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Guillermo Holzmann: “El principal adversario de Maduro es Estados Unidos, no Guaidó”

En entrevista con nuestro medio, el cientista político manifestó que en caso de que la oposición venezolana lograra derrocar al presidente Nicolás Maduro, un próximo gobierno mantendría la lógica de los países de la región que siguen "un modelo pro-globalización con una plataforma neoliberal”.

Tomás González F.

  Lunes 28 de enero 2019 19:40 hrs. 
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La compleja situación de Venezuela se acentúa una vez más tras los ultimátums de algunos países de Europa exigiendo a Nicolás Maduro elecciones en ocho días. Por su parte, el presidente de Venezuela se ha mostrado dispuesto al diálogo y prometió restablecer la paz. En la otra vereda, el diputado Juan Guaidó, tras haberse autoproclamado ‘presidente encargado’, continúa con sus maniobras con el fin de debilitar al Gobierno y generar una crisis que permita sacar del poder Nicolás Maduro.

Ante este escenario, son más interrogantes que certezas las que se tienen. Sin embargo, hasta el momento las Fuerzas Armadas han manifestado su apoyo al líder bolivariano, en desmedro del autodenominado ‘presidente encargado’. Este fin de semana, el mandatario Nicolás Maduro participó de ejercicios militares, como previa de los que se realizarán entre el lunes 10 y el viernes 15 de febrero, los que serán -según el Gobierno- los más grandes de la historia de Venezuela.

En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el cientista político Guillermo Holzmann, analizó la situación actual del país caribeño y los principales desafíos que se presentan para Venezuela.

Tras el ultimátum de la Unión Europea a Maduro para que convoque a ‘elecciones libres’ antes de ocho días, ¿cómo se ve el escenario para una salida pacífica?

“El escenario que hoy día tiene Nicolás Maduro es un escenario limitado y condicionado por la presión internacional, que ha sumado a la Unión Europea (UE) y que ha colocado condiciones bien complicadas en términos de la pronta realización de elecciones. Para los efectos del mensaje que manda la UE, deben ser convocadas idealmente por Maduro, ya que con eso estaría participando de una salida pacífica, negociada y democrática a la crisis político-social que actualmente vive este país”.

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Usted ha dicho que en Venezuela no existe una pugna entre izquierda y derecha. Sin embargo, vemos que la comunidad internacional se ha alineado con Maduro o Guaidó dependiendo de su tendencia. ¿Esto es solamente una coincidencia?

El Grupo de Lima, incluyendo a Bolsonaro y a los líderes que se denominan de derecha, son líderes que, en primer lugar, son pragmáticos y que están conectados en la globalización. Todos ellos están por subirse al carro de los modelos neoliberales que hoy están vigentes y que, liderados por el FMI, la OCDE, el G20 y otros organismos internacionales, todos concuerdan en lo mismo: se requiere fortalecer el mercado para lograr que el mercado funcione bien.

¿No es esta la descripción de la derecha neoliberal?

Hay una lógica en torno al neoliberalismo, pero no aquella tesis de los años ochenta en donde el mercado prevalecía por sobre cualquier otra situación social o estatal. Los líderes que hoy día aparecen respaldando la idea de reconocer a Guaidó, también están reconociendo que la única forma en que el sistema pueda funcionar, es con gobiernos que sean democráticos y que, efectivamente, tengan la capacidad económica de disminuir la desigualdad y, antes que eso, la pobreza.

En ese sentido, en el caso hipotético de que Nicolás Maduro fuera removido del poder y el autoproclamado Guaidó asumiera el cargo, ¿podría esperarse un modelo neoliberal para Venezuela?

“Sí, efectivamente. Es esa réplica neoliberal la que se basa particularmente en los equilibrios macroeconómicos, no en una ideología de derecha. Tal como sucede en China, que es un país liderado por un líder comunista y por el Partido Comunista, pero no tienen ningún problema en abrazar, manejar, gestionar y administrar el modelo neoliberal para poder insertarse en el mundo. Venezuela estaría siguiendo ese camino. Podemos ver a Vietnam también y podría dar otros ejemplos”.

“Es decir, generar un equilibrio que le permita mantener el gasto y preocuparse del tema social, pero a su vez también asegurar los ingresos y servicios del país. Eso significa seguir un elemento que hoy día está por primera vez alineado entre la ONU, el G20, el FMI, el Banco Mundial y otros organismos internacionales, y eso significa un modelo pro-globalización con una plataforma neoliberal”.

¿Existe una posibilidad de que el presidente Nicolás Maduro salga airoso de esta situación de crisis?

“Si uno ve la historia en América Latina, una salida airosa normalmente suele ser tomando un helicóptero en el Palacio de Gobierno, yendo a un aeropuerto y escapando a un país que los quiera acoger con su familia y sus colaboradores más cercanos”.

“El otro escenario es que la revolución bolivariana se defienda hasta el final, lo que implicaría un espiral de violencia que podría terminar en una guerra civil. Eso sería nefasto para toda América Latina, porque eso no sería de un par de días. Sería de varios meses y quizás más”.

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Pero en el caso de que existan elecciones, también estaría la posibilidad de que Maduro se imponga. ¿Que sucedería en ese caso con la presión internacional?

“Si vemos cómo se está manejando la política internacional en los últimos años, uno tiende a pensar de que Estados Unidos va a querer juzgarlo. De alguna manera va a querer someterlo a un juicio por lavado de dinero, narcotráfico u otras razones. En consecuencia, el principal adversario de Maduro para que se mantenga en la política venezolana -en términos concretos-, más allá de que se logre un acuerdo respecto a ello al interior de Venezuela, es Estados Unidos y no Guaidó”.

¿Es Nicolás Maduro el último caudillo del chavismo?

“De lo que dejó Chávez, él es el último caudillo. No se puede dejar de lado la posibilidad de que el chavismo  que acompañó al Comandante, pueda resurgir retomando sus ideas. Pero estaríamos hablando de un chavismo que no es el mismo que el original que planteó el propio Chávez, ni tampoco la interpretación a la que ha llegado Maduro”.

Entonces, sin Maduro, ¿cómo quedaría el chavismo?

“El chavismo queda descabezado y sometido a un proceso de replanteamiento, redefiniciones y búsqueda de los lineamientos esenciales ideológicos que permitan la convocatoria social lo suficientemente amplia como para que tenga el respaldo electoral necesario”.

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