‘80. En sus páginas hay canciones de proyectos de alcance masivo, como Tiro de Gracia y Makiza, pero también de muchos otros. Hay versos seleccionados de MC’s en plena vigencia, como Hordatoj y Jonas Sanche. Está el costado políticamente más radical, con nombres como Subverso y Portavoz. Hay quienes se han abierto a otras miradas, como Calambre, DJ Raff, Bronko Yotte o Catana. Y también hay muchos que se han movido de manera subterránea, lejos de Santiago: los iquiqueños Eskina Familia Skuad, los penquistas Enlace 041, los viñamarinos Rima Faca, la valdiviana Vafe Jhous o los sanantoninos Conflicto Urbano, por ejemplo.
“Es un mea culpa que uno tiene que hacer por ser muy santiaguino. Yo tengo muchos amigos en Viña del Mar, por ejemplo, y por eso sé que allá DDC hizo un tema que se llama “Pacofobia”, en 1992. Son pioneros del rap chileno”.
¿Por qué quisiste destacar también ese rap fuera de Santiago?
Me habría gustado detenerme más en eso. Al ser santiaguino tengo un sesgo sobre cierta música, pero tenían que estar presentes o al menos mencionados. Se habla del rap chileno como un genérico y se sabe que tuvo un origen en el Paseo San Agustín, en Bombero Ossa y la Estación Mapocho, pero en regiones tuvieron sus propios epicentros. Luego esos grupos crecieron, hicieron su propia música y ahora es un caudal. La producción rapera en regiones es explosiva, es imposible seguirle la pista.
¿Eso es lo que caracteriza este momento? ¿La amplitud y diversidad del movimiento?
Claro. Además, ha vuelto un poco a su origen, que es muy casero. Se democratizaron los softwares, las máquinas y los estudios caseros, mucho más que antes. Las producciones audiovisuales también son heavy. Hay cosas como King Kong Click, que tienen videos con millones de reproducciones en Youtube, y yo me preguntaba por qué no estaban en grandes festivales. De la misma forma, hoy Drefquila y otros artistas más vinculados al trap tienen millones de reproducciones también. Son fenómenos que siempre han ocurrido, pero no todos logran llegar a un festival, por ejemplo, que vendría siendo lo normal para un artista.
Rap en la biblioteca
100 rimas de rap chileno se presentará a las 18:30 horas de este viernes 30, en la Biblioteca de Santiago (Matucana 151, Metro Quinta Normal). En la ocasión, Freddy Olguín conversará con el periodista David Ponce, se presentarán diversos MC’s y se distribuirán ejemplares del libro de manera gratuita.
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