Con esta astucia, Donald Trump logrará acceder a unos ocho mil millones de dólares, dos mil millones más que los que el Congreso le negó el jueves, para continuar con la construcción de su muro en la frontera con México.
La decisión del presidente provocó la condena instantánea de los demócratas y algunos republicanos, quienes la calificaron como un abuso inconstitucional de su autoridad. El mandatario transformó así una álgida disputa política en una confrontación fundamental sobre la separación de poderes.
Según el politólogo Mark P. Jones, de la Rice University en Texas, “hay varias cosas que juegan en contra del decreto del presidente. La más importante es que el Congreso ya aprobó la legislación en este tema y ha señalado claramente que no está de acuerdo con que hay una emergencia”.
Además, “incluso si pensamos que es una emergencia, la legislación sobre emergencia de Estados Unidos no fue designada para este tipo de maniobra, fue hecha para cuando el Congreso no puede actuar, para que el presidente pueda proteger los intereses del país”, señala el analista.
Las últimas declaratorias de emergencia presidenciales en EE.UU. emanaron de los Bush. El padre lo hizo en 1990 en respuesta a la invasión de Irak a Kuwait en el marco de la guerra en el Golfo Pérsico. El hijo, en noviembre de 2001, tras los ataques terroristas de Al Qaeda.
En ambas ocasiones los mandatarios movieron dinero del Ejército para usarlo con fines militares. Ninguna de las dos acciones fue rechazada específicamente por el Congreso. En el caso de Trump, a diferencia de los Bush, el presidente está tomando medidas luego de no lograr persuadir a los legisladores.