Retablo es una joya del cine independiente peruano. La cinta aborda la historia de Segundo (Julio Bejar Roca), un adolescente que vive en una zona andina de Perú. Su padre, Noé (Amiel Cayo), busca transmitirle la pasión de su oficio familiar: la creación de retablos de madera y barro.
Con los paisajes deslumbrantes de la sierra de Ayacucho -centro sur de Perú- como telón de fondo, el joven Segundo enfrenta un dilema: seguir la tradición paterna o irse a trabajar en la agricultura con un amigo. Su vida toma un giro dramático cuando el pueblo se entera del secreto de su padre.
La cámara del director de la película, Álvaro Delgado-Aparicio navega con talento entre dos realidades: la del joven Segundo y las escenas coloridas de los retablos de su padre que representan la vida cotidiana.
Desde Lima, Delgado-Aparicio habló con RFI de la génesis de este largometraje filmado íntegramente en lengua quechua, algo inédito en el cine peruano.
¿Cómo surgió la idea de una historia en torno a un artesano retablista?
Siempre estuve interesado por los retablos, porque representan temas religiosos, pero también temas de la cotidianidad. Hace muchos años conocí a un primer artesano. Me contó historias detrás de los retablos y me llamó la atención diciéndome que la diferencia entre un retablista y alguien que hace cine no es mucha, porque el cineasta tiene una cámara y el retablista tiene la cámara insertada en la cabeza.
¿Dónde se filmó la película?
La película se filmó en Ayacucho en 2016, algunas tomas la hicimos en la provincia de Huamanga y la mayoría de las tomas se han hecho en lugares remotos fuera de Huamanga.
¿Por qué haber optado por filmar los diálogos en quechua?
Inicialmente la película se escribió en español. Teníamos pensado rodarla en español por que no sé quechua. Pero, un día, estábamos ensayando con los actores y jugamos con posibilidades: decidí hacer la escena en quechua y fue tan auténtico que me di cuenta que la lengua materna de los tres actores era el quechua.Hacerla en español era como traducir algo. Entonces, comenzamos a jugar con otras escenas y me di cuenta que claramente teníamos que hacerla en quechua. Mi productora me dijo que iba a ser complejo rodarla en quechua, para la edición también. Pero nos rodeamos de dos buenos intérpretes que nos acompañaron todo el tiempo y comenzamos a ir a clases. Por otro lado, cuando estábamos cerca de Huamanga, observamos como grupos de adolescentes hablan quechuañol, una mezcla de quechua y español. Me parecía bien interesante, porque para nosotros la película era el conflicto entre modernidad y tradición. Los personajes segundarios y extras, todos hablan quechua. Por otro lado, la actriz Magali Solier me empujó a hacerla en quechua. Fue difícil, pero fue la mejor decisión.
La película aborda también temas más universales como la filiación, la herencia, la masculinidad y los secretos de familia. ¿Cuál era lo más importante para usted?
Había dos fuerzas que nos movían: la primera es el tema de la relación compleja con una madre, un padre una pareja, y el manejo del conflicto para salir de esta relación y la dependencia. El otro ingrediente que me parece interesante y que me movía personalmente es que cuando uno crece idealiza y asume que sus padres son de una manera y después se dan cuenta que no.
¿Cómo se constituyó el elenco?
Primero empezamos con el niño, Junior Bejar Roca, el personaje de Segundo. Hicimos un casting de 700 chicos en Ayacucho. Fue largo, pero si no teníamos este personaje, no teníamos película. Fuimos a todos los colegios, los centros culturales, hasta que finalmente el equipo encontró a Junior Bejar Roca y nos dimos cuenta que él era. Los criterios eran, primero, la habilidad para concentrarse, ¡ahí te sacas al 70 por ciento de los adolescentes! El segundo criterio es la disciplina sea en el arte o en los deportes, hay un montón de escenas a las que uno tiene que acudir, uno se tiene que levantar temprano… Y Junior probablemente es uno de los mejores futbolistas de Ayacucho entonces se entrena todas las mañanas, está acostumbrado a este tipo de estructuras. Y el tercer criterio -y el más bonito- era encontrar a alguien que no iba a juzgar a su personaje y reencarnarlo con todo su corazón. La primera vez que leímos el guion con Junior, él dijo “entiendo, es la historia sobre el amor de un papá y un hijo”, y nunca juzgó la historia. Es algo que estábamos buscando de esta persona que iba a encarnar a segundo. En el caso de Amiel Cayo, que hace el papel del padre, es un actor muy reconocido, que viene del teatro y ha hecho varias películas, es uno de los mejores actores que conozco. Su generosidad para generar un espacio de confianza con Junior fue clave para esta película. Antes de empezar a ensayar se fue a vivir con nosotros, para jugar fútbol con Junior, para recogerlo al colegio, y ahí se desarrolló toda la relación amistosa que cuando tú lo ves en la película parecen papá e hijo. Y Magaly Solier es por supuesto una actriz reconocida que ha hecho una veintena de películas, como ‘La Teta asustada’ que ganó el Oso de Berlín y fue descubierta en Ayacucho con la película ‘Madeinusa’ de Claudia Llosa.
Hasta ahora, el largometraje del cineasta Alvaro Delgado-Aparicio solo se presentó en festivales como en el Festival de cine de Berlin donde se llevó un premio Teddy Award que galardona las películas con temática LGBT.
Retablo se estrenará en mayo 2019 en Perú , anunció a RFI el director de la película Álvaro Delgado-Aparicio , quien trabaja actualmente en otro proyecto cinematográfico: la exploración de las relaciones de familia entre una madre y su hija en la zona de Amazonía peruana.