Las autoridades temen que el lodazal mezclado con metales llegue en algún momento al río San Francisco, el segundo mayor de Brasil, de vital importancia para todo el nordeste y hogar de diversas especies de peces. El lodo ya se arrastró a lo largo de 200 km por río Paraopeba -afluente del San Francisco- en el que la Agencia Nacional del Agua (ANA) detectó una presencia elevada de metales, en niveles peligrosos para la salud.
Los habitantes que viven del río relatan haber visto peces muertos, flotando en la superficie. “La mayoría de nosotros somos gente de campo, ribereños, usamos el Paraopeba para alimentarnos. De él sacamos los peces, el agua para regar la huerta, y ya no podemos hacerlo”, dijo Leda de Oliveira a la AFP después de la tragedia.
Los últimos tests de la ANA muestran niveles preocupantes de hierro, magnesio y aluminio.Los niveles de plomo y mercurio, que se habían disparado inicialmente, volvieron a niveles normales, según la ANA, que midió apenas la calidad del agua, y no cómo los metales están siendo absorbidos por los sedimentos, los peces y el ecosistema en general.
Los efectos a largo plazo podrían tardar años en hacerse evidentes. “Ahora mismo hay muchas incógnitas: ¿cuán tóxicos son los residuos? ¿cuál es la movilidad de las toxinas? ¿Los desechos se desplazarán nuevamente? “Sólo cuando conozcamos esas respuestas sabremos hasta qué punto tendrán un impacto negativo”, afirmó a la AFP el experto en deslizamientos David Petley, profesor de la Universidad británica de Sheffield. Para contener la contaminación se necesitan acciones inmediatas, que son “muy caras, si tomadas adecuadamente”.
La rotura del dique de Brumadinho dejó una cifra de víctimas fatales muy superior a la de un catástrofe similar ocurrida hace tres años en Mariana (19 muertos), en la misma región, considerada como el peor desastre ambiental en la historia de Brasil, con efectos que duran hasta hoy. El dique de Mariana era propiedad de Samarco, una joint-venture de Vale y la anglo-australiana BHP.
Los desechos avanzaron 650 kilómetros por el Rio Doce, hasta alcanzar el Océano Atlántico. Ecosistemas enteros fueron devastados.