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Año XVI, 28 de marzo de 2024


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María Isabel Lara, guardiana del mapudungún: “Detrás de mí, está mi pueblo”

La investigadora y académica mapuche conversó con Diario Universidad de Chile sobre las barreras culturas que han impedido que el mapudungún se haya perpetuado y que hoy son obstáculo para la revitalización de esta lengua ancestral.

Tomás González F.

  Lunes 24 de diciembre 2018 13:13 hrs. 
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María Isabel Lara Millapán vivió hasta los 13 años en una ruca ubicada en la comunidad Chihuimpilli, al interior de Quepe, en la comuna de Freire, cuando emigró a Cunco a finalizar sus estudios escolares. Hoy es poeta, académica en el Campus Villarrica de la Universidad Católica e investigadora del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas. Doctora en Didáctica de la Lengua y Literatura de la Universidad Autónoma de Barcelona y por sobre todo, guardiana de una lengua ancestral en peligro de extinción: el mapuzungún.

En entrevista con Diario y Radio Universidad de Chile, la investigadora mapuche habló de las principales barreras culturales que han impedido que su lengua perdure en el tiempo y tome la relevancia que debiese tener cualquier lengua originaria

¿Qué fue lo que te motivó a salir a profundizar en tus estudios?

La revitalización de la lengua, ese fue el tema que quise abordar. Por eso estudié didáctica de la lengua, que es una herramienta que me ha permitido después realizar capacitaciones acá en Chile, con educadores tradicionales que enseñan la lengua actualmente. Porque lo que pasa acá en Chile con la enseñanza del mapuzungun y otras lenguas originarias, es que todavía no concibe la sociedad chilena que estas lenguas tienen el mismo valor que cualquier lengua del mundo. Solamente porque se pasó por un proceso de desfase cultural, de negación, de intento de exterminar la lengua. Entonces está muy instalado en la conciencia que son incluso lenguas inferiores o solo lenguas rurales. No validando que ahí hay un saber ancestral, que hay una filosofía de vida, que es una lengua también instrumental que sirve para comunicarse, para construir conocimientos. No solo el conocimiento del pasado, sino que del presente y podemos seguir construyendo. Podemos escribirla también, está el mito ese de que solo son lenguas orales y no, porque hay registros escritos del mapuzungun anterior, y hoy día podemos escribir distintos tipos de textos. Lo hemos visto con el trabajo de muchos poetas, narradores.

¿Cuál es el mayor obstáculo para el éxito de esta tarea de revitalización?

Lo que pasa es que tampoco se trata de enseñar una lengua y dejar de lado todos los demás elementos como la cultura o la historia. O sea, con todo lo que está pasando hoy día, claramente es una señal de que la historia se ha enseñado de una manera tergiversada. De lo contrario no habrían opiniones de carácter racista. Hay un porcentaje de la sociedad chilena que sigue pensando que hay una sola visión de mundo, que hay una sola cultura y que esa cultura es superior, que puede tener un dominio. Cuando lo normal es la diversidad, la pluralidad cultural lingüistica, entonces se tiene que ampliar la enseñanza de la cultura, de la lengua, de los pueblos y de los distintos saberes. En Chile no sólo del mundo mapuche, sino que de los otros nueve pueblos que viven acá y de una manera actual también.

¿Y cómo ves que se trabaja ese tema hoy en día en las comunidades?

En temas de la lengua, los niños ya no están aprendiendo como lo hice yo y las personas de mi generación, que ha sido en la familia . Lamentablemente los niños no están aprendiendo la lengua en sus casas porque sus padres no están hablando, quizás porque ya no viven con los abuelos. Entonces se tienen que buscar otras estrategias. Si se enseña en la escuela, se tiene que enseñar con una metodología de segundas lenguas y para eso se requieren profesores especialistas en el tema. Porque los educadores tradicionales son personas que tienen mucho conocimiento cultural, dominan la lengua. Pero la estructura curricular no permite que eso fluya, porque de hecho la educación chilena por como viene normada, es muy estructurada. Entonces va a tener que haber ahí un cambio de paradigma, se van a tener que formar profesores que permitan enseñar la lengua por niveles, como corresponde a cualquier lengua del mundo. Así avanzar en los distintos niveles, trabajar la oralidad, la escritura, la comprensión lectora, la comunicación oral y todos los elementos que existen.

¿Cómo se puede avanzar en esta materia?

Con la educación. La educación es la fuente que va a permitir traspasar las barreras de los prejuicios. Pero no la educación monocultural en la que hay una única verdad. Este también es un llamado a la academia porque aunque el mundo académico se muestre más reflexivo o más crítico, sigue imponiendo una mirada occidental. O cuando se toma el saber ancestral de los pueblos, se mide con una metodología de investigación que también es externa. Muchas veces se transmite un mensaje pero que no está dicho por el autor del conocimineto, sino que se interpreta. Entonces si yo no tengo la base de la cultura, mi interpretación creo que no va a ser la más adecuada. Entonces tiene que haber apertura en la educación desde los distintos planos, para avanzar hacia esta descolonización del conocimiento, deconstruir y volver a construir, pero con esta mirada sin deseos de dominación. Por ahí creo que puede ir el camino y también entiendo que es un proceso.

¿Cómo se relaciona esto con el ámbito político?

En política, la mirada del gobierno es muy paternalista. Muy de a veces querer asimilar, asimilar culturalmente. Y todos los pueblos originarios tienen su propia organización social, política, cultural y espiritual también. Eso se desconoce.

Hay un tema de deshumanización, de falta de valores, de egoísmo. Afortunadamente se ha ido exponiendo la verdad y eso tiene que ver con valores. Quiero pensar esto mirándonos como seres humanos, independiente de que yo sé que es un tema político el de fondo, pero más debajo de esa política, hay un tema de humanidad. De ser más generosos, más humanos. De pensar de manera más colectiva. Pero cuando vemos el poder de aquel grupo que tiene el poder, que lo controla, ahí yo digo “para qué”. Si la vida no es eterna, o sea este paso por esta mapu no es eterno entonces no sé cuál es el sentido.

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¿Cómo ves la disposición mapuche a ese diálogo?

Creo que siempre hemos estado dispuestos y un ejemplo es que nosotros hace tiempo aprendimos los protocolos culturales de la sociedad occidental y nos desenvolvemos en ella. Siento que no tergiversamos el espacio del otro. Pero sí sentimos que el otro todavía no nos conoce y no conoce los protocolos mapuche. También entiendo que muchos de mis hermanos, especialmente la gente mayor, tiene un cierto resguardo. Pero eso es por la desconfianza que se ha generado por situaciones anteriores en donde sí ha habido mal uso del conocimiento y manipulación del conocimiento. Entonces eso va generando desconfianza y por eso a lo mejor uno puede ser muy reservado con algunos temas. Y lo otro es que también como cultura tenemos algunos saberes que no los vamos a exponer a todo el mundo. Como en toda cultura, uno resguarda información y la da a conocer cuando se da cuenta que el otro sí lo va a acoger y si lo va a entender de una manera adecuada y que no lo va a mal utilizar.

¿Te sientes con una responsabilidad en ese sentido?

Hay que ser riguroso con lo que uno dice, porque también no puedo opinar desde lo individual. Detrás de mí, está mi pueblo. Entonces en ese sentido hay que ser muy riguroso con las opiniones. Pero la responsabilidad está y es nuevamente un trabajo constante, con los estudiantes, en mi caso con los colegas. A veces hay que tener mucha paciencia, yo le llamo “la paciencia de 500 años”. Ser consciente de que las personas fueron educadas de una maneras, que les decían que los mapuches eran recolectores y cazadores.

Ellos tampoco tienen la culpa de cómo los educaron y uno también se hace responsable de educar al otro y de ser cuidadosa también cuando estamos educando. Tampoco podemos llegar y enfrentar con una opinión negativa, esto tiene que venir desde el aprecio. Desde el querer enseñar también con ternura, creando conciencia, con mucha sensibilidad. De esa forma se acoge el conocimiento, no con la imposición ni con la agresión. Ahí es donde hay que hacer un trabajo diario.

¿Cómo evaluarías la representación que hace la diputada Emilia Nuyado de tu pueblo y otros pueblos originarios?

Yo valoro mucho su trabajo, ella tiene una responsabilidad, una capacidad de decidir. Eso es importante, que pueda tomar decisiones, que pueda generar una reflexión diferente a la mayoría, eso va a ir generando los cambios que se necesitan. De que exista una mirada más horizontal entre culturas diversas, para ir rompiendo esas barreras de cultura superior, inferior y dominante. Eso es lo que se tiene que sanar.

 

Foto referencia: Alvaro de la Fuente
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