Cerró el 2018 siendo incluida en la lista de los cantantes haitianos radicados en Chile más influyentes, de la radio Vibrazyon FM. Florence Alssaint, de 38 años, se ganó ese lugar por las interpretaciones que difunde en sus redes de temas de la música popular chilena -incluso de Mon Laferte- en espacios públicos y en donde más de un curioso suele grabarla con el teléfono.
Luego de trabajar en aseo, como nana y profesora particular, Florence dejó currículum en la municipalidad de Recoleta y, hace cuatro meses, fue llamada a trabajar como mediadora sociocultural en la Escuela Puerto Rico, un puesto poco discutido en los actuales debates educativos.
Sin embargo, recubierta con el nombre de Florie Haití, suele hacer mucho más que eso y su presencia es capaz de capturar miradas de todo tipo, en una sociedad que no acostumbra ver a mujeres de su edad llevar el cabello rapado y de rojo intenso, shorts, tacones altos, blusas fosforescentes que diseña ella misma y que, asegura, comunican algo.
Este 2019 se estrenará a nivel mundial la película chilena Perro Bomba, en donde ella actúa y canta por primera vez. Mientras espera esto con ansias, Florie conversó con Radio Universidad de Chile sobre el avance de su primer disco, para el que aún solicita auspicios, además del rol de la mujer negra en la sociedad de hoy y el racismo que, asegura, existe dentro de la propia sociedad haitiana.
La cultura afrodescendiente está ligada al góspel, al jazz. ¿Por qué es necesario continuar con este legado?
Del góspel al jazz hay un paso, no es tan parecido, pero dejó su influencia. Esa música nos recuerda a la esclavitud del pasado y así es como la siento yo, a mi familia, a mis padres, a mis antepasados. Me gusta mucho Aretha Franklin, por ejemplo, y también escucho música brasilera para entender más la bossa nova y el canto con guitarra.
Sueles interpretar temas de otros en redes, ¿por qué esa apuesta?
Me gusta que los chilenos y los otros extranjeros puedan conocer a los artistas haitianos. También me ha gustado interpretar la canción popular chilena, como “Gracias a la vida”, “Te recuerdo Amanda”, “Mira niñita”. Yo incluso quería trabajar un vídeo de “Gracias a la vida”, pero la Fundación Violeta Parra no aceptó que yo quisiera cantar una parte en español y otra en creole. Ahora intentamos con “Te recuerdo Amanda”, pero estamos esperando la respuesta.
En ese caso, ¿a quién recurriste?
Participé en la película Perro Bomba y, como agradecimiento, los directores me dijeron que me iban a ayudar con el vídeo. Es muy probable que salga ese vídeo y que sea en creole.
¿Cómo fue la experiencia de grabar para la película?
Juan Cáceres, el director de la película, me contactó por Facebook y me preguntó si quería participar. Lo más difícil fue que la grabación me tocó a las 12 de la noche, por el tiempo que no tenía. Aparezco cantando en una parte, cuando el haitiano recordaba a su país porque el jefe le había hecho algo malo. Él estaba en su cama llorando y yo interpretaba allí una canción de la artista haitiana Toto Bissainthe, que se llama “Papá loco”.
Perro Bomba es la primera vez en el cine nacional de ficción donde se muestra a la comunidad haitiana. ¿Cómo te ves representada en la televisión o en la publicidad?
No todos los medios están tocando bien ese tema. Por ejemplo, ahora hay problemas en mi país, pero de las cosas buenas que pasaron es difícil que hablen. Hablan de los haitianos que tienen hambre, problemas económicos, políticos, pero no de la cultura, y se tiene que hablar de los dos lados. Ha sido difícil que la cultura haitiana se reconozca en Chile, aun teniendo grandes artistas. Emeline Michel, por ejemplo, vino a Chile hace poco; Wyclef es otro, aunque canta en inglés y no es lo mismo.
¿Cómo ha sido tu contacto con la música popular chilena?
La primera vez que escuché “Gracias a la vida”, me enamoré. Yo estaba revalidando mis estudios en la escuela y tenía que hacer una tarea, era hacer una tarea o cantar. La profesora me dijo que tenía que cantar una canción popular chilena y me dio opciones. Yo elegí “Gracias a la vida”, porque Violeta Parra habla de mi vida como migrante. Tengo hijos que dejé en Haití y la vida de Violeta Parra fue parte de eso también, ella tenía que dejar hijos en Chile para para cantar en otro país. Por eso me siento en su lugar.
Tanto Violeta Parra como Víctor Jara usaron sus temas para mostrar su dolor, pero también para denunciar. En tu caso, ¿te sientes una voz que quiere denunciar algo?
Sí. Aunque no me pasó lo que a los otros haitianos, porque hablo español o conozco cosas que otros no, también son mis compatriotas y si le haces algo a un haitiano, es como si fuera a mí. Entonces tengo que hablar para decir basta, porque el haitiano que no habla español no podrá decirlo, aunque le duela.
¿Qué tan igual te sientes a la comunidad en la que vives hoy?
Me pasaron algunas cosas, pero me siento igual. Las cosas pasan cada día, en los metros, los buses. Las personas te miran mal. Si estás en un micro y no hay un lugar vacío para una persona, a ti que eres migrante te dicen “dame la silla” o te miran de una manera que sientes que no estás en tu lugar. No puedo decir que no me duele, pero ya no tengo miedo de eso.
Con respecto al diseño, ¿sigues practicándolo?
Me gusta la moda, la ropa africana y el uso de los colores. Esa diferencia se nota bastante con la vestimenta de los chilenos, que usan siempre colores más apagados. A la mujer chilena le gusta mi ropa, aunque todavía no la vendo, pero la preparo cuando voy a cantar. Ahora empecé a fabricar ropa para un grupo de mujeres haitianas que se llaman Caribbean’s Queens. Ellas son un grupo de mujeres emprendedoras que organizan eventos y trabajan con otras emprendedoras para temas de publicidad. Yo les diseño la ropa para sus eventos.
Ese nombre, Caribbean’s Queens, tiene mucha fuerza…
Sí, la mujer negra tiene ese poder, no para hacer el mal, sino para enfrentar al machismo, a las personas que te dicen que solo tienes que estar en casa y cuidar a los hijos. La mujer haitiana es criada así, somos criadas para servir a los hombres. Aunque las cosas están cambiando en Haití, no tanto como acá.
Así como consideras machista a tu sociedad haitiana, ¿dirías que también hay racismo dentro?
No es un problema de los haitianos, involucra a todos los afrodescendientes. Te dicen que tú eres más negra y ella un poco más clara. En creole lo llamamos “grimel”, que es como mulata. Eso también es racismo. Ahora, por el lado de Chile, hay chilenos que se han ido a vivir a Estados Unidos, Canadá o Francia y les ha pasado lo mismo. Los haitianos están hace no más de diez años aquí y no pueden haber cambiado todo.