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“Tan corto el amor y tan largo el olvido”: los romances del siglo XXI

Mientras que los chilenos, según Picodi.com, gastarán 45 mil pesos per cápita este 14 de febrero, la Coordinadora Feminista 8M llamó a manifestarse en “contra del amor romántico”, pero ¿representa realmente esta una de las peores formas de amor que existen? La sexóloga Magdalena Rivera aseguró que la forma en que se intenta venderlo, efectivamente, no representa un vínculo sano.

Eduardo Andrade

  Miércoles 13 de febrero 2019 18:34 hrs. 
Amor

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Es quizás el gran tema de todos tiempos. Según Spotify, la canción más reproducida en Chile en el último año se titula “El gil de tu ex”, obra de la banda nacional Santaferia. “Si estoy contigo, vuelvo a sentir que nada necesito”, versa en una estrofa; lo primero subordina a lo segundo, pero es amor a fin de cuentas, ¿o no? ¿Hasta qué punto lo podemos cuestionar?

Febrero es un buen mes para empezar a hacerlo y, por supuesto, algunas personas llevan la batuta. Para el 14 de febrero, por ejemplo -el día cumbre de los chocolates, las flores y, por supuesto, los preservativos- la Coordinadora Feminista 8M llamó a manifestarse en “contra del amor romántico”, mientras que el comercio esperará paciente su tajada de los 45 mil pesos per cápita que, según Picodi.com, gastarán los habitantes de Chile ese día.

Para la directora de la Escuela Transdisciplinaria de Sexualidad, Magdalena Rivera, los cuestionamientos han existido siempre. “Haz el amor y no la guerra”, proclamaba la comunidad hippie en el verano del 67 y, dos siglos antes, Mary Wollstonecraft objetaba la concepción del matrimonio en la sociedad inglesa.

Y es que, según Rivera, lo que conocemos como “amor romántico” no sería tan antiguo. “Los matrimonios eran por conveniencia o por temas sociales, incluso la manera tribal de estructurar familias hoy no tiene que ver con parejas”, señaló la sexóloga a este medio. Pero la diferencia real, a nivel de cuestionamientos, es la masividad que han adquirido las interrogantes desde hace algunos años.

El término “amor romántico” alarma a cualquiera porque increpa y polariza. ¿Pero de qué se trata esto realmente? Seguramente no de alistar agujas y tijeras para los globos y las flores que adornarán los parques y moteles, ni tampoco de recordar a la corriente de arte libertario que explosionó luego de la Revolución Francesa.

¿Se usa correctamente el término en la actualidad?, ¿representa una de las más nocivas formas de amar? Rivera lo explicó así:

“No sé si es de las peores, pero como lo venden, sí. Pienso en todas las películas antiguas de Disney y las películas románticas, este mito de que vas a encontrar a la persona perfecta, que uno es imperfecto, que le falta una mitad y que el otro te va a salvar, no es una manera de hacer un vínculo muy sano”.

La sexóloga, además, aseguró que el problema no está en la monogamia ni en las proyecciones futuras que la gente suele hacer con sus parejas, sino más bien de aceptar a ciegas la premisa de que “el amor todo lo puede” y soslayar con esto, incluso, situaciones de violencia. ¿Qué hacemos con el amor romántico, entonces?, ¿Lo podemos arrancar de cuajo y sobrevivir en el intento? “Podemos replantearlo”, agregó Rivera, “tener un propio proyecto de vida”.

“Es importante conocer lo que la pareja quiere, comunicar y negociar, porque las parejas muchas veces van a querer cosas distintas. Pero negociar lo negociable. Hay cosas que para uno no son negociables y es importante saberlas”, detalló la especialista.

Magdalena Rivera

Estar enamorado es…

Vayamos al génesis de un vínculo amoroso entre humanos. Conocemos a alguien, sube la dopamina misteriosamente en el cerebro, nos enamoramos y bordeamos el romanticismo. Este proceso es normal, según Rivera. “Bailamos sin culpa”, diría el trapero argentino Duki en un tema que comparte con el chileno DrefQuila. Pero los problemas podrían aparecer al intentar buscar “un final feliz” para la historia.

Para la especialista, esto significaría no entender al enamoramiento como lo que es en verdad, una etapa, y “nadie permanece enamorado para siempre”, sentenció convencida.

Daniela González, la cantautora chilena de 20 años bajo el nombre de Dulce y Agraz, lo viene cuestionando muchas veces, desde las stories de su Instagram hasta su último disco, Trino, lanzado en el 2018. La artista explicó que, hasta el momento, entiende al amor romántico como “una experiencia que uno espera tener al estar con alguien y que se ha distorsionando con el tiempo”.

Estas interrogantes, incluso, ocasionaron que González pensara en excluir a la canción Súbitamente -con 40 mil reproducciones hoy en YouTube– en el disco Trino porque, según aseguró, “ya no la representa”. “Me acostumbro al calor y, a la vez, me cubro la herida”, menciona una parte de la letra, porque, en medio del amor romántico, “creemos que la mejor versión de nosotros es estando con esa persona”, mencionó la cantante.

Dulce-y-agraz

Pero en una sociedad abrumadora en normas que parecen indicar “lo correcto”, de pronto ser inconsecuentes con las mismas parecería hundirnos más aún y flagelarnos también -según el viejo Dumbledore de Harry Potter- con “el agudo aguijón del amor”. Pasa así con los celos, por ejemplo, y con la idea del compromiso o la lealtad en este párrafo de la historia contemporánea.

Vamos por partes. Para Rivera, por ejemplo, los celos dependen primero de las inseguridades que tenemos las personas (sin excepción) y luego de la cultura en la que vivimos. La humanidad no está compuesta por seres celosos, pero Chile, por años de cultura, es así, afirmó la especialista. Celos y compromisos de exclusividad sexual que con suerte mantenemos y, por último, hasta normalizamos.

“El compromiso es fundamental y ser leal a la otra persona, cuidarla, preocuparse, mantener los acuerdos, son base para mantener un vínculo sano, ya sean vínculos monógamos, poliamorosos o relaciones libres. Esto implica también hacer acuerdos que no queremos o que no vamos a cumplir”, aseguró Rivera.

Pienso en tu mirá

“Me da miedo cuando sales sonriendo pa’ la calle, porque todos pueden ver los hoyuelitos que te salen”, entona la española Rosalía al inicio del tema “Pienso en tu mirá”, acompañado del video de un camión que parece condenado a estrellarse. Allí, además, a la gente se les abre una herida con sangre en el pecho y da igual si son niños, mujeres u hombres. Los celos no discriminan y nos alcanza a todos en lo más profundo. “Y si no te agarro fuerte, pienso que será mi culpa”, se cuestiona la artista de 25 años.

En el 2018, la Rolling Stone de Argentina eligió a su disco El mal querer como el mejor del año, un conglomerado de once temas que narran el curso de una relación tóxica. Ese mismo año, además, Netflix estrenó la serie americana You y la confusión que ha generado su personaje central -todos somos malos y buenos a la vez- a nivel mundial, nos hace comprobar hoy más que nunca la relevancia de estos cuestionamientos.

Daniela González, desde el lado artístico, opina que podría tratarse de un hartazgo de hacer y hablar siempre de lo mismo. En las canciones de su primer EP, por ejemplo, ella asegura haber sido lo más honesta posible, pero cercana casi siempre a ese amor romántico que hoy cuestiona, y por eso celebra la aparición de nuevas voces que ofrezcan formas más sanas de procesar las emociones.

“Ahora existen letras como las de Princesa Alba o niñas más traperas que terminan una relación y son capaces de decir ‘me da lo mismo, prefiero estar sola’ y así uno tiene otra vereda en la cual identificarse que no sea el cliché de ‘estoy tan sola sin ti’, ‘me siento mal y no puedo continuar mi vida“’, explicó González.

Además de Rosalía, González también rescata artistas que, alejados de la herencia latinoamericana de los 20 poemas de amor y una canción desesperada, lo están cuestionado todo. Denise Rosenthal por ejemplo, aseguró, o el mismo Bud Bunny, cuyo disco “X 100pre” incluye canciones en contra la violencia de género como el hit con casi 90 mil reproducciones en YouTube, “Solo de mí”.

Sin embargo, una arista que aún ha quedado relegada en muchas partes del mundo -incluido Chile- con respecto de esta materia, son las políticas públicas. Para este 14 de febrero, sin ir muy lejos, la alcaldesa de Maipú, Cathy Barriga, consternada por los problemas afectivos de la población (suicidios que aumentaron en un 90 por ciento, seis femicidios concretados y doce frustrados solo en el 2019), organizó una suerte de Tinder presencial en una plaza, en donde quinientos inscritos tendrán la posibilidad de cambiar su situación sentimental.

Pero “esos espacios ya existen”, recalcó Rivera. Y dado el éxito de Tinder o Grinder, las posibilidades son mejores. Para la especialista hay otras urgencias que se podrían prevenir con políticas educacionales -como las de Argentina, por ejemplo-. Así, se hace necesaria la implementación de un plan de educación que aborde la diversidad sexual y la responsabilidad afectiva fundamental para generar relaciones saludables. Por lo menos, mientras estas duren.

 

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