Frente a la creciente cifra de diagnósticos de VIH SIDA en nuestro país, el ministro de Salud, Emilio Santelices, indicó que el aumento era predecible debido a la aplicación de nuevos test. Es más, aseguró que es probable el incremento de la cifra para el próximo año.
Sin embargo, más allá de la confirmación de los casos a través de exámenes médicos, la realidad es que en nuestro país existen cerca de 70 mil personas infectadas con VIH, cifra que pone en cuestión las campañas de prevención y las políticas públicas que se han implementado durante los últimos años.
Víctor Hugo Robles, activista de la diversidad sexual, indicó que, en la historia comunitaria del VIH en Chile, nunca ha habido una campaña directa y audaz para la prevención del virus y de enfermedades de transmisión sexual, sino que siempre han estado influenciadas por prejuicios, influencias y presiones políticas y religiosas.
Robles comentó que ha podido estudiar archivos escritos que dan cuenta de que en las primeras campañas luego del regreso a la democracia, un obispo de la época enviaba cartas el presidente Aylwin para pedirle que no se hablara del condón. De regreso, el mandatario respondía que no debían preocuparse porque no se iba a incluir el preservativo.
“Cuando una autoridad política cede y se arrodilla frente a peticiones y obligaciones que impone la Iglesia Católica es imposible realizar campañas de prevención, y son responsables esa acción, como otras que han hecho otros Gobiernos de la Concertación, de la Nueva Mayoría, de no ser directos, audaces, de no hacer campañas libres de todo tipo de presión y que hablen abiertamente de la educación sexual”, señaló.
Además, el activista conocido como el Che de los Gays explicó que el principal error está en pensar que la campaña resolverá el problema y entregará educación sexual, cuando en realidad lo único que puede lograr es generar una voz de alerta, voz que tampoco puede conseguirse si dicha campaña se hace solo una vez al año.
“Aquí debiese haber educación sexual formal en todo el aparato público, en toda la educación formal, debiese existir educación sexual, educación en prevención, con sexo seguro en todos los colegios partiendo por los jardines”.
Robles agregó que es necesario declarar una emergencia sanitaria respecto del VIH, porque eso permitirá contar con más recursos y generar el estado de alerta que se necesita en la sociedad, pues no es posible que un país que se proyecta al desarrollo enfrente las cifras que hoy tiene. Para el activista, también sería muy importante que los medios de comunicación se sumen a la prevención con sus propias campañas contra el virus.
Por su parte, Juan Pablo Sutherland, académico del Magíster de Género de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile concuerda con la visión de Robles, y alude a que más allá de las campañas en sí mismas como contenido, éstas son un reflejo de una política pública que ha sido deficiente y que no ha cumplido con lo ofrecido: prevenir y controlar el VIH.
“Esa alerta pública (campaña) tiene que ir acompañada de servicios y de apoyo, en ese sentido yo creo que hay una responsabilidad política respecto de acompañar a los equipos técnicos que existen hace mucho tiempo para trabajar en la prevención del SIDA, pero sus medidas han tenido dificultades respecto de los poderes conservadores religiosos, partidos políticos que incluso hicieron que Canal 13 y Mega, en un momento, no mostraran las campañas, es decir, hay una responsabilidad política institucional para llegar a la situación en que estamos”, explicó.
Aumentan cifras de VIH y todos se escandalizan…
📺 En 1993 Canal 13 y Mega se negaron a transmitir la campaña de prevención… Aquí estan los resultados. ¿Lo recuerdan? pic.twitter.com/lAdmpXdiH6
— LasPortadasDeTuVida📰 (@vidaenportadas) 4 de diciembre de 2018
El académico señaló que desde su experiencia laboral pudo observar cómo las campañas siempre quedaban supeditadas a la aprobación política, lo que generaba mucho conflicto, pues se debía justificar, incluso, por qué el condón sí debe utilizarse y promoverse: “muchas veces las direcciones políticas impidieron que se avanzara más desde perspectivas reales donde había diagnóstico, donde había estudios, y ahí hay una responsabilidad grande, o sea, ni siquiera hay un estudio del comportamiento sexual”.
El también escritor dijo que se debe avanzar es medidas más de fondo, por ejemplo, que el Estado asuma la importancia de implementar la educación sexual y en que la población se tenga la percepción de que el VIH es una epidemia que se va adaptando a las formas de comportamientos sexuales. Además, que se comprenda que puede afectar a todos los grupos de la población y no solo a los que se ven más vulnerables.
“Todo lo que está reventando hoy día tiene que ver con situaciones que no se han abordado antes y con promesas incumplidas”, dijo.
El doctor Alejandro Afani, Director del Centro de VIH del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, indicó que si bien se ha trabajado en políticas para aumentar los diagnósticos, la aplicación no ha sido tan significativa como para justificar el incremento con esa razón, por lo que el aumento de se debe a la falta de percepción del miedo de parte de los jóvenes, al menor uso de medidas de protección para un sexo seguro, a las ineficientes campañas de prevención y la falta de una educación sexual.
“Las campañas del pasado, es evidente que no sirvieron, sino no estaríamos hablando de esto hoy día. No sirvieron por muchas razones y hay que tener un aprendizaje de aquello. Primero porque eran campañas que duraban muy poco en el tiempo, que eran obsoletas, no identificaban a los jóvenes y no tuvieron ningún impacto”, explicó Afani.
Respecto de la elaboración y recepción de las campañas, el médico aseguró que la sociedad está mucho más preparada para enfrentar el tema en comparación a años atrás: “El tema no es la sociedad, el tema son las personas que manejan los contenidos y que manejan las políticas públicas que llegan a la sociedad, y la enseñanza que es fundamental, la educación sexual que hay que trabajar entre el Ministerio de Salud y de Educación para poder estructurar desde etapas precoces de la vida”.
“Esto debiera trascender a todos los ámbitos políticos, religiosos e ideológicos, porque es un tema de salud pública, médico y no debe estar al vaivén del Gobierno de turno. Tenemos que tener robustas políticas de salud pública para poder dar respuesta y que esto no sea un tema en el futuro y tenerlo controlado”, finalizó.