Tras la investidura de Jair Bolsonaro como el nuevo presidente de Brasil, entra en funcionamiento el renovado gobierno brasilero. Fue precisamente el canciller entrante, Ernesto Araujo, quien en su primer acto ministerial se reunió con su homólogo estadounidense, Mike Pompeo, para conversar sobre la situación que vive la región en términos de política internacional y los desafíos que se les presentan en la materia.

Tras la reunión entre los dos cancilleres, el canciller estadounidense, Mike Pompeo, afirmó que los dos países también cooperaran en contra de los que califican como gobiernos autoritarios, citando a Cuba y Venezuela.

“Sabemos que tendremos la oportunidad de trabajar juntos contra los regímenes autoritarios de todo el mundo. Hoy se anuncia un nuevo comienzo en Brasil, pero también se cumplen 60 años de la represión de políticas fallidas en Cuba, y hoy también tuvimos la oportunidad de hablar de las amenazas que emanan de Venezuela y de su profundo deseo de devolverle también la democracia al pueblo venezolano”, dijo el canciller de Estados Unidos.

El gobierno brasileño no ha escondido sus intenciones de estrechar aún más los lazos con el país norteamericano y con Israel, dejando atrás los tiempos en que se buscaba posicionar a Brasil como una potencia capaz de dialogar con todos. Siguiendo los pasos de Donald Trump, Bolsonaro ha prometido trasladar la embajada brasileña desde Tel Aviv a Jerusalén.