“La Secretaría de Relaciones Exteriores envió hoy una nota diplomática a la Embajada de Estados Unidos sobre el incidente ocurrido el 1 de enero en la zona fronteriza” que divide la mexicana Tijuana de la estadounidense San Diego, indica un comunicado enviado el jueves por la cancillería a Washington.
Se “solicitó que se realice una investigación exhaustiva de los hechos ocurridos ese día, así como de los del pasado 25 de noviembre en esa misma zona”, añade el parte sin dar detalles de los eventos.
La solicitud de investigación muestra que los mexicanos están preocupados por el uso de la fuerza por parte de los agentes de la patrulla fronteriza de los Estados Unidos. Esta práctica parece repetirse cada vez que los migrantes intentan cruzar la frontera entre México y Estados Unidos en grandes cantidades.
El mismo escenario se repitió en la madrugada del 1 de enero, cuando 150 migrantes, entre ellos niños, intentaron de nuevo introducirse de contrabando en Estados Unidos.
Esta práctica estadounidense conmociona a las autoridades mexicanas porque va en contra de la política migratoria del presidente López Obrador. México está comprometido a salvaguardar los derechos humanos y la seguridad de todos los migrantes que transitan o se establecen en su territorio.
Hasta Tijuana llegaron cerca de 7.000 migrantes, en su mayoría hondureños, con la esperanza de cruzar a Estados Unidos y pedir refugio o asilo alegando que escapan de la violencia y la extrema pobreza en sus países.
Hoy quedan unos 1.500 tras dispersarse o pedir el regreso voluntario a su país.
El presidente estadounidense Donald Trump, que acusa a los centroamericanos de protagonizar una “invasión” y envió miles de soldados a su frontera sur, reiteró recientemente su amenaza de cerrar la frontera.