Dos semanas alcanzó a estar el ex presidente peruano, Alán García, entre las paredes de la residencia del embajador de Uruguay en Lima. El líder aprista había solicitado asilo el pasado 17 de noviembre, petición que este lunes fue denegada por el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez.
El mismo día que Alán García había ingresado al domicilio del diplomático uruguayo, caía sobre él una orden de impedimento para salir del Perú por 18 meses, esto, en el marco de una investigación por supuestos pagos irregulares de la empresa brasileña Odebrecht mientras se desempañaba como mandatario del país andino.
“No hemos concedido el pedido de asilo (…) En el Perú funcionan autónomamente y libremente los tres poderes del Estados, especialmente el Poder Judicial que está llevando a cabo las investigaciones de eventuales delitos económicos (de García). Por estas consideraciones estrictamente jurídicas y legales, no concedemos el asilo político”, manifestó el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez.
Además, la máxima autoridad uruguaya indicó que Alán García debía salir inmediatamente de la residencia del embajador Carlos Barros, representante de la República Oriental del Uruguay en Perú.
Por su parte, el canciller de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, sostuvo que, de acuerdo a convenciones internacionales, su país no está obligado a concederle asilo al ex presidente peruano.
“Alan García se amparó en la embajada de Uruguay recurriendo a la Convención de Caracas de 1954, que tiene dos artículos esenciales. Uno es el derecho del Estado a conceder asilo pero que no está obligado a otorgarlo o declarar por qué lo niega. El artículo 3 de la Convención dice que no es lícito conceder asilo a personas que al solicitarlo se encuentren inculpadas o procesadas ante tribunales ordinarios por delitos comunes”.
Según la prensa peruana, Alán García ya habría abandonado la casa del embajador de Uruguay en Lima. Sin poder salir del país, no podrá escaparse de una ventual condena de la justicia peruana.