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Año XVI, 29 de marzo de 2024


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Monocultivos: el alimento predilecto de los incendios forestales, una vez más

Según especialistas del área, grandes extensiones de pino y eucalipto resecan los suelos y producen sustancias combustibles que incentivan el avance de las llamas. Si a esto sumamos el Decreto 701, el cambio climático, más temperaturas extremas, estamos ante un problema que seguirá sin solución y que pagan todos los años las comunidades y localidades aledañas.

Rodrigo Fuentes

  Miércoles 6 de febrero 2019 17:48 hrs. 
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La historia se repite. El fuego ha vuelto a adquirir un triste protagonismo en gran parte de la zona centro sur del país, registrando, en esta temporada, un ocho por ciento más de incendios forestales que en 2017 y 2018, según la Corporación Nacional Forestal (CONAF).

Si bien se habla del clima y la “regla de los 30”, en Chile existen otros elementos vinculados -y de origen humano- que fomentan estos eventos, como el crecimiento de la población, las plantaciones forestales y la falta de protección de los ecosistemas nativos.

Teniendo presente la magnitud que han alcanzado los incendios en la zona centro sur del país y sus dramáticas implicancias para el patrimonio humano y ambiental, no puede omitirse el análisis sobre la estrecha vinculación existente entre estos incendios y el modelo forestal vigente.

Con tres millones de hectáreas a lo largo del país, las plantaciones o monocultivos forestales exóticos dominan el paisaje de la zona afectada por los siniestros.

Para el profesor del Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables de la Universidad de Chile, Álvaro Gutiérrez, grandes paños de pino insigne y eucaliptos, sumado a las condiciones de sequedad que afecta a gran parte del territorio, dan las condiciones óptimas para que el fuego se expanda rápidamente por este tipo de plantaciones.

“Se trasforma en un paisaje muy homogéneo, no hay interrupciones en combustible, como lo son estas plantaciones forestales”.

Asimismo, recalcó las condiciones que se deben tener para evitar la expansión de los siniestros.

“Con una buena diversificación de paisaje, uno más diverso, en términos de las distintas condiciones de edad, las mezclas que se podrían hacer con bosque nativo, plantaciones, y además un buen resguardo, cortafuegos, y evitar fuentes de ignición como el tendido eléctrico o resguardar a las comunidades aledañas a las plantaciones, de manera de reducir el potencial, el efecto de las quemas que se pudieran hacer por parte de la gente”, afirmó.

El experto en ciencias ambientales y recursos naturales recalcó que por lo mismo se deben generar paisajes más resilientes, resistentes, a través de diversificación de especies, generando que los ecosistemas no se incineren completamente, sino que solo parcialmente.

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Para la coordinadora del área de campañas de Greenpeace en Chile, Estefanía González, lo que se está haciendo es todo lo contrario a lo recomendado. Eliminar el bosque nativo para dar paso a especies foráneas como son el pino y el eucalipto.

“Los bosques nativos que se caracterizan por tener mayor diversidad de especies se han ido reemplazando de manera creciente e intensiva en nuestro país por plantaciones exóticas que no tienen esta diversidad y que son más inflamables, como son las especies de pinos y eucaliptos. De esta manera, lo que sucede es que se genera una especie de receta perfecta para que se propaguen y se incrementen los incendios de este tipo”, subrayó.

Para la académica del Departamento de Ingeniería Forestal de la Universidad de Chile, Rose Marie Garay, no existe base científica para sostener que las plantaciones forestales tienen directa relación con los incendios.

“Pero tiene que ver no con una pausa irrestricta a todo evento, que tengamos que deshacernos de los monocultivos. Si hay una relación con un desecamiento del suelo, tampoco tiene que ver con el hecho de que sea monocultivo, sino que es por otra causa en realidad. Esos monocultivos se han desarrollad en suelos clase siete u ocho, en los cuales ya las posibilidades de desarrollo de otro tipo de cultivo ya no existían prácticamente, son suelo degradados”, argumentó.

El Decreto 701 fue dictado en 1974 por el dictador Augusto Pinochet e implementado por su yerno, el ingeniero forestal Julio Ponce Lerou. Desde entonces, hasta hoy se han plantado más de tres millones de hectáreas de pino y eucalipto.

Dicha norma estableció un subsidio en dinero para las plantaciones que cubría casi el cien por ciento de su costo; la eliminación de la tributación de los terrenos y de la producción forestal; el otorgamiento de créditos estatales en extraordinarias condiciones, y el no pago de aranceles de exportación.

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