“Hace 40 años, teníamos vales para comprar ropa, para comprar carne, tofu, arroz, pescado; hoy, estos boletos de racionamiento están en el museo”, dijo el Presidente Xi este martes.
Fueron 40 años de apertura y reformas económicas, pero en Pekín el protocolo no cambia. Bajo la estrella roja del Partido, la mayoría de los hombres de traje oscuro pasan las páginas a medida que el presidente avanza en su discurso.
“China está ahora en el centro de la escena mundial, nadie puede dictar lo que China debe hacer”, recalcó el líder chino. Una alusión directa a la guerra comercial entre Washington y Beijing.
Las dos primeras potencias económicas del planeta están sumidas en un virulento diferendo comercial desde hace meses, con la aplicación mutua de aranceles.
Durante un gran encuentro en el Gran Salón del Pueblo de Pekín, Xi volvió a prometer que su país continuará su apertura al comercio y a las inversiones, con el ímpetu de las reformas emprendidas el 18 de diciembre de 1978.
“Cambiaremos decididamente aquello que puede ser reformado y no cambiaremos, decididamente, lo que no pueda serlo”, añadió.
Durante su alocución, Xi recordó las grandes fechas del salto hacia adelante, saludando a sus predecesores.
En 1976, tras diez años de caos provocado por la Revolución Cultural y con la muerte de su gran timonel, Mao Zedong, China era un país extremadamente pobre, con una economía fundamentalmente rural, planificada y colectivista.
Pero entonces dio un giro histórico: la tercera sesión plenaria del XI Congreso del Partido Comunista Chino (PCC), celebrada entre el 18 y el 22 de diciembre de 1978, ratificó el viraje hacia la “Reforma y la Apertura” y una “economía de mercado socialista”, bajo la batuta de su promotor, Deng Xiaoping.
El discurso de Xi, que duró más de una hora y media, fue precedido por una ceremonia de entrega de medallas para los pioneros de la reforma y la apertura, saludando con un gesto de la mano cuando sus rostros aparecían en la pantalla.
Entre los diez nombres que salieron de altavoces se pudo escuchar el de Jack Ma, presidente del gigante de los negocios en línea Alibaba, pero también el jefe de Baidu, Robin Li, y Tu Youyou, el ganador del Premio Nobel de Medicina de China.
También fueron homenajeados los extranjeros que han contribuido al desarrollo del país, como el francés Alain Mérieux, Presidente del Instituto del mismo nombre.
Se trató de una entrega de medallas con la canción patriótica “Historia de la primavera” de fondo, cuya letra cuenta la historia de la visita de Deng Xiaoping a la Zona Económica Especial de Shenzhen, frente a Hong Kong, donde todo comenzó 40 años atrás.
“Hace 40 años, teníamos vales para comprar ropa, para comprar carne, tofu, arroz, pescado; hoy, estos boletos de racionamiento están en el museo”, dijo el Presidente Xi este martes.
Fueron 40 años de apertura y reformas económicas, pero en Pekín el protocolo no cambia. Bajo la estrella roja del Partido, la mayoría de los hombres de traje oscuro pasan las páginas a medida que el presidente avanza en su discurso.
“China está ahora en el centro de la escena mundial, nadie puede dictar lo que China debe hacer”, recalcó el líder chino. Una alusión directa a la guerra comercial entre Washington y Beijing.
Las dos primeras potencias económicas del planeta están sumidas en un virulento diferendo comercial desde hace meses, con la aplicación mutua de aranceles.
Durante un gran encuentro en el Gran Salón del Pueblo de Pekín, Xi volvió a prometer que su país continuará su apertura al comercio y a las inversiones, con el ímpetu de las reformas emprendidas el 18 de diciembre de 1978.
“Cambiaremos decididamente aquello que puede ser reformado y no cambiaremos, decididamente, lo que no pueda serlo”, añadió.
Durante su alocución, Xi recordó las grandes fechas del salto hacia adelante, saludando a sus predecesores.
En 1976, tras diez años de caos provocado por la Revolución Cultural y con la muerte de su gran timonel, Mao Zedong, China era un país extremadamente pobre, con una economía fundamentalmente rural, planificada y colectivista.
Pero entonces dio un giro histórico: la tercera sesión plenaria del XI Congreso del Partido Comunista Chino (PCC), celebrada entre el 18 y el 22 de diciembre de 1978, ratificó el viraje hacia la “Reforma y la Apertura” y una “economía de mercado socialista”, bajo la batuta de su promotor, Deng Xiaoping.
El discurso de Xi, que duró más de una hora y media, fue precedido por una ceremonia de entrega de medallas para los pioneros de la reforma y la apertura, saludando con un gesto de la mano cuando sus rostros aparecían en la pantalla.
Entre los diez nombres que salieron de altavoces se pudo escuchar el de Jack Ma, presidente del gigante de los negocios en línea Alibaba, pero también el jefe de Baidu, Robin Li, y Tu Youyou, el ganador del Premio Nobel de Medicina de China.
También fueron homenajeados los extranjeros que han contribuido al desarrollo del país, como el francés Alain Mérieux, Presidente del Instituto del mismo nombre.
Se trató de una entrega de medallas con la canción patriótica “Historia de la primavera” de fondo, cuya letra cuenta la historia de la visita de Deng Xiaoping a la Zona Económica Especial de Shenzhen, frente a Hong Kong, donde todo comenzó 40 años atrás.
“Hace 40 años, teníamos vales para comprar ropa, para comprar carne, tofu, arroz, pescado; hoy, estos boletos de racionamiento están en el museo”, dijo el Presidente Xi este martes.
Fueron 40 años de apertura y reformas económicas, pero en Pekín el protocolo no cambia. Bajo la estrella roja del Partido, la mayoría de los hombres de traje oscuro pasan las páginas a medida que el presidente avanza en su discurso.
“China está ahora en el centro de la escena mundial, nadie puede dictar lo que China debe hacer”, recalcó el líder chino. Una alusión directa a la guerra comercial entre Washington y Beijing.
Las dos primeras potencias económicas del planeta están sumidas en un virulento diferendo comercial desde hace meses, con la aplicación mutua de aranceles.
Durante un gran encuentro en el Gran Salón del Pueblo de Pekín, Xi volvió a prometer que su país continuará su apertura al comercio y a las inversiones, con el ímpetu de las reformas emprendidas el 18 de diciembre de 1978.
“Cambiaremos decididamente aquello que puede ser reformado y no cambiaremos, decididamente, lo que no pueda serlo”, añadió.
Durante su alocución, Xi recordó las grandes fechas del salto hacia adelante, saludando a sus predecesores.
En 1976, tras diez años de caos provocado por la Revolución Cultural y con la muerte de su gran timonel, Mao Zedong, China era un país extremadamente pobre, con una economía fundamentalmente rural, planificada y colectivista.
Pero entonces dio un giro histórico: la tercera sesión plenaria del XI Congreso del Partido Comunista Chino (PCC), celebrada entre el 18 y el 22 de diciembre de 1978, ratificó el viraje hacia la “Reforma y la Apertura” y una “economía de mercado socialista”, bajo la batuta de su promotor, Deng Xiaoping.
El discurso de Xi, que duró más de una hora y media, fue precedido por una ceremonia de entrega de medallas para los pioneros de la reforma y la apertura, saludando con un gesto de la mano cuando sus rostros aparecían en la pantalla.
Entre los diez nombres que salieron de altavoces se pudo escuchar el de Jack Ma, presidente del gigante de los negocios en línea Alibaba, pero también el jefe de Baidu, Robin Li, y Tu Youyou, el ganador del Premio Nobel de Medicina de China.
También fueron homenajeados los extranjeros que han contribuido al desarrollo del país, como el francés Alain Mérieux, Presidente del Instituto del mismo nombre.
Se trató de una entrega de medallas con la canción patriótica “Historia de la primavera” de fondo, cuya letra cuenta la historia de la visita de Deng Xiaoping a la Zona Económica Especial de Shenzhen, frente a Hong Kong, donde todo comenzó 40 años atrás.